Me entregué a ti 

Screenshot 2023 02 24 15 45 29 0042

Por: Giovanna Hernández

Llegué a ti; como llega la brisa,

antes de conocerte, ya te amaba;

sin verte, ya te conocía,

nada en ti.

Me era oculto;

y me guiaste,

por ese mar de éxtasis.

En la brújula de tu amor,

hallé mi norte,

por eso sin pensarlo.

Recorrí embelesada

cada centímetro de ti,

tu respiración se hizo mía.

Te sentí jadear en mis brazos,

me entregué a tu cuerpo,

 sin condiciones, sin reglas, sin limites.

Vibre al calor de tu sangre,

Sangre ardiente, fuego indetenible;

fuerza impetuosa, de un río bravío,

 y me rendí a la pasión,

que tu cuerpo desata.

Entre sábanas te musite algo,

algo inefable, inaudible.

¡Oh amor mío!

Que corta es la vida para amarte,

no te apartes nunca, de mi lado;

que un segundo sin ti,

es agonía pura, desesperación extrema,

ahora llegas viejo tiempo.

Como un enemigo te muestras,

pero la sonrisa de mi amado,

te calma, te domina.

Te adormece, te duerme.

Quédate así. No avances,

detén tu andar;

mientras yo respiro profundo,

contemplando su cuerpo desnudo;

que cuadro más hermoso.

Pinceladas de un Dios que admiro.

Un Dios que puso en mis brazos,

 una ángel del deseo,

inspiración del pecado,

y el Génesis, renace en ti.

Amado mío;

otra creación, otro espacio,

otra oportunidad y te beso, te beso todo,

Tu amor me consume, me devora,

me dominas y no me resisto,

no puedo, no está en mi.

Existo en la transpiración de tu piel,

me alienta tu aliento.

Quise escribirte un poema,

busqué la musa en la brisa,

en ese cielo azulado,

en un rayito de sol;

en el amor que te he dado,

y me di cuenta mi vida.

En mil poemas de luz,

que encontré lo que buscaba.

Ese poema eres tú.

Le das sentido a mi vida,

veamos pasar al tiempo,

pero juntos, siempre juntos.

Viviendo cada momento,

cuando llegue la vejez.

Coloreando tú cabello,

con el blanco de los años,

tiempo que dejas destellos.

No temas amado mío,

que de amarte tengo ganas,

Besaré con más pasión,

Una a una cada cana;

y cuando llegue el final.

Quiero partir contemplándote,

mirando tus tiernos ojos.

Para morir, adorándote,

y si Dios me lo permite.

Pues no deseo perderte,

le pediré amarte más.

Sin que lo impida la muerte.

Mi príncipe adorado,

como me llenan tus besos;

cuánto te amo mi vida.

Yo de tú amor estoy presa.

Aquí terminan mis versos.

¡Alma hecha poesía!

Versos de un corazón,

que te daría la vida.

Recomendar0 recomendaciones

Publicaciones relacionadas

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

Lector

Escritor

Anunciante