Tremendo hospital.Por: Marco Antonio Fuguett Toro.

Uno en mí país, no les digo cuál, gracias a la destrucción del poder adquisitivo del ciudadano; sale a comprar o en busca de algo y sé convierte en un fenómeno meteorológico, ésto dado qué, usted pregunta el precio de cualquier artículo y el mismo responde a un costo, que supera 500 veces, lo que usted carga en su bolsillo, al final sólo le queda decir, para no pasar vergüenza: No gracias. “Yo viendo” (Suena cómo lloviendo) o sea que usted llega hasta ése punto, sólo puede ver, bueno, si se trata de comida, también se le permite oler.

 Sí saca a sus hijos, los lleva por ejemplo: “A ver comer helados” o “A ver comer pollo” ¿Qué rico no? Pero usted se va poco a poco frustando y sé siente de repente algo enfermito, ante tan patética situación; decide, no le queda otra opción, ir a un hospital público.

Cómo la cosa es gratis, en otras palabras, no hay billete, usted se tiene que enfrentar a la impiedad del pobre y lo primero que ve al llegar, siempre es así, es al tipo grosero de seguridad,  el cual le pone las mil y una trabas, buscando qué usted desista y se marche por dónde vino. De milagro logra usted vencer esa barrera y pasa finalmente a esa cosa, rara, extraña y casi marciana que llaman “Centro asistencial’  Decide al ingresar a dicho hospital, ir urgentemente al baño, ya que le dió, para colmo de males, un fuerte dolor de estómago, al entrar al supuesto sanitario, casi vomita, porque encuentra mierda hasta en las paredes, cómo si eso fuese poco, observa atónito a un tipo, por su aspecto algo ebrio, que estaba orinando en el piso, sobre un gigantesco charco de miado, para completar el cuadro, por demás nada bonito, el fulano elemento, se escurrió sus partes  frente a usted y su persona resultó salpicada, de aquel incómodo y mal oliente líquido, sale huyendo de allí, tenía que hacerlo y con las nalgas bien apretadas, ésto para no cagarse y así espera al fulano doctor.

Cómo la vaina es gratis, el juramento de aquel galeno, que con desgano lo verá, no es el hipocrático, si no el hipócrita. Por esa causa: Lo trata mal,  con desprecio, lo hace sentir poca cosa, casi qué invisible, ni lo escucha, ésto porque no le interesa su enfermedad y ya, para quitárselo de encima, le manda un tratamiento, que nada tiene que ver con su dolencia, sumamente costoso y qué lo pondrá peor.

Usted cómo buen pendejo, decide creer en el sistema de salud y acude a la farmacia interna del hospital, buscando qué por milagro, le den el fulano medicamento gratis. Allí lo recibe un tipo mal encarado, que le grita, ésto sin ver ni siquiera su recipe. ¡No hay! O sea, se presume que el susodicho es adivino.

Sí por casualidad, sólo por casualidad, usted llega a quedar hospitalizado aquí, tenemos que leerle unos mensajes de los patrocinadores de éste lugar.

Funeraria la primera.

Dónde lo enterramos

Con una mitad adentro 

Y la otra bien afuera 

O. Funeraria el sentimiento

Dónde, si no tienes dinero

Lo usamos pa’ experimentos.

“Ya sabe amigo, el cuerpo no come mañas. Muerase Hoy y pague mañana”

Terminó la publicidad; ahora seguimos con nuestro relato. Le garantizamos amigo que en éste centro, usted será debidamente maltratado, inhumanamente tratado, por un personal médico, que a sido preparado, adiestrado y concientizado,  por los científicos más eminentes del mundo. Entre estos podemos citar:

Colotordoc 🤪

El Doctor Muerte 😱

El Monje loco 💀

Y el Doctor Rasputín 😬

Así mismo podemos certificar, que éstos profesionales han sido duramente entrenados, de manera adicional, por ex miembros de la Gestapo Nazi, los cuáles le enseñaron todo tipo de torturas, que serán aplicadas, eso no lo dude ni un segundo, en su indefenso cuerpecito.

Por su parte, el prestigioso tren de enfermeras de éste peculiar hospital; son mujeres egresadas del reconocido instituto de: “Las locas perdidas de Angola” En dónde tuvieron el asesoramiento directo de profesionales de la talla de: Freddy Kruger y Jason con su sierra.

Ellas al llegar usted, lo primero que dirán será. “Ay qué fastidio” luego lo verán de pies a cabeza, lo pondrán a esperar, si es posible de pie, se arreglaran las uñas, se contarán chismes, hablarán por teléfono, sé comerán algo, le arrugaran la cara, ésto para asustarlo y por último, lo harán creer que usted huele mal, o sea, que no se baña.

Podemos garantizar plenamente, que todo esté personal posee una que otra patología psiquiátrica, sume a esto, que si usted ingresa aquí, podrá quedar: Invalido, ciego, loco y bueno, claro está, si siente alguna humedad en su trasero, usted sabe que pasó, no se haga el que no sabe.

Aquí ensayaran con usted, técnicas que aún la medicina no conoce y sepa bien, que no sólo los médicos le meterán mano, también la enfermera, la visita, el obrero, el camillero y cuánto loco pase por allí.

No me queda más que darle la bienvenida a éste “Tremendo hospital”

Fin.

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