LO QUE SENTÍ.
Te amé tanto que mí vida te daba con tal de que me amaras y fueras feliz.
Te pensé tanto que mí cerebro se saturó de hacerlo, porque te llevaba en mis pensamientos a cada momento.
Te extrañe tanto cuando ya no me mirabas, ni te interesaba lo que quería entregarte.
Te lloré tanto cuando me dejaste que mis ojos quedaron secos y sin ningún brillo al mirarte.
Te odié tanto al darme cuenta que te habías marchado y abandonado como si nunca te hubiera importado.
Te agradecí tanto al dejarme, porque me di cuenta que sin ti era libre, ya no tenía la necesidad de vivir para ti y pude concentrarme en mí y ser feliz.