Por culpa de mi memoria. Capitulo 9
– No hay problema señor- respondió, aquella voz.
Me quedé mirando la, mirando su silueta, su cabello marrón tan largo que le cubría las caderas, sus ojos marrones un poco más claros mirándome tan tímida, sus pómulos sonrojado por ello mismo, su mismo cuerpo, joder ese cuerpo que muchas veces recorrí y me volvía loco. La miraba , llevaba un vestido floreado color azul celeste que le hacían juego con su cintillo cubriéndole su flequillo.
-Ma… ma… no podía ni hablar, articular palabra, tartamudeaba y sudaba, e incluso mi cuerpo entero temblaba.
En un impulso me le tire encima y la abrace, la abrace tan fuerte que su cuerpo destabilizo, no esperaba el abrazo y cayó al suelo junto conmigo, yo encima de ella, mirándola, perdiendo me en esos marrones que me miraban con tanta confusión y curiosidad. La vi temblar y eso me hizo reaccionar.
– Disculpa, me hizo una pequeña presión en el pecho intentando alejarme. No te conozco contesto con voz firme.
– ¡María! María, mi María, amor mírame soy yo, soy tu Santiago.
– No sé quién seas, pero yo no soy quien crees, mi nombre es carolline start. Respondió.
Confundido la miraba y era su mismo aroma, nos pusimos de pie, bueno yo porque ella ya lo había hecho. No podía entender lo simplemente como dos personas pueden ser exactamente iguales y con su misma voz y aroma. Esto era extraño. Y justamente ahí pensé en nuestro hijo que se parecía mucho a ella más que a mí y ¡Mierda! Mi hijo, lo estaba buscando y como un baldado de agua fría que me cayó encima me di cuenta que no lo había encontrado.
-chris, senti miedo al recordar que se había extraviado.
– Lo siento, me disculpé rápido y quise salir corriendo otra vez con mi búsqueda y entonces de nuevo su voz volvió a detenerme.
– Chico extraño, tú lo que buscas, tu hijo está aquí. Dijo y señaló detrás de ella. Y entonces vi palidecer, mi hijo tenía su manito agarrada y era como verla junto a nuestro hijo.
– Papiiiiii, grito el niño y se lanzó encima, hijo, hijo, hijo, lo abrazaba y lloraba al tenerlo de nuevo en mis brazos y más al verla de nuevo.
– Com… no podía hablar. ¿Cómo lo supiste? Preguntaba confundido.
– ¿Santiago, me dijiste que así te llamas verdad? Me preguntaba mientras me miraba expectante.
– Si… si, no podía articular palabra sin temblar. Me llamo Santiago Holmes. Y tú, tú carolline start, me dijiste. ¿Verdad? Preguntaba ansioso de escuchar que no, no sé llamaba así sino que en el momento lo había escuchado mal.
– Si. Respondió y mis esperanzas se fueron.
– Cómo te decía, Santiago estaba caminando en la playa cuando de repente vi a un niño asustado corriendo, buscando a su padre, papi, papi repetía una y otra vez. Me le acerque y entonces lloro más fuerte, le dije que ayudaría a buscar a su padres y asintió. Entonces caminamos juntos hasta que te vi igual que él, el mismo físico solo que un poco diferente. Llamabas su nombre con desespero y supe que eras su padre. Me acerqué a hablarte, pero bueno ya sabemos la demás historia… Respondió al final con un tono de timidez y sus mejillas sonrojadas.
– Bueno ya están juntos, me iré. Mi esposo me estará buscando a mi también, al parecer eso se pega, sonrió y guiño un ojo y entonces quede más atónito era verla a ella cuando sonreía, cuando jugaba conmigo. Cuando a penas éramos novios y estábamos en época de picardía.
– Adiós respondió, se le acercó al pequeño niño y le hablo más dulce.
– No te vuelvas a extraviar de tu papi y le dio un casto beso en la mejilla.
Volvió a mirarme y está vez estaba diferente su mirada. Hice solo una seña de adiós con mi mano.
Me volví a acercar al niño y por primera vez en mucho tiempo pronunció un “mami” mientras la veía y justamente ahí pensé en que no era el único que la había confundido, yo lo entendía yo era grande, pero . A quien rayos voy a mentir, yo no entendía como era posible que esto fuera así, pero entonces mi pequeño hijo, como él lo iba a entender mejor que yo.
Después de ese suceso decidimos volver a la cabaña ya era de noche, el pequeño se quedó dormido en mis brazos como costumbre, lo lleve a su recámara y lo puse en su cama. Me volví a la sala y no dejaba de pensar en ella, en María o mejor dicho está vez en carolline. Después de no se cuántas horas el sueño me venció y terminé quedándome dormido en el sofá.
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