Los rotos 

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Hoy quiero hablar de un momento por el que sólo algunos hemos pasado y ojalá se mantenga en mínimo, esas tragedias o accidentes que quedan grabados en la memoria por sus fuerte reacciones.

Más específico, quiero hablar de una emoción en particular. Una reacción involuntaria e indescriptible que se percibe cuando a tu alrededor entra en estado de desorden, una emoción que pocos reconocen con orgullo, una sensación tan satisfactoria como peligrosa.

Producto de ver algo hacerse cenizas, observarlo caer y hacerse pedazos, es adrenalina pura, intensa y nociva, imparable y rotunda. Contemplar el caos y la devastación, un pantalla de simientos destruidos y pilares desaparecidos.

Algunos la reconocerán y otros se harán los desentendidos, pero algo es seguro, mis palabras serán una respuesta para el receptor, en él que detonará su recuerdo de la emoción que quiero evocar. Provocará vergüenza o culpa, talvez. Pero quiero hablar de esto, quizás para mermar este síntoma. Mi método patentado de expiación.

¿De quienes hablo? ¿Cómo llamo a este subgrupo de renegados, de espectadores complacidos?

Los llamo: los rotos, los quebrados, los dañados, y no me refiero a heridas físicas, sino a daños ocultos debajo de la piel, desgarraduras en el alma.

Y no es por maldad, sadismo, o por tener una moral cuestionable, sino porque es un descanso para el espíritu, un momento de calma entre tanta tempestad.

Después de todo, no eres el único roto.

¿Lo has sentido? ¿Has estado tan roto que al suceder una tragedia, te has sentido por un mínimo instante bien?

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Lady
1 año atrás

Hermoso texto 💖

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