¿Qué sé yo? Toy re loco


Para el Seductor de Certezas,
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Irque se banca mis flasheadas,
y cada tanto me dice, Maxi, pará
A veces me dicen vamos al subsuelo y yo escucho vamos al su suelo y yo respondo: ¡pero señora, si yo casi no tengo suelo! La mayoría está privatizado o pavimentado.
Quizá veo algo pintado y digo, ¡qué lindo color birome Bic azul!
A veces me preguntan cuándo conocí o hice algo y recordando lo que fui escribiendo digo entre los 20 o 21, y si me preguntan el año les digo no sé, saquen la cuenta. No vivo en un tiempo conceptualizado. Me cuesta recordar nombres o números fácilmente.
Me muevo solo porque puedo.
Como porque no me queda otra, y cuando anuncian estofado, me pregunto, ¿qué es esto fado?, ¿es comer un fardo o una abreviatura de enfado? Y si esto es enfado, ¿por qué hablar de eso a la hora de la mesa?, pregunto y me dicen que soy raro.
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IrMe preguntan mi edad, ¿eh, dad? Claro que sí, ¿qué debo dar?
A veces creo que el semáforo y el encendedor son de la misma raza y explico las razones.
Me dicen, jodiendo, que dejarán de comer lechuga porque afirmo que sufro por las hojas del mate cuando las caliento.
Quizá digo que soy un ente de estrella, no un entero de una estrella, soy un entre entre el ente y el entero, por alguna razón no me entienden.
Llego a creer que la cenizas, las hebras de té o tabaco algo nos quieren decir.
El dragón lo tengo atorado en el estómago con sus alas en los pulmones y su cola subiendo hasta mi corazón. No llega a mi cabeza, no hoy, sí ayer, quizá mañana.
Le canto al metal para que vibre suavecito. Le hablo al mineral para que me diga en qué debo enfocarme en ese día y me dicen San Cristal. Me gusta eso de santo.
Los autos para mí se autoflagelan por contaminar a su madre y por eso a veces no arrancan.
Con poca parte de la vegetación no peleo, es decir, con toda la que no sea totalmente verde. La que sí es solo verde quiere pelear conmigo por el supuesto conflicto de quién absorbió más luz. No me cae mal ni llego a discutir, pero siento que yo soy por dentro más verde, y además marrón, y por último negro.
Si le toco el tercer ojo a una estatua de un ser que ya no vuelve a este plano quizá me sale hacer una conferencia de una hormiga o un asteroide.
A veces le cuento lo mucho que me gusta el hacer pis a una señora que se acaba de poner atrás mío en la fila del supermercado. Termino haciendo una filosofía interesante y a la señora le parece digno de un libro. Los desconocidos suelen entenderme mejor que los conocidos.
Sin duda los auriculares se enojan por los tironeos y por eso dejan de funcionar.
Como no sé nada, siempre respondo que todo es todo un tema. Y se me hace todo un gran universo.
Quizá tengan razón lo que dijeron por ahí, que el más cuerdo es el más delirante.
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