Las Filipinas, la puerta de entrada al comercio asiático.


Como sabemos, el impulso principal que tuvo la aventura expansionista española mas allá de los mares fue el de establecer el contacto directo con los reinos de la India y China para poder comerciar sin afectar los derechos ganados por los portugueses de la ruta que bordea Africa, sin contar que se les atravesaría un inmenso continente en su ruta. Tres décadas después de entender que las tierras a las que habían llegado no era Asia, llega la expedición de Fernando de Magallanes quien borde al continente por el sur de la Tierra de Fuego para recorrer el inmenso Océano Pacifico hasta poder atracar en un archipiélago que distaba mucho de la suntuosidad descrita por los testimonios de los viajeros, pero cuya cercanía lo era todo para cumplir con el objetivo original.
El archipiélago de las Filipinas al momento de la llegada de los españoles estaba poblado en buena parte por tribus austronesias que mantenían un modo de vida aldeano, pero gracias a la recién establecida dinámica comercial por parte de los chinos es que se convierte en parte de la ruta de paso de las embarcaciones tanto de China y sobre todo de los nacientes sultanatos musulmanes quienes iban ganando fuerza en la península malaya y en las islas de Sumatra, Java y Borneo. Unos años antes, los portugueses ya habían llegado a la India y China logrando establecer factorías para poder comerciar, sirviéndoles de apoyo para la exploración del archipiélago indonesio, dando con las islas Molucas donde se producían las especias, el motor del comercio europeo.
El archipiélago al ser recientemente integrado a la ruta comercial asiática pasaba por un periodo donde se establecían los primeros estados influenciados por los comerciantes musulmanes, por lo que experimentaban un proceso de islamización y cuyo poder se basaba en las crecientes relaciones que mantenían con los comerciantes chinos. Fue este el contexto encontrado por la expedición de conquista por parte de Miguel López de Legazpi, quien partió de la Barra de Navidad en Jalisco en 1564 y llegando a las islas al siguiente año, teniendo como base los conflictos entre las tribus y sultanatos para entrar como aliados para lograr un punto de apoyo para establecer un punto de base, fundando las ciudades de Cebú y Manila.
Junto con él fue acompañado por el fraile agustino Andrés de Urdaneta, quien gracias a sus extensos conocimientos marítimos logra hacer llegar la expedición española y sobre todo encuentra la ruta del “tornaviaje”, la cual reducía los tiempos al momento de regresar de las Filipinas y es el fraile quien determina que por sus características geográficas seria Acapulco el puerto de entrada y salida hacia el archipiélago. Para evadir posibles reclamaciones portuguesas, el propio Urdaneta llega a recomendar que el establecimiento español se hiciera en Nueva Guinea y no en Filipinas, sosteniendo que la isla no era conocida por los lusitanos y era descubrimiento español, consejo que fue tomado en cuenta por Luis de Velasco, pero el virrey muere antes de cumplirse su disposición y el Ayuntamiento de México mantiene la ruta directa a las Filipinas gracias a la cercanía con China (aunque se cree que Urdaneta fue engañado por el virrey para ir a Nueva Guinea y en el transcurso del viaje se cambia a las Filipinas).
Gracias a las rutas comerciales existentes es que Manila logra tener el éxito esperado al ser el punto de interés por parte de los chinos, sobre todo porque los españoles traían consigo un elemento de importancia para el comercio mundial, la plata, la cual valía más que el oro para los chinos e hizo que la Dinastía Ming aboliese las restricciones comerciales para permitir a los juncos el comercio con los españoles, convirtiendo a China en el principal intermediario de la plata novohispana con el resto del mundo. Esto no impidió que las ambiciones españolas se trasladasen hacia China, confiando de alguna manera encontrar las mismas facilidades del contexto americano veían muy plausible la conquista del imperio celeste, así también los religiosos deseaban con toda su fe lograr embarcarse hacia China para empezar el proceso de evangelización y así cumplir con la misión redentora.
Hubo un serio debate sobre la orientación de la expansión española en Asia, esto provoca la disputa por la capitalidad entre Cebú y Manila, siendo la primera opción la adecuada para la expansión sobre las Molucas y el archipiélago indonesio, mientras Manila representaba el mantener las pretensiones sobre una futura conquista hacia China. Pero lo dura que estaba resultando el proceso de pacificación y de conquista del archipiélago hizo que decidieran por la opción china como la más viable a largo plazo, ya que de la primera opción la única opción redituable era las Molucas. Es así que el control de las Filipinas se basaba en ser usada como una plataforma para iniciar la conquista hacia China, ya que el archipiélago no tenía recursos de importancia para los españoles, por lo que solo sirvió para consolidar sus lazos comerciales con ella y sacarían grandes réditos, pero los diferentes conflictos que enfrentaron en Europa hicieron imposible toda posibilidad de expansión sobre Asia.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.
Federico Flores Pérez.
Bibliografía: José Antonio Cervera ¿Las Molucas o China? Filipinas y los planes de expansión hispana en Asia Oriental desde la Nueva España en el siglo XVI, del libro A 500 años del hallazgo del Pacifico. La presencia novohispana en el Mar del Sur.
Imagen: Anónimo. Arcón con mapa de Manila, siglo XVII


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