Los peligros de amar. Parte 3

La tarde del lunes de nuevo pasé en vela llorando, la notica de aquellos muertos en mi lugar de trabajo me había afectado demasiado, pero mucho más sabiendo que intuí el peligro con aquel hombre y no fui capaz de mencionarlo a nadie, mi memoria divagaba en que debía haberles advertido, sentía culpa de alguna forma por las muertes de mis amigos, cuando un mensaje me sorprendió alertándome, esta vez el motivo fue absurdo y mas que inútil para algunos; un hombre al que amé y me abandonó descaradamente volvió a visitarme, su llegada fue un tormento de emociones que creí no volver a sentir en mi vida, ya lo había olvidado; o eso fue lo que creí, de alguna forma mi corazón congelado al que había decidido encarcelarlo decidió dar un vuelco y volver a latir ignorante por aquel mensaje que envió anunciando su llegada a mi casa, no pude evitar sentirme algo curiosa, pero pronto de nuevo comprendí por que decidí olvidarlo. 

Su primer mensaje era frío como el hielo mismo, sus palabras directas y sin una pizca de sentimiento; hirientes incluso para la mujer mas fuerte, al ver aquel mensaje me negué a su visita esperando que entendiera el motivo, pero solo continuó insistente ¿por qué ahora? me tomó algún tiempo negarte de mis sentimientos ¿acaso volvías para recordarme mi dolor? intentaba buscar cualquier excusa para poder alejarte de mí, para salvaguardar la poca dignidad que me quedaba luego de entregarte hasta la ultima gota de amor que tenía, pero el segundo mensaje fue claro como el cielo mismo de aquella tarde “sal a verme” no era una sugerencia, era una orden. Entonces me di cuenta, si lo ignoraba hubiera hecho lo que quisiera sin siquiera tomar en cuenta lo que le dijera, no tenía salida alguna más que afrontarlo esperando que así me dejara en paz y volver a coser las heridas de mi corazón ya maltrechos una vez atrás, salí temerosa aguardando que no estuviera esperándome; me equivoqué, caminé ansiosa por saber el motivo cuando en su teléfono noté una llamada entrante; se trataba de su novia. 

Así que, solo era una forma de sacar celos, quizá un pasatiempo al que volvía para desahogar sus penas, tal vez terminó con ella y ahora era el segundo platillo que aguardaba ser servido en bandeja de plata, no lo sé, solo sé que en ese mismo instante mis heridas se abrieron una vez más, te grité con todas mis fuerzas y te pedí que me dejaras tranquila, que no volvieras a contactar conmigo, pero tus excusas de nuevo tan convincente, solo diré que esta vez no funcionó, incluso un niño sabe que no hay que caer dos veces en el mismo juego, que si te lastimaste una vez no debes volver a intentar sin precaución. 

Volví a mi casa recordando los buenos tiempos cuando recibí un mensaje “eres muy poco cortes por como te comportaste”, mi mente era un revoltijo de ideas ¿yo fui poco cortes? yo no te mentí ni te guarde secretos, yo no me involucré con alguien más mientras estábamos juntos, jamás te usé como consolador humano mientras divagaba la idea de estar con alguien más. Continué pensando en ello en lo que subía a mi departamento, con desgana busqué mis llaves para abrir cuando encontré un cuerpo moviéndose en la esquina al final del pasillo, mi cuerpo se estremeció antes de acercarme lentamente para ver quien era, su rostro entonces me provocó terror, se trataba del mismo hombre que vi en el café, esta vez indefenso enroscándose en sí mismo mientras las manchas de sangre en su ropa eran un espectáculo nauseabundo por no decir escalofriante, retrocedí unos pasos con intención de escapar, pero entonces mi conciencia me detuvo en seco, volteé a verlo y noté lo exhausto que estaba, dudé varios minutos antes de meterlo en mi casa, solo espero que este hombre no me traiga mala fortuna o al menos, que mi mala fortuna no provoque mi muerte apresurada por este hombre.

Recomendar0 recomendaciones

Publicaciones relacionadas

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

Lector

Escritor

Anunciante