Ley de la Atracción Vs ley de la Razón
Hemos visto un mundo lleno de información desbordante acerca del poder de la mente, la autosugestión, y la manifestación; no obstante, aunque existan innumerables coach, gurús, o nuevos filósofos que te hablan de lo bien que te puede ir por la vida si piensas de determinada forma; la verdad resulta un tanto frustrante cuando encuentras, que aunque la ley de la Atracción existe, la ley de la Razón lleva la delantera bajo las sombras.
Es cierto que nadie, o al menos muy pocos, quieren un mundo que le diga que tiene mayores beneficios reconocer y aceptar los errores, que sólo ver un panorama fantástico a la espera de que la solución llegue de la nada.
Etender que la mente es demasiado poderosa, no resulta en beneficio a nuestro favor, pues el peor enemigo termina siendo la razón, ya que esta nos repite sin piedad, una y otra vez, que estamos locos al creer que una realidad totalmente contraria a la que experimentamos, esté en camino a suceder solo por el hecho de desearla.
A partir de todo el revuelo que tuvo el mundo después de la película “El Secreto”, podemos ver como nació un imperio emocional que concluye cada día con una infinidad de estados, historias y posteos de frases motivadoras que abarcan un gran porcentaje de lo que podemos encontrar en las redes sociales. Todo esto nos deja muy claro que el mundo no se hizo más positivo desde entonces, sólo que ahora creemos que nuestra forma de gritar a los cuatro vientos la vida que anhelamos, nos hace sentir que en verdad la estamos atrayendo, cuando la realidad es que con eso solo estamos manifestando las carencias que tenemos.
Subir una frase motivante en un estado de Whatsapp, una historia de Instagram, o Facebook, no hace que la vida sea mejor, y es precisamente porque la Razón sabe que te mientes a ti mism@, por lo que podría decirse que tales intenciones se siguen manifestando solo en lo que publicamos, ya que en la vida real, las carencias van a permanecer, pues por la existencia de estas es que intentamos decirle al mundo, no lo que somos, sino lo que nos hace falta.
Es bueno estar motivado, motivar a otros, e incluso es genial escuchar a esos expertos que llenan auditorios para darnos las mil y un claves del éxito; no obstante, no podemos olvidar, que aquellos a los que tanto admiramos, están en una lucha constante para seguirse ganando la vida enseñandonos como debemos vivir la nuestra.
No atraes lo que quieres; te conviertes en lo que entiendes que eres. Desde ahí empieza el cambio.
