Cambio Climático: Nuestro planeta necesita sanar




La humanidad vive un momento histórico de riqueza, avance y poder, pero también de gran desafío medioambiental: El cambio climático.
El abrupto daño ambiental sobrepasa las perspectivas existentes, la actividad humana ha aumentado la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, como el dióxido de carbono, el metano y el ozono, lo que provoca un calentamiento global en el planeta, este aumento de temperatura tiene graves consecuencias para el medio ambiente y la humanidad.
El cambio climático es un problema grave que afecta nuestra salud y medio ambiente. No podemos ignorarlo, ni tratarlo como un tema repetitivo del que todos hablan lo mismo y nadie busca o concreta soluciones, al contrario. En mi país, la ola de calor que estamos sufriendo es una consecuencia de este fenómeno global. Los adultos mayores son especialmente vulnerables a las altas temperaturas y necesitan cuidados especiales.
Cambio Climático
Es el fenómeno que describe las variaciones duraderas y globales del clima terrestre, causadas principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana, que han alterado el equilibrio de la naturaleza, produciendo riesgos para los seres humanos y la biodiversidad del planeta.
Cambio climático y la industrialización
La industrialización de la humanidad entre los años 1820 y 1840, basada en el uso de combustibles fósiles, incrementó las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2) y óxido nitroso (N2O), que alteran el clima al atrapar el calor cerca de la superficie terrestre.
La sociedad industrial moderna, que hemos desarrollado en los últimos 150 años es inherentemente destructiva y se ha convertido en una amenaza para el planeta. Cada vez que mejoramos nuestro bienestar, dañamos la naturaleza: La comida que producimos con fertilizantes y pesticidas, el transporte que usamos con combustibles fósiles, la vestimenta que fabricamos con materiales sintéticos, los aparatos que consumen energía y recursos y el clima artificial que creamos con equipos de aire acondicionado tienen un costo ecológico.
Son diversos los factores que contribuyen aumentar el cambio climático, pero algunos son más ignorados que otros, por ejemplo:
* Los vertederos de basura emiten gases nocivos por las filtraciones que ocurren en ellos, estos gases tienen el mismo efecto que las emisiones de los aviones
* El CO2 que se produce en los hogares y al fabricar un auto genera tantas emisiones como construir dos metros de carretera.
* Cambiar a un auto eléctrico es una buena idea, pero no es suficiente si no cambiamos también la forma de construir las carreteras.
No basta con arreglar o corregir una pequeña parte del sistema industrial, el cual es muy complejo y multifacético y no se puede resolver el problema del cambio climático con una sola acción. Cada componente del sistema tiene su propio impacto y requiere una estrategia específica para mitigarlo. Aunque tenemos el conocimiento de lo que hay que hacer en algunas áreas, eso no implica que tengamos el poder y la capacidad de llevarlo a cabo.
Los países desarrollados son los principales causantes del calentamiento global, ya que emiten el 85% de los gases de efecto invernadero (GEI) que retienen el calor en la atmósfera. Existe una evidente conexión entre la prosperidad de una nación y sus emisiones de carbono, es decir, cuanto más ricos son, más contaminan.


Sin embargo, los países más pobres y más cálidos son los que sufren las peores consecuencias del cambio climático, como sequías, inundaciones y hambrunas. No basta con que los países ricos reduzcan sus emisiones y cambien sus estilos de vida, sino que se necesita una acción global y coordinada para frenar el calentamiento global y sus efectos devastadores.
Un hecho preocupante es que las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía alcanzaron los 36.300 millones de toneladas en el año 2021, su nivel más alto de la historia, según un análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El carbón fue el principal responsable de este aumento, ya que representó más del 40 % del crecimiento global de las emisiones.
Por otro lado, es cierto que los países con rentas bajas y medias, que representan el 63 % de las emisiones globales de CO2 , tienen el derecho a mejorar su calidad de vida y reducir la pobreza. Pero también, existen alternativas más limpias y eficientes que el carbón para generar energía y desarrollo. No se trata de pedir a los países en desarrollo que sigan siendo pobres, sino de apoyarlos para que adopten un modelo energético más bajo en carbono, que beneficie tanto al medio ambiente, como a su propia seguridad y prosperidad.
Cambio climático y la producción de alimentos
La producción de alimentos representa una fuente considerable de contaminación, contribuyendo significativamente con el cambio climático debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que genera. A pesar de los avances tecnológicos, no se ha logrado cultivar alimentos sin usar fertilizantes, lo que implica que no hay comida con cero emisiones. Por ejemplo, el arroz libera tanto metano al año como todo el tráfico aéreo mundial. Además, también la producción de los alimentos de origen animal son responsables del 57% de las emisiones de GEI.
La carne ha cambiado su papel en la alimentación humana a lo largo de la historia. Antes, era un complemento ocasional de una dieta basada en vegetales; ahora, es un producto masivo que se consume con frecuencia en los países ricos y que representa un lujo y un prestigio en los países pobres.
La relación entre el consumo de carne y el cambio climático es compleja y no se puede simplificar en una sola frase. Si bien es cierto que reducir la ingesta de carne puede tener beneficios para la salud y el medio ambiente, también hay que tener en cuenta otros factores como el origen, la producción y el desperdicio de los alimentos.
Según el panel de expertos de la ONU sobre el clima, es necesario cambiar la producción de alimentos para hacerla más sostenible y resiliente, proteger los suelos y bosques que almacenan carbono, por lo tanto, no se trata de hacer desaparecer la carne de nuestra dieta, sino de consumirla con moderación y responsabilidad.
Cambio climático y la tecnología
Con tecnología de vanguardia, se creó una infraestructura aspiradora de CO2 que lo captura directamente del aire y lo almacena bajo tierra para luego transformarlo en productos como aislantes o material para empaquetado. Este proyecto innovador busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a la mitigación del cambio climático.
Capturar y almacenar el dióxido de carbono de la atmósfera es una tarea muy costosa y compleja. Según algunos cálculos, costaría unos diez billones de dólares al año, lo que representa la mitad del PIB de los Estados Unidos.
El dinero debería de proceder de donativos de diversas instituciones o empresa privada, pero ahora mismo nadie lo ofrece, por lo tanto, asumir estos costos en industrias como la del carbón, doblaría el valor de sus productos, de modo que ciertos sectores que operan con márgenes muy limitados terminarían en bancarrota. Lo lógico sería que el Estado realice inversiones en esta tecnología, pero aún hay muchos recursos estatales comprometidos.
Mientras el mundo busca soluciones para reducir las emisiones de CO2 y reducir el cambio climático, la tecnología de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS) se presenta como una opción prometedora.


La CCUS consiste en capturar el CO2 de fuentes como centrales eléctricas o industrias y almacenarlo en formaciones geológicas o reutilizarlo para fines productivos. Algunos ejemplos de uso del CO2 son la recuperación mejorada de petróleo, la producción de combustibles sintéticos o la fabricación de carbonatos para la construcción.
La CCUS puede contribuir a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar y a la creación de una economía circular (de ello hable en mi articulo mundo sostenible). Sin embargo, también enfrenta desafíos técnicos, económicos y sociales que requieren una mayor inversión, innovación y cooperación.
La sostenibilidad ambiental, es un desafío urgente para todos los sistemas políticos del mundo. No basta con que algunos países adopten medidas para reducir su impacto ecológico, sino que se necesita una acción global y coordinada. El tiempo se acaba y no podemos permitirnos seguir experimentando con soluciones parciales o insuficientes. Debemos actuar ahora para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y para revertir el aumento de CO2 en la atmósfera.
Conclusión


El cambio climático es una lamentable realidad que se manifiesta en todo el planeta a través de diversos fenómenos como el incremento de las temperaturas, la elevación de nivel del mar, la pérdida de hielo en el Ártico o la frecuencia de los eventos extremos.
La industria moderna necesita una transformación profunda, no basta con enfocarse en algunos aspectos claves, sino que se necesita una visión integral que incluya todos los factores que influyen en el medio ambiente.
El sector industrial puede alinear su rentabilidad con la reducción de las emisiones de CO2 al máximo posible.
La situación climática actual requiere de una acción urgente y coordinada por parte de los líderes mundiales. Es necesario modificar las leyes para favorecer las inversiones y el desarrollo de tecnologías bajas en carbono que permitan innovar en sectores clave para la sostenibilidad.
Sin embargo, no podemos confiar solo en esta vía para frenar el cambio climático, pues muchas de estas tecnologías aún están en fase experimental y necesitan más tiempo, inversión e investigación. Por eso, debemos ser conscientes de la realidad y actuar en consecuencia dentro de nuestras posibilidades, con nuestro comportamiento y acciones cotidianas.
Podemos adoptar hábitos más ecológicos, como usar más la bicicleta o instalar paneles solares en nuestros hogares. No se trata de creer que podemos solucionar el problema por nosotros mismos, sino de contribuir con nuestro pequeño grano de arena al cambio sistémico que se necesita.