¿Quién mató a Firulais? CAPITULO 1: Solo un pequeño cachorro.

El pequeño Firulais siempre fue muy juguetón.

Era un pequeño cachorro de Golden Retriever, su pelaje hermosamente dorado y sedoso, tan saltarín y fiel, con sus pequeños ojos oscuros obtenía todo lo que quería.

Trisha, mi hermanita de tan solo siete años era igual de juguetona que Firulais, y tan convencedora como ese pequeño.

Todos en el pueblo estaban consternados, pues nadie era tan vil y desalmado como para hacerle eso a un pobre cachorrito, pues aunque Firulais ya tenía sus años aun lo trataban como si fuera sus primeros, igual que desde el primer día en que llegó.

Y seamos sinceros, una mascota es como un miembro más de la familia.

Nuestro padre siempre está trabajando en la vieja fábrica de vidrio y mamá es la típica ama de casa con demasiado tiempo libre.

Nuestros amigos son tan peculiares como extraño nuestro pueblo.

En primer lugar, ¿Porque en un pueblo tan pequeño y apartado existe una fábrica de vidrio?

En segundo lugar, ¿Qué padre mediamente decente se olvida de los nombre de sus hijos?, a pesar de que el único día que estuvo con ellos fue el día en que nacieron.

Y en tercer lugar, ¿Que persona deja a un pobre animalito en una caja de madera cerrada y sin ningún hueco para respirar casi en medio del bosque? ¿Qué de donde saco eso? Así fue como papá encontró a Firulais, asustado en medio de la nada y sin comida o agua. Aun recuerdo lo que papa dijo el día en que llego a casa temblando y con un pequeño bulto entre bazos.

Mamá en ese momento estaba embarazada de mi hermana que parecía que en cualquier momento iba a nacer, así que siempre estaba preocupada y con las hormonas alborotadas aunque ese día estaba particularmente nerviosa, cosas de embarazadas dijo, pero tal vez era por mi padre, siempre llegaba a altas horas de la noche por culpa de la fábrica, el tiene que tomar un atajo que va por una carretera abandonada para llegar de su trabajo a la casa, aunque en Finestown todas las carreteras parecen abandonadas, la fabrica queda casi a las afueras del pueblo y el no tiene un automóvil, ya que la única manera de llegar a su trabajo es caminando.

También dijo que si no fuera por lo particularmente silencioso de ese día nunca hubiera encontrando a Firulais, y que tal vez nunca nadie lo hubiera hecho, era un silencio tan mortal y extraño que hacía que se le pusieran los pelos de punta de tan solo recordarlo, o eso fue lo que nos dijo. El pobre perrito estaba asustado y con las patas sangrando, seguramente por haber rasguñado la caja para intentar salir. Luego que pudo sacarlo de esa caja y que justo cuando por fin tuvo al cachorro en brazos, fue como si todos los sonidos del mundo volvieran. Era un hermoso cachorrito y apenas nos miro, supo robarnos el corazón.

Y al día siguiente como si de un aviso se tratara, nació Trisha.

Pero esas son solo cosas diminutas que pasan en Finestown, nuestro pueblo.

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