¡Un recorrido por tu cuerpo!

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Al alzar mis ojos me enceguece la hermosura de tu rostro, al alzar mi rostro veo cuan bello eres mi amor prohibido, me pierdo en tus delicadas olas, de tus interminables ríos, largos y sedosos cabellos que se escapan dentro de mis dedos.

Náufraga desesperada por encontrar la orilla de tus cálidos besos, pero lastimosamente, me sumerjo en la profundidad de tus negros ojos, como la noche fría y cálida a la vez, desesperado por poder tocar más allá de lo que mis ojos ven.

Tu larga cabellera y exquisita descansa sobre la almohada parecen ríos tormentosos, enmarañados por mis dedos, los cuales introduzco para poder llegar a lo más profundo de tu ser, pero no lo consigo, entonces me encamino a la más tortuosa pero deliciosa búsqueda.

Giro con precaución y decidido para no perderme en ese largo camino, sendero que marcan sus mejillas, las cuales, como el cielo en atardecer de verano, sonrojadas, por el calor del deseo. Mientras que mis manos afanosas llegan a las cuencas más hermosas de tus ojos, que miran con ternura y placer, en ellos me puedo hundir sin deseo de luchar.

Hallo un sendero tropical y fugaz el de tu cuello, y desde ahí puedo apreciar, la elevación de sus montículos, erigidos para mí, se alzan cual bandera levantada por soldado después de haber ganado la batalla, esa batalla que yo quiero ahora ganar.

Extasiado por el panorama, veo cuan sonrojada es la parte más predominante de él, deseo saborearlo, a mi parecer es como la miel, es como caramelo, ¡Oh, que delicia es su sabor! ¡Oh, que delicia textura! blando y suave al tacto.

Es largo el camino, pero es mi más preciada aventura a la que estoy dispuesto a dar mi mejor y mayor esfuerzo, encuentro una gran planicie que me muestra como sube y baja al rozar mis manos en ella, es cálida y suave, está impregnada de ternura, deseo poseerla, y gritar a los cuatros vientos, ¡Es mía! pero hago acopio de mis fuerzas y me obligo a proseguir mi recorrido.

Desde la hermosa y tórrida planicie encuentro una gran elevación cubierta por un denso bosque, que no me permite ver, debo abrirme paso con mis manos, mis dedos agiles logran encontrar el camino de una caverna húmeda y deseosa por ser tomada, tierra virgen que busca quien colonizar.

Yo seré el colono que tome esas tierras, las hare mías, las marcaré con el fuego de mis labios, y las sellare con el sello de mi amor.

Algo me llama la atención y puedo percibir, el mover de tan candentes ramas que el vaivén las estremece, llenándome de la expectante curiosidad, anhelo tocar, recorrer y grabar en lo más profundo de mí ser.

Suavemente recorro con mis manos la frágil piel cubierta de tan hermoso paisaje, el cual pintor se deleita en secreto dibujar, que extasiado comienza a colorear, pero yo me deleito a poseer.

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