El legado de Megan Rapinoe

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Este texto es una versión extendida de uno que forma parte de la dinámica #12mujeres12meses, en la que se celebra en cada mes a las mujeres más destacadas, aunque infravaloradas, de la sociedad. Puedes ver la dinámica desde los destacados de mi LinkedIn.

Megan Rapinoe (1985—) es una futbolista profesional estadounidense, lateral en la National Women’s Soccer League (NWSL) y en la selección nacional de dicho país. Una de las deportistas más respetadas del siglo, quien junto a Alex Morgan ha sido de las responsables del reputado estatus de la selección norteamericana: Ganaron el mundial femenino consecutivamente en 2019 y 2017, y empataron con Japón en la final del 2011, aunque perdieron por penalties.

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Activismo sin disculpas

Ella es la tercera futbolista mejor pagada del mundo, con un salario aproximado de $447,000 USD, que como evidencia BBC Mundo, es menos de un cuarto de lo recibe Kylian Mbappé a la semana, el futbolista masculino mejor pagado del momento —y sin contar las ganancias por publicidad—.

Por tal desigualdad (mostrada en múltiples formas, no sólo así) e injusticias similares, es que Rapinoe posee un distinguido lado activista, aprovechando su influencia en búsqueda de una mayor equidad e inclusión en el deporte femenino; mostrándose no sólo como una defensora de los derechos de la mujer, sino como aliada de la población racializada y sobre todo, una voz indiscutible del colectivo LGBTQ+.

Abiertamente lesbiana desde 2012, Rapinoe, Morgan y otras cuatro jugadoras, ganaron una histórica demanda a la Federación de Fútbol de los Estados Unidos en 2022, un paso clave para combatir la desigualdad estructural del fútbol ya que garantiza la equidad salarial local.

Con la creciente ola de políticas anti-trans, Rapinoe ha enfatizado su apoyo a la comunidad trans e insiste en que es falaz y perverso segregar a las deportistas trans. Si dependiera de ella, las futbolistas trans jugarían sin lío.

En sus propias palabras: 

“Es muy frustrante cuando (los transfóbicos) usan los deportes femeninos como armas: ¿Desde cuándo les importa la equidad? ¿Ahora les interesan los deportes femeninos? Eso es una absoluta estupidez. Muéstrame las jugadoras que se aprovechan de ser trans. Simplemente no existen”.

Una humillación para Trump

Es la primera atleta blanca arrodillarse durante el himno nacional, en sororidad con el ex mariscal de campo de fútbol americano Colin Kaepernick, quien fue expulsado tras realizar lo mismo como protesta ante la brutalidad policial y el racismo.

En 2019 afirmó que, de ganar la copa del mundo, “no iría a la maldita casa blanca“. En respuesta, Trump tuiteó “GANA primero antes de HABLAR“, ganándose un instantáneo desprecio de los conservadores, quienes insistieron en no ver ningún partido.

Pero la época más memorable e icónica de Rapinoe fue, precisamente, en ese pasado mundial francés de 2019, el más visto hasta esa fecha. Estados Unidos derrotó a las favoritas Inglaterra, Países Bajos y Francia. Se dio una de las más grandes humillaciones de la historia de los mundiales: 13 a 0 con Tailandia. El implacable juego —«creativo y alegre» en palabras del TIME— de Rapinoe hizo historia e incluso ganó el Balón de Oro. Biden le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad en 2022, la primera futbolista en obtener tal mérito.

Junto a Morgan y compañía se demostró ante el mundo el titánico poderío del fútbol femenino, lo que ha sido no sólo una victoria para ellas, sino una simbólica victoria para el deporte femenino internacional en general.

En el cuarto y último mundial de Rapinoe (con 38 años) que acaba de terminar, jugó poco y participó más como una asesora para las futbolistas jóvenes. Su selección fue eliminada tras perder ante Suecia en penaltis y así, Rapinoe se retira no sólo de los mundiales sino de la NWSL.

Es una nueva era para una de las jugadoras e iconos culturales más míticos e influyentes de la actualidad, de las futbolistas que marcarán a una nueva generación de mujeres cis y trans. Sin figuras como ella, es difícil imaginar la creciente popularidad del deporte femenino.

“El progreso no se puede detener. No importa cuánto lo intentes. De la nada, esta maldita lesbiana con cabello violeta va a entrar y decir: jódete“. 

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