Reflexión contracorriente – “Una diferencia enorme entre precio y valor”
“Una diferencia enorme entre precio y valor.”
El precio es la comparación de forma materialista con el vil dinero de algo, o, incluso de alguien, ¡ay! de aquellos que se venden o compran como esclavos, a cambio de unas cuantas monedas y billetes…
Por el contrario y muy contrastante…. El valor es sinónimo de aprecio y valoración, y es tan complejo como el mismo conjunto de actitudes y afectos que involucramos en tal acto de justicia donde no hay medidas, ni patrones para cotejar, a lo bondadoso, a lo honesto, a lo productivo para el prójimo que sea una persona no se le puede asignar un número, ni tasar en gramos ni de oro, ni de cualquier metal.
Para decirlo con algunos modestos versos:
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“Valor Agregado”
Que gran diferencia entre una simple palabra de Bienvenida ,
y esa misma Bienvenida acompañada con un beso o un abrazo.
No es lo mismo el estudio memorístico y autómata de la teoría
que con buena actitud y útiles procedimientos todo sea comprobado.
No es lo mismo tu trabajo rutinario por algo que llaman plusvalía
que cuando lo haces con entusiasmo y en tu Dios encomendado.
No es lo mismo producir la leche por producirla como mercancía
que de ella elaborar quesos, mantequilla, yogurt y otros derivados.
No es lo mismo la rica miel de abejas que expenden en la vía
a esa misma miel con hierbas medicinales como producto mejorado.
Pues no es lo mismo la producción de materia prima de cualquier índole
que cuando a ella le sumamos la gran diferencia del Valor Agregado.
Nunca será lo mismo recitar de ordinario una excelsa poesía,
a cuando se declama con sentimiento y de una nota musical acompañado.
No es lo mismo una monótona oración elevada al Altísimo todos los días
que hacerlo con fe y plena convicción de que serás escuchado.
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Colofón:
Los males del mundo dependen muy estrechamente del precio que se le coloca a las cosas y a las personas “Cuanto tienes, cuánto vales”, (a eso nos condujo el régimen corrupto en Vzla, según cálculo conservadores, hoy más de una décima parte de la población no trabaja, dedicados a la especulación, al palangre y el bachaquerismo), la corrupción es una enfermedad peor que el cáncer y que el VIH, y se podrán minimizar y hasta desaparecer el día que entendamos que dando valor a las cosas (a la naturaleza y ambiente que nos rodea) y a las personas, y dejar de colocarle precio, estaremos en el camino hacia un mundo más humano, más de hermanos, como nos lo recomendó Cristo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Amad a tu prójimo como te amas a ti mismo”.
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Por Hermes Varillas Labrador
