Rosa Roja

Bella estrella del jardín de la cotidianidad

el tiempo jamás apagara toda tu hermosura,

de terciopelo donde nace una añoranza y muere una caricia,

aliada de las palabras que son más tuyas que mías

transgrediendo la distancia de mis labios y los tuyos.

Una rosa es el permiso para mi estancia en tu paraje eterno,

custodiado por espinas tiranas renegando del querer,

separando el verbo de la libertad femenina

con sus punzantes recordatorios de humanidad.

Adornos de tan vistoso ser,

vengadoras hiriendo a diestra y siniestra

ha quien profane la quietud,

del espacio vacío de palabras no dichas,

pero dándole sustancia a la existencia

y propósito a la esperanza.

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