Skyler. Dos mundos en uno: Prólogo


Dedicatoria:
Dedicado a la otra mitad de mi corazón. A mi Stery de la vida real, cariño, te deseo toda la felicidad del mundo
. . .
El 20 de mayo de 2012 entre las diez y once de la mañana, un suceso desafortunado se convirtió en la victoria de una persona que sentía que el mundo se desmoronaba entre sus dedos.
Y para alguien mas, un universo en ruinas.
La colision de dos autos acabó con la vida de alguien que pudo haber hecho mucho más por sí mismo.
Ese día la nieve caía eterna y los copos adornaban el pavimento con malicia, volviéndolo resbaladizo y ruidoso.
Un gran espectáculo para la desgracia.
La muerte para el chico no fue instantánea… Y en su último aliento, agonizante y envuelto en dolor, en su cabeza nunca dejó de repetirse aquel nombre.
Stery.
Por desgracia la ayuda llegó dos horas tarde. Y ese día sólo hubo una escena hueca para estudiar
Una pareja de recién casados, camino a Texas, aparcó cerca del desastre minutos después, junto a la carretera rodeada de terrenos baldíos a la derecha y un bosque frondoso a la izquierda, preparado para engullirte si te acercabas demasiado.
Ellos no se quedaron lo suficiente para esperar por la ayuda o ayudar ellos. Así que luego de pedir la ambulancia y dar coordenadas, siguieron su camino felices a su luna de Miel.
Pero, ¿quién podía juzgarlos?
—Molly, debemos irnos —dijo el esposo con voz seria mientras la chica observaba los vehículos, sin llegar a ver, realmente, quienes estaban dentro.
Juntó sus manos y tras disculparse, ambos se fueron.
….
Cerca se allí, en una mansión enorme con jardines helados y marchitos, un hombre enojado arrojaba libros al suelo, frustrado y lleno de ira, maldecía cada uno de sus respiros.
Se lamentaba por seguir vivo.
Un ex científico del gobierno, de los mejores de su especie, maldecía su ingenio y falta de carácter para dejar ir.
Y delante de él; un cuerpo robótico similar al de una joven, sostenido por cables desde la cabeza hasta los pies, permanecía con ojos abiertos y vacíos, con la cabeza gacha, mirando sin mirar, presenciando su ataque de locura desde un punto muerto.
El cuerpo aún tenía imperfecciones, los cables que la sostenían eran gruesos y parte de su anatomía aún se podía distinguir en metal, cable y energía.
Aunque era un modelo de prueba, era el mas capacitado de todos los que existieron. O los que alcanzaron a crear.
Fue lo mejor que Julian pudo haber creado y aunque debía utilizarse para fines no éticos y con propósito de guerra y espionaje, Julian al ser despedido, se llevó al prototipo consigo.
Dándole fin al mayor golpe de estado que pudo haber presenciado el mundo.
Pero eso ya no tenía relevancia para él, justo ahora su ira se debía a que por más que lo había intentado no podía hacerla vivir. Ni ahora, ni tres años atrás.
Ni cuando fue despedido.
Ni cuando su hija aún vivía
No pudo salvarla.
El androide físicamente tenía el aspecto que debió tener su hija pasadas sus quince primaveras. Con su cabello largo en color negro y piel morena. Con una pequeña anomalía en sus ojos, los cuales eran de un brillante e intenso color violeta.
“Eres como las flores húmedas después de la lluvia”
Tenía el aspecto físico de una joven de no más de dieciocho o diecinueve años.
—Así pudiste haber sido —solía hablarle cada día o sólo sentarse delante de ella y observarla por horas.
Acariciaba su cabello o dormía junto a su cuerpo en las noches heladas. Julian estaba perdiendo la cabeza y se temía que era demasiado tarde para calmar su obsesión.
—Si tan sólo ella lo hubiese logrado —él solía hablarle a la máquina los días en los que no podía mantenerse cuerdo.
Y en algún momento de dolor y agudo delirio sonrió a la nada.
Su hija murió incluso antes de cumplir trece años. Antes de vislumbrar las imperfecciones de la adolescencia o saber lo que pudo haber sido enamorarse de un muchacho, aspirar a la vida de un universitario u obsesionarse con encontrar su camino.
Su vida fue cortada de tajo. Y él no estuvo a su lado en muchos momentos.
La culpa, mucho más que la pérdida, era lo que estaba acabando con él.
—¿Por qué no funciona? ¡¿Qué demonios te falta?! ¡Agregué un maldito corazón! Eres tan perfecta que duele —gritó, abriendo los brazos frente a la ventana y un relámpago resplandeció a su espalda.
Era un hombre loco y aunque aún era lo suficientemente joven, el peso de los años de soledad y delirio se habían hecho con él.
—Te daría mi corazón si pudiera arrancarmelo —exclamó—. ¿Qué más tengo que hacer? —la señaló con un dedo, como quien habla a una persona viva—. ¡Deberías funcionar, maldición!
Y lanzó contra la pared el vaso de vidrio que lo observaba desde el filo de la mesa, como un acantilado, lleno con Whisky fresco.
Pero no importaba cuanto deseara lograr su objetivo, Julian estaba tocando el vacío.
Y un último sollozo salió de sus labios antes de darle la espalda a su creación.
—Debo salir de aquí.
Recogió las llaves de su auto y se alejó de la casa, por el camino de tierra, luego a través del bosque, directo a aquella carretera con destino a Texas.
Y en el mismo lugar donde el chico de dieciocho años perdió la vida, Julian encontró lo que necesitaba.
Cuando la ambulancia llegó dos horas después, no había cuerpos, sólo autos destrozados.
. . . .
A Julian le tomó cuatro días lograr el objetivo, que en tres años no había podido hacer crecer, ni para darse a si mismo una falsa esperanza.
El primer pensamiento de Skyler, ese fue el nombre que Julian había escogido para ella, fue un nombre.
Stery.
Skyler, aun siendo un mecanismo de tecnología avanzada, su primer pensamiento, si así podía llamarle, no pudo comprenderlo.
《Ajustando parámetros actuales. Año. Mes. Edad. Iniciando desbloqueo de personalidad》
Y casi de manera involuntaria ya se encontraba envuelta en un viejo recuerdo, viajando también a un presente triste e inevitable.
Vio risas en el pasado y los últimos segundos de alguien que era acariciado por las fases de la muerte.
Cuando sus ojos se abrieron y relucieron en un violeta brillante, Julian saltó de felicidad.
Lo había logrado.
Si que lo había hecho. Había dado una vida y devuelto otra… Sólo que él no lo sabía.
No aún.
Y el accidente que acabó con Casher y disipó un futuro prometedor, cayó como anillo al dedo a Julian, el hombre obsesionado con revivir a una hija muerta o en el más doloroso de los casos, inventarse una.
Así empezó a construir a Skyler o tratar de completarla.
Y aunque había más de un cuerpo en la escena de aquel accidente, con uno fue más que suficiente.
Sólo bastó una parte de casher para que Skyler pasara la fase de vacío.
—Así que no era el corazón —sonrió con ojos iluminados.
Ambos cuerpos fueron desechados. El primero pertenecía a un hombre barbudo demasiado ebrio para siquiera sentir el dolor al salir disparado de su vehículo.
Y el del chico que le dio vida a un androide con los rasgos de una mujer.
Así, con el cerebro de Casher McGlener, en un experimento arriesgado, Skyler estuvo completa.
Y con mucha satisfacción Julian se deshizo del corazón que le había incorporado a su máquina.
Era inservible después de todo. Quién lo diría.
—Skyler, bienvenida a la vida.
La figura robótica, con gran parte de su anatomía fabricada para pasar por la piel de un humano, lo observó sin expresión, estudiando los rasgos faciales de su creador.
Julian entendió que su mirada vacía era algo en lo que debía trabajar.
—Di algo—alentó—. Vamos, utilicemos esas maravillosas cuerdas vocales que hice para ti, hija.
El hombre estaba en un punto auto destructivo, ese entre la euforia y el dolor.
—Stery —pronunció, casi aturdida.
……..
«¿Dónde estoy?» Se preguntó Casher, escuchando su pensamiento en voz alta, aunque no recordaba haber hablado.
Tampoco sentía el movimiento de sus labios, sólo el hilo de una voz que no parecía ser la suya.
También se percibía de pie, pero no sentía su cuerpo. No lo comprendió a la primera. Y aceptar su nuevo destino, luego de algunos meses, fue de las cosas más difíciles que pudo haber hecho.
«Androide 23183 Procesando información de nuevo individuo. Descargando archivos… descarga completa. Tomando control»
Y por primera vez pudo sentir que se movía. Sentía sus movimientos, pero no los realizaba, se asustó, vaya que lo hizo, pero algo le impedía entrar en pánico, gritar y llorar.
«¿Donde estoy?»
Y está vez obtuvo una respuesta.
«El nombre que el creador escogió para mi o más bien “nosotros” es Skyler. Estoy a cargo de dirigir el cuerpo que se nos ha asignado. Por favor trata de mantener la calma, estoy terminando de analizarte, estuviste lejos por dos días desde que desperté. No comprendía del todo a qué se debían los flashes en mi centro, hasta que te he encontrado. No deberías estar aquí. Eres un signo de falla en mi sistema»
«¿Falla en el sistema?» —cuestionó—. «¿Acaso estoy muerto»
«En efecto, lo estás»
Y así Casher conoció a su compañera de cuerpo, quien registraba cada pensamiento con rapidez y lo ejecutaba de manera casi perfecta. Se convirtieron en uno sólo.
A él le hubiese gustado poder decir que no comprendía nada ¡incluso que sólo soñaba! Pero la realidad de las cosas era bastante aplastante.
No había tiempo para las confusiones. Entendía lo que le había pasado. La información había acudido a él vertiginosamente y también los recuerdos. Gracias al sistema de Skyler.
Y aún así, no lo aceptaba.
Los recuerdos le golpearon. La realidad lo tomó de los tobillos y lo hundió en el agua con la intención de ahogarlo.
Sabía que había muerto, recordaba el dolor y también a la protagonista de su último aliento.
Stery
Y todos y cada uno de sus pensamientos eran enviados a una base de control, incluso cuando era involuntario, allí estaban.
. . .
Luego de que Julian consiguiera su objetivo, a diferencia del cuerpo del hombre barbudo, el cual fue dejado dentro de un incinerador, el cuerpo de Casher McGlener fue colocado amablemente bajo un árbol.
Él mismo que en primavera dejaba salir las más bellas flores que podrías imaginar.
Aunque Julian no conocía a aquel chico, no dejar su cuerpo a la deriva fue una muestra de gratitud por haberle dado vida a su creación.
Un centro.
Ahora a él sólo le quedaba esperar a que el androide evolucionara.
. . .
Transcurrieron los años. Y Casher vivió oculto de Julian sólo tres meses. El científico era demasiado perspicaz y tras estudiar a su creación detenidamente, se dio cuenta de que su primera hipótesis era real.
Y aunque eso no los afectaría de ninguna manera a ellos… Alguien ya había tenído demasiado.
Julian programó a Skyler a partir de ese momento para que los dos individuos fuesen capaces de vivir en el mismo cuerpo sin hacerse daño. Incluso si él no estaba.
Se sentía en deuda con Casher y darle una segunda oportunidad, enseñarlo y escucharlo, era una buena forma de pagarle un servicio… Que Casher nunca hubiese querido prestar.
Pero no todo fue color rosa. Menos cuando Julian se dio cuenta de que Skyler era la cúspide de su intelecto, pero no podría cubrir completamente sus errores del pasado.
Que Skyler y un chico que había fallecido en un accidente no reemplazarían a su hija. Y aunque hicieron sus días llevaderos siguió sintiéndose miserable.
Y su vida ya había perdido el propósito pasados los años.
Hasta que finalmente esa noche llegó.
«Skyler» emitió Casher en una onda, ambos observando a Julian dormir.
Sólo que él no dormía.
«No hay signos vitales, hora de muerte entre las 6:45 y 7:10 de la tarde»
Pasaron la noche sin decir nada. Solos, acompañados por el sonido de la lluvia, nadie iría a la casa, Julian había despedido a su ama de llaves el día anterior y nadie más sabía de su existencia. Siguiera del mismo Julian.
«Él lo sabia, sabía que moriría»
«Nosotros también, Casher» objetó.
«No podemos quedarnos aquí. Lo sabes ¿cierto?
«Te seguiré a donde vayas, no tienes opción y yo tampoco… Y sé a donde quieres ir desde antes de que fueses consciente de ti mismo»
Si hubiese estado vivo, sin duda habría acompañado ese comentario con una sonrisa.
Claramente, aun cuando había perdido la vida tiempo atrás, él nunca pudo olvidar.
No quería mirar hacia atrás porque sabía que no encontraría nada, habían pasado muchos años desde que había abandonado a Stery, pero era inevitable.
¿Qué sentido tendría eso?
«Hay una posibilidad de un 98% de que podamos encontrarla… De hecho..»
En cuestión de segundos la información acudió.
Skyler la había encontrado desde mucho antes de que él tuviese consciencia de si mismo, después de la muerte.
«Te seguiré a donde vayas, no tienes opción y yo tampoco… » Repitió en una onda. Irían por ella.
Partieron en medio de la lluvia, dejando el cuerpo del hombre que les había dado vida y cuidado, enseñado y comprendido, descansando sobre su sillón favorito, con los ojos cerrados y el corazón quieto.
…….
Así una mañana, con ojeras y aún en pijama, Stery encontró a una joven con el cabello oscuro y los ojos de un intenso color violeta, frente a su puerta.
—Stary —las palabras salieron claras, pero temerosas.
Cuando Skyler necesitaba actualizar su sistema, Casher debía sostener los pensamientos. Así que quién miraba directamente a Stery a los ojos era Casher y Skyler permanecía inactiva, sólo moviendo los pies, el cuello y los brazos. El resto de la información permanecería en estado de recarga.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó ella con voz dulce y la mirada triste.
«Sistema actualizado»
—Lamento haberme ido sin avisar —profirió la chica de los ojos violetas y Stery sólo se limitó a mirarla asustada y sin comprender, más cuando la joven se abalanzó sobre ella para abrazarla.
. . .
Bienvenido, Amado lector al universo de Sky.
Gracias por estar aquí.
Me gustaría aclarar que cuando las letras aparecer
-De esta manera. (En cursiva y sin resaltar)
Es casher quien habla.
Y cuando sean
-“De esta manera”.
Es Skyler quien lo hace.
Nuevamente bienvenido, ponte cómodo y disfruta de esta gran historia que cambiará tu vida para siempre y terminarás cada capítulo con ansias de más.
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