¡ MALDITA LA HORA!

Maldita la hora

en que la vida como cruel castigo,

me señaló tu rostro

para aborrecerte y luego para amarte.

Maldita la hora

en que ciega y loca

toqué tus labios

y bebí…

¡ah, pobre de mí!,

la miel de tu veneno,

que sin piedad esclavizó

mis días y noches.

Maldita la hora

en que te entregué

mi cuerpo joven y puro.

Maldita la hora en que mi corazón,

sin poder evitarlo,

danzaba locamente

a tus besos

y a tu mirar intenso.

Maldita la hora en que,

¡ah, pobre de mí!,

mil lágrimas de dolor brotaba

por tu indiferencia y olvido.

Maldita la hora en que

contemplé noches largas y silenciosas,

esperando tu regreso.

Maldita la hora en que,

con cruel desesperación,

deseaba robarte un beso.

Maldita la hora en que,

los celos locos,

torturaba mi mente,

sintiendo la agonía

de mi enamorado corazón.

Maldita la hora en que:

te vi,

te besé,

te entregué mi cuerpo y mi alma.

Maldita sea la vida,

maldito sea el destino,

maldito sea el credo,

maldita sea la sangre,

maldito sea el recuerdo,

bendito sea el olvido,

bendita sea la muerte,

que se lleva en su lecho

mi amor prohibido.

AUTORA: CECILIA PORTILLA SANDÓN / PERÚ

(Chechicorazón)

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