Sanando el dolor dentro de mí, dejándolo salir.

Escribir historias es mi pasión desde que era una niño pequeño. Recuerdo que me encantaba inventar cuentos y personajes con los que soñaba e imaginaba jugar. Escribir era mi forma de expresarme de niño, de dar rienda suelta a mi imaginación y de sentirme feliz, crecí y la escritura siguió siendo importante para mi.

Con el paso de los años, esa pasión no ha hecho más que crecer. He seguido escribiendo historias de todo tipo: novelas, relatos, historias interactivas, blogs… Me gusta explorar diferentes géneros, formatos y estilos, no soy bueno en todos, pero sigo aprendiendo. Me gusta crear mundos y universos donde todo es posible, también me gusta compartir mis historias con otras personas y recibir sus comentarios y sugerencias, sé que eso ayuda a crecer.

Escribir historias llena mi vida de sentido y de emoción, porque escribir me ayuda a conocerme mejor a mí mismo y a comprender también lo que sienten los demás. Escribir me permite aprender cosas nuevas y descubrir otras perspectivas,segun lo que un personaje vive.

No puedo imaginar mi vida sin escribir historias. Es mi forma de ser, de estar y de sentir. Es mi pasión y como sufro de depresión ha sido un motivo para estar mejor.

Pero dicho en lenguaje poetico:

Mi alma estaba triste, muy triste,

como un pájaro sin alas ni nido.

No encontraba consuelo ni sentido

a esta vida que a veces se resiste.

Pero un día descubrí el arte de escribir,

de plasmar en el papel mis sentimientos,

de crear con las palabras mis momentos,

de soñar con las historias que vivir.

Y entonces mi alma se llenó de luz,

de colores, de sonidos y de aromas.

De personajes, de escenas y de bromas.