Palabras vacías.
Cuando nos han mentido tanto, ya no creemos en ellas, no nos sirven para nada.
Ya no las necesitamos, nos expresamos con la mirada. Podrás observar en nuestros ojos el dolor, la tristeza, el vacío, la alegría, la nostalgia…
Las palabras, están sobrevaloradas, “me ha dicho…”, “le he dicho…” Tan innecesarias.
¿Cómo le has tratado? ¿Cómo te ha tratado?
¿Te ha respetado, protegido, cuidado? Si la respuesta es ‘no’, ¿consideras necesarias las palabras?
¿Están a tu lado cuando los necesitan? ¿Buscan ese ratito para acompañarte? Sobran las palabras.
Hechos, acciones, sonrisas e incluso lágrimas.
Besos, caricias y miradas… Quizás efímeras, pero que se clavan en nuestra alma.
Qué privilegiados aquellos que ya no creemos en las palabras.
En aquellos que te juran amor eterno y a la más mínima te pegan la bofetada.
En aquellos que te felicitan y abrazan para más tarde pegarte la puñalada.
Hay un truco para identificarlos, mírale a los ojos y veras cuanto vacío, mentiras y desdén hay en sus miradas.
Qué bonito el silencio, tan infravalorado, para expresar los sentimientos.
Qué bonito cuando alguien te ve y no le salen las palabras.
