Los pasos de la colonización inglesa en Norteamérica.

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Toda la información que llegaría a Inglaterra durante el siglo XVI les dio incentivos para tomar en serio la posesión de territorios en el nuevo continente, el golpe de suerte que tuvieron los españoles de encontrar los primeros yacimientos de plata era motivo más que suficiente para iniciar las expediciones. Uno de los primeros argumentos legalistas fue esgrimido por la reina Isabel I, negando la legitimidad otorgada a España por las Bulas Alejandrinas donde se repartían el mundo con Portugal, sobre todo por su carácter cismático que había sido heredado de su padre Enrique VIII y que sería retomado por ella la prioridad de consolidar a la iglesia anglicana. Sobre todo, la creciente animadversión hacia España alimentaba los afanes de competencia para intentar arrebatarle el dominio de los océanos y del “Nuevo Mundo”, donde podían reproducir los mismos esquemas de colonización implementados en Irlanda.

Desde algunos políticos involucrados en la conquista irlandesa como Humpfrey Gilbert y Thomas Lane, así como marinos experimentados como Walter Raleigh y Ralph Lane fueron los impulsores de las primeras expediciones para poder hacer frente a los españoles, combinando en sus estrategias tanto el asentamiento de poblaciones como las acciones de piratería y rapiña contra las posesiones española, sobre todo eran guiados por las expectativas de conquistar el mítico reino de Guyana y Norumbega, así como tomar posesión del hipotético paso norte de la ruta marítima a China. Pero pronto se darían cuenta que las cosas no serían nada sencillas para poder hacer frente a sus rivales, por lo que estas primeras expediciones terminarían en fracaso como sucedió con la expedición de Gilbert que fue hundida por el mal tiempo a su regreso a Inglaterra, o la desaparición de la colonia de Roanoke de Raleigh.

Otro factor que separaría la colonización inglesa de la española sería el asunto religioso, debido al fracaso de Isabel I de unificar a Inglaterra en torno al culto de la Iglesia anglicana, se tuvo que aceptar la convivencia entre las diferentes iglesias e incluso con otras religiones como el caso de los judíos, por lo que la colonización de América representaba una alternativa que podía solucionar las rencillas entre las comunidades. Uno de los primeros que dan esta alternativa fue el comerciante católico George Peckham para trasladar a la comunidad católica que sufría de un gran acoso, pero quien logra concretar la propuesta fue el disidente puritano William Bradford, conformando una comunidad que viajaría en el famoso Mayflower y fundan la colonia de Plymouth al norte de Virginia en 1620, siendo una alternativa a la persecución religiosa implementada por los españoles contra los musulmanes, judíos y protestantes.

En un inicio, la colonización española ante los pocos resultados obtenidos para localizar metales preciosos en las nuevas tierras empezaron a avizorar la posibilidad de darle un enfoque mercantilista para impulsar la expansión en las nuevas tierras, tal fue el caso de Venezuela la cual fue concesionada a la casa alemana Welser, principales banqueros quienes apuntalaron la candidatura de Carlos I a heredar el puesto de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, por lo que a manera de pago les fue otorgado el derecho de exploración y explotación de ese territorio en 1528. Al igual que posteriormente ocurriría con Virginia, por más que buscaron yacimientos de oro no encontraron nada y los colonos alemanes murieron por las enfermedades, sumado a que pronto saldrían las primeras noticias tanto de la Nueva España y sobre todo del botín obtenido en Perú condenaron a la colonia al fracaso, finiquitando el contrato en 1546.

Al darse cuenta de la realidad de la Costa Este donde ni encontrarían las naciones indígenas como en México ni los grandes yacimientos de metales preciosos, hizo que los ingleses cambiaran el enfoque para poder sostener su presencia y de paso resolver los problemas que enfrentaban, como la amenaza que representaba la unión monárquica de España y Portugal y con ello podía provocar la creación de un monopolio comercial. A esto hay que agregar la imposibilidad de lograr el sistema español de trabajo indígena para impulsar la creación de haciendas productoras debido a la escasa población y a su carácter beligerante, por lo que fue fundamental el impulso de la migración de ingleses a los nuevos establecimientos, con esto solucionaban tanto el problema de sobrepoblación que enfrentaba el reino, las rencillas entre las diferentes comunidades religiosas y podían darles trabajos y tierras a las personas de bajos recursos, aunque en el Caribe seria la esclavitud la principal impulsora de la naciente industria azucarera. Con esto, Inglaterra da inicios a la conformación de su primera etapa imperial la cual tendría una base mercantilista impulsada por la inversión privada generando colonias productoras, las cuales alimentaban el mercado interno e importaban la producción inglesa, así como ellos accedían a los productos americanos como el algodón y sobre todo el tabaco. Al estar la población indígena en plena decadencia debido a la mortandad de las enfermedades y a lo disperso que se encontraban las comunidades, hizo que fuesen imprescindibles para el desarrollo de las colonias, descartándose todo proyecto evangelizador por parte de la corona, pero tampoco podían ser desestimadas como algo menor y su presencia representaría una amenaza para las colonias.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: John Elliot. Imperios del Mundo Atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830).

Imagen: Bernard Gribble. El embarque de los peregrinos en el Mayflower rumbo a America, siglo XX.

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