Un reino en restauración


Hace mucho tiempo, en el magnífico reino de Amoria, vivía la preciosa reina Cheryl junto con el próximo rey, Alex, de quién se decía era uno de los pocos hombres perfectos y leales del reino Infidelia. La joven pareja era encantadora, su amor era evidente para todos los habitantes, quienes siempre disfrutaban viendo sus lindas muestras de amor, les resultaba gratificante, porque mientras más amor mostraban, más se desarrollaba el reino, algo que no veían desde mucho, porque el invierno o los tiempos fríos abandonaban el lugar escasamente y cuando lo hacían, la dragona que intimidaba al reino de Cheryl y al de su hermano, opacaba los tiempos cálidos y soleados, claro hasta antes de la llegada de Alex.
Cheryl y su hermano desde muy jóvenes tuvieron que hacerse cargo de los reino Amoria y Fortalma, ambos con pocos habitantes, sin castillos, pocas casas y pobreza, todo por encargo de sus padres que no podían proteger y brindar toda la prosperidad a esos reinos, tenían en sus planes otras prioridades, con el paso del tiempo cada monarca hizo lo que estuvo en su poder, construyeron castillos, adornaron y empedraron calles, fortalecieron la guardia, armaron cortes y más, esto promovió la llegada de más habitantes y que los reinos crecieran según sus experiencias, conocimientos y mandatos, pero un día, una dragona apareció, intimidó a los habitantes de los dos reinos con su gran tamaño y enjauló a cada monarca en su respectivo castillo.
Cheryl, ocasionalmente, escapaba del cautiverio aprovechando la oscuridad y visitaba reinos lejanos, trataba de no visitar cercanos, ni siquiera el de su hermano por temor a que la dragona sospechara, peor aún, que la descubriera, aun así siempre regresaba por miedo a que la dragona en ira por su huida destruyera todo, para su buena suerte y por la oscuridad que la dragona traía consigo, nunca se dio cuenta de sus innumerables escapes, ni tampoco que en ocasiones el castillo quedaba en ruinas, porque en algunos casos, los supuestos aliados y protectores que Cheryl llevaba de reinos vecinos para derrotarla, solo eran mortales enemigos.
Cheryl tenía su reino bastante protegido, por esa razón lo único que siempre terminaba destruido era el castillo, el resto del reino y ella estaban a salvo, eso era lo importante. Cada castillo destruido poco a poco se reconstruyó, por eso cuando llegaban días más luminosos y cálidos que ni la dragona podía opacar, el castillo estaba de nuevo en pie y la reina cautiva, libre de cualquier sospecha. Aunque, en cierta ocasión, Cheryl cansada de todo, de sus fallos en encontrar un aliado, del cautiverio, de la dragona, de sus malas experiencias, de los tiempos fríos y de la devastación de los habitantes de su reino, no quiso viajar tan lejos, así que se adentró en Infidelia, un reino cercano.
A su majestad ya no le importaba ser descubierta, al fin y al cabo su reino no estaba bien desde que la dragona apareció, sus luchas no eran lo suficientemente fuertes para derrotarla, necesitaba aliados poderosos, pero todos le daban la espalda o traicionaban, pensativa caminó por las calles de Infidelia, llegó al castillo del rey Alex, pero se dio media vuelta para ir al pueblo, ya no buscaba un aliado, solo estaba de visita, ingreso a calles muy concurridas y alegres, eso le animó un poco, absorta por la algarabía chocó con alguien, era Alex, quién sonrió y saludó a la reina de forma amigable, Cheryl regresó el saludo un tanto nerviosa y tímida.
La reina paso ahí unos meses, la compañía de Alex le hacía olvidar todo y en ese transcurso del tiempo ambos se enamoraron, pero el rey no quería que ella olvidará, deseaba ansioso conocer el reino de su amada, así que propuso visitarlo. Cheryl nunca mintió sobre las condiciones precarias de su reino, así que Alex sabía lo que le esperaba en ese viaje, el día que partieron hubo ciertos percances con el horario de embarcación, pero todo el viaje resultó agradable y divertido junto a Alex, finalmente arribaron en Amoria que estaba consumido por la oscuridad.
Cheryl estaba bastante asustada de lo que pudiese pasar, Alex por su parte era sobremanera optimista, demasiado para su gusto, aunque pronto comprendió las razones de su entusiasmo, en cuando el rey puso uno de sus pies en el suelo de Amoria y entregó una mirada sonriente al cielo oscuro este se despejó y apareció un sol muy brillante, algo que ella sólo consiguió en escasas ocasiones, era el paisaje hermoso que no veía desde hace mucho. Así continuó con sonrisas, palabras y energía por aquí y por allá, que incluso la dragona se alejó del reino sin preguntar nada, lo que trajo más días luminosos. Indudablemente Alex tenía una gran habilidad hechizando y parecía ser un favorito del sol por todo lo ocurrido en tan pocas horas.
Gracias a las buenas temporadas que Alex trajo al reino, este fue más alegre, brillante y próspero, de hecho, todos estaban fascinados con él, no solo por el amor a su reina y por los buenos tiempos, sino también por liberar a su soberana del cautiverio, por quitar ese obstáculo para el reino de Amoria y que así la verdadera reina se encargará de todos los aspectos que le competían para que los habitantes ya no aceptarán caprichos y órdenes de extraños. Aunque, con el paso del tiempo, Cheryl anunció que Alex se convertiría en el próximo rey de Amoria, ella sería aún la reina, pero quién tomaría casi todas las riendas del reino sería él, contrario a la resistencia que tenían los habitantes de que otro fuera su rey o reina, en esta ocasión la idea les fascinó, estaban realmente felices y Cheryl sintió alivio.
Tras el anuncio, los días transcurrieron con normalidad, hasta que a dos días de la coronación, Cheryl descubrió una cruda verdad, ingresó al despacho de Alex a buscar un poco de papel de carta para escribirle a su hermano, su amado muy atento le dijo que el papel lo encontraría en el primer cajón de su escritorio, ella fue y busco un papel, pero notó algo extraño, debajo de los papeles habían cartas, al principio decidió tomar solo lo que buscaba, pero tras un breve momento, la curiosidad pudo más, las tomó y leyó, resultó que su amado envío amenazas a la estabilidad de Amoria en varias ocasiones, y peor aún, confabuló con otros reinos, sin creerlo del todo, salió apresurada del despacho para encararlo, no entendía nada.
La reina quería explicaciones y porqués del accionar de Alex, quería saber si fue una trampa desde el inicio o si en verdad se acercó porque la amaba, aunque la respuesta a esto último era clara, un no rotundo, porque si la amará no lo hubiese hecho eso o ¿sí? Entonces, un fuerte estruendo se escuchó, corrió y se topó con un humo espeso que se esparcía por el castillo, corrió más fuerte para salir de allí, una vez fuera notó que su bello castillo estaba a la mitad y gran parte de las calles del reino agrietadas. ¿Quién se atrevería a hacer ese terrible daño al reino?, fue la pregunta que atormentó su cabeza, corrió en busca de la corte y está muy contrariada le contó que el perpetrador había sido nada más y nada menos que su amado Alex, sus motivos no lo sabían, aunque tenían sospechas porque en el lugar destruido solo encontraron cuerpos de aparentes enemigos, ninguno perteneciente a un habitante del reino.
Cheryl se impaciento, necesitaba aclarar todo, así que fue a verlo enseguida y en cuanto él la vio, preguntó tan tranquilamente:
—¿Querida mía encontrarse el papel que necesitabas?
—Si, pero descubrí unas cartas muy extrañas mientras tomaba el papel, le enviaste cartas a reinos vecinos para alianzas en contra de Amoria, tuviste el descaro de hacerlo en un día tan importante como la fundación del reino y encima le hiciste esto a mi castillo. —contestó Cheryl señalando con enojo las ruinas— ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué?, ¿Quién eres realmente Alex? —preguntó con impaciencia, sin creer que el hombre que tanto amaba haya traicionado su confianza de esa manera, aquel que hasta hace unos instantes se mostró como un príncipe, ¡No!, ¡No podía ser el mismo!
—Querida puedo explicarlo —apretó sus manos con las suyas y la miró — La verdad envié esas cartas por curiosidad. Esos reinos enviaron cartas para posibles alianzas y solo respondí para obtener información, poder conocerlos y observar su accionar, pero ya lo deje hace tiempo.—masajeando las manos de Cheryl — En cuanto al ataque, no fue con intenciones de dañarte a ti o al reino, lo que sucede es que personas enemigas de otros reinos, que de verdad quieren acabar con Amoria, ingresaron al castillo, no sabía que hacer, sabía que llegarían a ti, así que solo actúe con los medios que tenía, lo siento por la magnitud de los daños, pero puedo solucionarlo, créeme. —besando las manos de su amada, mismas que ella apartó.
—¿Curiosidad? — Preguntó la reina con incredulidad.
— Sí — Alex respondió confiado.
— ¿Curiosidad de qué?, ¿De ver qué reino se aliaba a ti para dejarme totalmente en ruinas en un futuro? —la reina preguntó con indignación— y tiempo de que ya no lo haces, a penas lo has dejado tres meses, ¡Tú y yo llevamos más que eso!, ¡Más!, que hasta te ganaste la confianza de todo mi reino. — enfurecida, alzando la voz y a punto de llorar.
— No, no, amada mía, no lo malentiendas, quería comprobar quiénes realmente eran aliados y quiénes enemigos para Amoria, por lo general ese tipo de cartas son engañosas y casi ninguna es beneficiosa o una alianza verdadera. — tratando de explicar.
— Y ¿Qué ibas a hacer si eran enemigos?, acaso ¿Los exterminarías tu solo?, lo dudo, eres solo un hombre, fuerte, pero no puedes hacer mucho sin un verdadero plan de ataque y un batallón, es más, mira lo que hiciste por un grupo pequeño de enemigos, si ellos se preparaban mejor y actuaban con más astucia tu ataque hubiese detonado más destrucción, solo porque no lo hicieron todos perecieron con ese ataque, un golpe de suerte para nosotros, entonces no entiendo que buscabas— pensando sus siguientes palabras — De hecho, si querías comprobarlo ¿Por qué ser tan amistoso y hasta condescendiente con algunos reinos al mencionar riquezas o recompensas?, ¿Por qué no ser más diplomático?, incluso le escribiste a un reino que era tu favorito y que amabas a su reina, la verdad, no sé qué decir ni cómo actuar en este momento, has destruido la mitad de mi castillo, agrietado caminos de mi reino y te atreviste a escribir cartas traicioneras por supuesta curiosidad, lo primero lo entiendo un poco, porque todos son cuerpos enemigos, pero no hay duda de que en cierto sentido tu provocaste esta situación, en cuánto a los otros hechos no tienen sentido para mí, por eso, no, tu no vas a solucionar nada.
— Lo siento amada mía, merezco la muerte, entiendo el mal que cometí y que no puedo enmendar con nada, ahora que lo pienso bien, no sé ni porque lo hice, tienes razón no podría acabar con todos ellos solo, me equivoqué. Respecto al reino favorito, tu y Amoria lo son todo para mí, por lo general paso pensando en ti y en tu bello reino que me confundí en esa carta, pero estaba dentro de los descartes y borradores así que nunca fue enviada, me di cuenta de ese error y la descarté. — tomó un respiro y continuó — En realidad todas las cartas que leíste eran borradores o descartes, no niego que fui condescendiente, lo acepto y como dijiste debí ser más diplomático, pero quería tentarlos de alguna manera para ver sus verdaderas intenciones, ahora comprendo que actué erróneamente y perdón, solo te lastimé con esas acciones, perdón de nuevo, no tengo justificación y aceptaré la decisión que tomes mi reina, si deseas mi exilio o si todavía quieres que estemos juntos. Si es la primera, aceptaré tus términos, no quiero lastimarte más ni al reino, y si me permites estar junto a ti, me encargaré de que notes que mis intenciones nunca fueron malas, haré lo posible por remediar lo que hice y notarás que en verdad no quiero nada más que el bienestar de Amoria y su reina — arrepentido.
— No lo sé Alex, quiero que te alejes por ahora, vuelve a tu reino hoy y regresa mañana, te haré saber mi decisión en ese momento.
Cuando Alex se retiró del reino, el castillo se sintió desolado y todo lo que se había construido en esos meses parecían una ilusión. Casi instantáneamente el frío regresó y el cielo se oscureció un poco, pero ningún habitante notó nada, la corte del reino lanzó un hechizo para ocultar por lo menos ese día lo ocurrido. En lo que quedaba del día, ambas altezas pensaron en todo lo sucedido, ella debatiendo los pros y contras de perdonarlo, y él cuestionándose su accionar que lo separaría de todo lo que amaba. Paso al fin el tiempo, ninguno logró conciliar el sueño la noche anterior, pero era momento de volverse a encontrar, cuando estuvieron frente a frente, él escuchó con atención la respuesta inmediata de su amada.
— Te disculpo, esta es la segunda y última oportunidad que te doy, no abran otras, tuve que ir incluso en contra de la corte por esto, de verdad quiero ver si realmente lograrás remediar todo y sino por lo menos ambos aprenderemos una lección —mirándolo con una postura firme.
— Gracias, gracias amada mía —la abrazó —Te prometo y cree en mi promesa, no te fallaré de nuevo ni al reino, siempre me disculpare por este bochornoso momento, de verdad, lo siento y te amo mucho.
Desde ese momento Cheryl no pudo confiar al cien por ciento en Alex, los primeros dos meses la corte siguió manteniendo la ilusión de bienestar en todo el reino, pero pronto se redujo solamente al castillo porque Cheryl logró arreglar las calles y resolver los otros dilemas que aquejaban los alrededores, el único conflicto restante era el castillo que seguía a la mitad, no podía reconstruirlo, en cuanto ella ubicaba un ladrillo, este de inmediato se caía. La reina siguió intentando día a día, pero no lo conseguía, por eso optó por mantener la situación oculta hasta descubrir la solución, después de otro intento fallido, al regresar a su habitación vio como Alex, un día más, en cuánto la veía llegar, cerraba con llave su despacho, en ese momento se escuchó el sonido de ladrillos impactando con el suelo, lo cual hizo que él se acercará rápidamente a su amada, pero ella no estaba feliz, le enojaba lo recurrente de esa acción, así que decidió preguntarle directamente, a lo que él contestó:
— Amada mía solo quiero darte toda mi atención, no deseo que el trabajo interfiera con nuestro tiempo, por eso cierro el despacho, así mis encargados saben que no deben interrumpirnos, porque una vez cerrado no se ingresa más a menos que sea urgente, entiendo que sea difícil volver a confiar en mí, pero no es por nada malo querida mía. De hecho, si lo deseas puedes entrar, no tengo nada más que ocultarte, tú también tienes las llaves y en primer lugar es tuyo, está en tu reino, en tu castillo, mejor espera un momento —abriendo la habitación —entra mi reina —dijo sosteniendo la puerta para que su amada pase.
— No, no es necesario, recuerda que en el momento en que te la entregué fue más tuya que mía, además me sentiré peor si entro y no hay nada, solo esperó que no me ocultes nada más —tratando de retirarse.
— No amada mía, no pasa nada más, pero no te marches, quisiera pasar esta tarde contigo, el atardecer se ve realmente hermoso desde aquí, ¿Qué dices? — mirándola expectante.
— No estoy segura de que sea correcto después de mis dudas —apenada.
— Claro que es correcto, debí invitarte antes, desde ahora tomaré en cuanta todos esos detalles —abrazándola por detrás y dirigiéndola adentro — siéntate dónde quieras mi reina, aunque yo te recomiendo mi silla, es muy cómoda —señalando la silla detrás de su escritorio.
— Cariño lo siento —dijo Cheryl mientras abrazaba a Alex — no sé cuándo vuelva a confiar, pero lo estoy intentando — avergonzada por reaccionar así.
— Lo entiendo mi reina, no tienes por qué disculparte, sé que todo es mi culpa y trato de enmendarlo — tocando su mejilla — te amo, sé que esta reina de hermoso rostro algún día podrá confiar de nuevo en mí.
— Sí confío en ti, no totalmente, pero lo hago, por eso intento que no se muestre lo que pasó para que no cambien más cosas, los habitantes aun piensan que todo anda bien y la dragona no ha vuelto, aunque no todo puede ser como antes, la corte no confía, no estuvo del todo de acuerdo con que sigas en el reino y ahora mismo el castillo sigue a la mitad, no me deja reconstruirlo, porque tú, el perpetrador de semejante acto debe hacerlo. Mi castillo, mi refugio te ve a ti como su único constructor o destructor, parece que cobro vida y está en mi contra, resentido por no protegerlo correctamente, se está vengando, por eso cada falta de respeto a la relación y traición al reino hace que ladrillos, paredes y demás caigan, incluso que llegué a caer la mitad del castillo restante, todo según el peso de cada fallo, hasta que en la situación final, cuando no haya un solo ladrillo en pie, no quedará más que tu exilio, porque mi confianza y la del reino estará totalmente pérdida.
— Comprendo, pero ¿Cómo puedo volver a reconstruir la otra mitad del castillo reina mía?, como dices mis fallos lo destruyen, entonces ¿Qué hacer para repararlo?, he hecho todo lo posible por el reino y por demostrarte cuánto te amo, aun así, ningún ladrillo se ha añadido, de hecho, desde el incidente la corte no me deja acercarme a las ruinas para ver si al poner un ladrillo se mantiene o se cae.
— Lo sé, es un dilema que ni la propia corte del reino sabe cómo solucionar, porque aquel que debe volver a construirlo es el perpetrador y si deciden otorgarle la reconstrucción, queda la duda de si será sólido o si en ese proceso existirán situaciones o acciones que terminarán por destruir parte de lo reconstruido con lo que quedó en pie.
— Pero esas acciones ya existen, solo falta que la corte confíe en que en verdad podré reparar el castillo y hacerlo más sólido que antes.
— Pues la corte piensa que muchas acciones son contradictorias y en ocasiones parecen falsas.
— Todo se debe a la pérdida de confianza porque, aunque son verdaderas se ven como que no, antes de arreglar el castillo debo arreglar la confianza de la corte.
— Pues la corte es muy difícil de disuadir, incluso yo que soy la reina no he logrado convencerlos, por eso ha estado a cargo del reino y del castillo en incontables situaciones, así no terminemos extinguidos todos, el castillo si se ha caído varias veces, pero lo demás del reino nunca terminó afectado, aunque después de tantos daños la corte generó muchas barreras, pero tú, el perpetrador los hechizo de una linda manera que todas esas barreras las quitaron con facilidad, confiaron, pero desde que medio castillo se destruyó y las calles se agrietaron, volvieron a poner barreras para proteger aunque sea la mitad, la corte se ha vuelto cada vez más desconfiada — Cheryl tomó un respiro, caminó hasta la ventana, admiró el paisaje y continuó.
—Debo decir qué si te tienen un poco de confianza porque al inicio el castillo prosperó mucho, incluso por eso me ayudan creando ilusiones para que los habitantes no vean los estragos, no teman y no pierdan la confianza porque te aprecian, la verdad es que no quieren tu exilio por ahora, saben que lo hiciste por los intrusos, lo que no comparten son tus métodos y el daño que me hiciste, el dolor a su reina. Tras esa infame invasión y ataque solo les queda dudas y tus acciones les da mucho que pensar, por eso cada acto sospechoso se convierte en una duda más, una desconfianza más —la reina regresó su vista hacia y él, al notar su atención a todo lo que decía prosiguió — De hecho, la corte que solo resguardaba al castillo y reino de posibles ataques ahora está protegiéndose con barreras, para no volver a ser hechizados, para no volver a confiar a ciegas, por eso les cuesta tanto cariño.
— Comprendo querida mía, pero ¿Cómo arreglar el castillo y hacer prosperar de nuevo el reino, si la corte cada vez desconfía más? —miró a su amada con tristeza y esperanza.
— Es otro aspecto que la corte no logra solucionar — expresó la reina con resignación.
— ¿Mi reina me permitiría llamar a la corte?, necesito hablar con ellos y llegar a una solución, no quiero dejar pasar más tiempo —miró como su amada se dirigió a la puerta de la habitación y le ordenó a uno de sus guardias traer a la corte.
Una vez que la corte llegó, Alex se levantó y habló.
— Por favor, tomen asiento —indicando unas sillas.
Cuando se sentaron casi todos a excepción del líder de la corte que prefirió estar de pie, Alex prosiguió.
—He hablado con mi amada sobre la situación que vivimos y deseo de la corte, que me concedan una segunda y última oportunidad, que me den la confianza que queda sin más dudas para poder ser de nuevo el guardián de todo el reino — mirando con amor a su reina y devolviendo su atención a la corte — necesito que ustedes, como los más importantes para el reino, después de mi amada, me lo permitan, porque sin su aprobación no puedo hacer nada.
— Majestad Alex, la corte todavía no decide que hacer, de eso usted debe tener conocimiento —dijo Aron, el líder de la corte.
— Soy consciente de ello, mi reina me lo contó hace unos minutos, pero para mí es necesario que la corte defina mi situación, deseo de una vez saber si tengo la apertura para actuar en pro del reino o si soy exiliado —dijo Alex asustado mientras miraba a la corte y a su amada.
— La corte no quiere soltar aún, quiere ver todo el castillo en ruinas para después de todo el desastre construir otro y en ese momento si exiliar al perpetrador —expresó con determinación Aron.
— Pero eso haría más daño al reino y el perpetrador no quiere eso, yo no lo deseo, quiero dar mi vida para restaurar todo, solo busco la confianza que quedó, no toda, sé que no es posible y hasta egoísta pedirla toda, quiero un poco, para que todo lo que hago si rinda sus frutos y no generé más sospechas, lo sé, es difícil, aunque realizable, pueden tener sus dudas y seguir resguardando el reino e incluso a ustedes mismos, solo quiero que entre ello me den un pequeño espacio para que mis acciones bien intencionadas puedan hacer prosperar el reino —dijo suplicante mientras la corte debatía un momento.
— Esta bien, la corte ha decidido darle una elección al perpetrador Alex, la primera, cuidar la mitad del castillo con confianza y respeto, o la segunda, optar por acciones de destrucción e invasión del reino para tirar la mitad del castillo que quedó — expresó tajante Aron.
—El perpetrador es muy ambicioso no quiere cuidar solo la mitad que sobra, desea reconstruir todo, resguardar todo el reino y nunca permitir que vuelva a suceder lo mismo —un poco desesperado.
—Eso es lo que no entiende majestad Alex, en su posición no puede ser ambicioso y no, la primera opción también implica la reconstrucción del castillo y el resguardo de todo el reino, pero a futuro, llevará un tiempo para que pueda ingresar a la ruinas y ubicar ladrillos, si estos quedan fijos, le permitiremos ser de nuevo el próximo rey y guardián de todo el reino, mientras tanto dejamos la protección de solo la mitad, hasta que sea lo suficientemente sólida y ningún ladrillo vuelva a caer, o hasta que todo se derrumbé. Entonces, ¿Qué decide majestad? —preguntó Aron esperando una respuesta positiva de quién en su momento fue su modelo a seguir y por quién tenía aún respeto.
— Lo entiendo y estoy dispuesto a darlo todo para que el reino vuelva a ser el mismo, incluso mejor, mi elección es la primera y hasta el fin de mis días no olvidaré esta oportunidad — expresó Alex muy agradecido.
Con el paso del tiempo, la corte permitió que Alex se acercará a las ruinas. Ese día, Cheryl en compañía de Aron fueron los primeros en llegar, querían corroborar por ellos mismo que la reconstrucción estaba en manos de Alex, esté muy nervioso tomó un ladrillo, lo ubicó lo suficientemente estable que creyó y lo dejó ahí, rogaba que se mantenga fijo, pero su súplica no sirvió.
— ¿La corte se equivocó? —se preguntó.
Cheryl al ver a su amado tan desanimado se acercó a él y lo abrazó, lo animó para que intentará de nuevo, pero de repente se le ocurrió algo y decidió llevarlo a cabo, levantó uno de los ladrillos y pidió a su amado que la ayudará, lo ubicaron correctamente y al fin este quedó estable. Durante una gran temporada trabajaron juntos para reconstruir el castillo, poco a poco volvieron a ser la hermosa pareja de siempre, Cheryl ya no dudaba más de él, porque ante las pequeñas sospechas siempre estaba prestó a solucionarlas, no le dio más motivos para que dudará, mantuvo los pequeños y grandes detalles hacia ella, le demostraba su gran amor, admiración y respeto con sus acciones. La dragona ya no fue un obstáculo y no por seguir en el encanto de Alex, sino que un día Cheryl habló seriamente con ella y descubrió muchas cosas, como el motivo de su acecho al reino, gracias a eso establecieron muchos acuerdos y de vez en cuando la dragona los visitaba, pero no con intenciones destructivas e intimidatorias.
La corte finalmente le cedió más confianza a Alex, no toda, pero si en un gran porcentaje, por eso ya tenía permitido conocer todos los acontecimientos del reino y cuidarlo, aunque ellos ya no querían que sea rey, no por algún problema, sino que solo deseaban una única soberana, Cheryl, la reina que demostró todas sus habilidades de gobierno, al vencer diplomáticamente a la dragona, cuidar de los habitantes del reino, hacerlo crecer, afrontar las dificultades y por terminar la reconstrucción del castillo, porque en cierta ocasión, a poco de concluir esa labor, Alex fue de visita a las profundidades de Infidelia, entonces una Cheryl curiosa intento poner los últimos ladrillos por si sola para comprobar si se seguían cayendo si solo ella los ubicaba, para su sorpresa, en cuanto lo hizo, ninguno se cayó, quedaron muy fijos y sólidos en la infraestructura.
La corte en ese momento no dudo más, su reina siempre hizo prosperar el reino y no necesitaban a nadie más que a ella para que así fuera, aun así entendían el gran amor que Cheryl sentía por Alex y no había duda de que todo ese salto se debía a él, así que no prohibieron que sea el guardián eterno y compañero de su reina que sigue trayendo felicidad y crecimiento a su reino, pero no podía intentar ser de nuevo el rey de Amoria, este nunca más sería gobernado por otros, solo por su reina, de todos modos, él ya era un rey, el de Infidelia, al que debía gobernar y hacer prosperar incluso más que a Amoria, porque era su propio reino.
Todos estuvieron de acuerdo, incluso Alex, quién juró ser un fiel guardián del reino Amoria y un gran rey de Infidelia, así mismo su amada sería la guardiana de Infidelia y una gran soberana de su reino, es así que en todo momento ambos visitaban sus reinos, siendo siempre bien recibidos por sus habitantes y finalmente logrando superar ese conflicto que no parecía tan grave, pero en realidad fue uno de los más grandes que pudieron enfrentar, afortunadamente restauraron todo y ahora pueden resolver los problemas de una mejor manera. Alex y Cheryl hasta ahora son una pareja muy encantadora y feliz, entienden su papel en cada uno de los reinos y disfrutan de las comodidades que ese rol les permite.
Cada persona tiene un reino que debe gobernarse de la mejor manera para que no lo destruyan seres que no saben gobernar y que solo buscan el desastre, porque cada rey o reina decide lo que es bueno para su reino, depende de ellos si están dispuestos a dar segundas oportunidades cuando hay verdaderos arrepentimientos o si no lo están, si el castillo de la confianza puede reconstruirse y si frente a ataques, el reino puede restaurarse, incluso brillar más. Lo cierto es que la tarea de cada soberano es ver que tiene más peso, aunque es necesario recordar que solo él o ella pueden hacerlo prosperar más que alguien extraño.
Fin
Por: RobJoy Pages
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