Las fantasías sin alas

¿Dónde se esconde la realidad? ¿Vivimos un sueño y nunca percibiremos el todo? ¿Somos solo habitantes de un perímetro acotado de la vida? ¿Nunca volaremos por la inmensidad del ser? ¿Estaremos condenados a un solo cuerpo, sin alas, sin las fantasías de los planetas circundantes?

Muchas veces, la realidad encierra nuestras formas de percibir el mundo y caminamos abrumados por las dudas pendientes de los otros, porque el universo se achica, como la ropa sintética en la lavadora y dejamos que el río de sensaciones, que llevamos dentro, fluya, sin dirección.

Atrapados en nuestra forma de vivir, percibimos el horizonte, solo en las vacaciones obligadas, que nos impone el horario gastado del tiempo. Con asombro y rapidito, alimentamos una planta dentro de nuestro corazón, que nunca verá la luz, porque estamos demasiado supeditado a la realidad espumosa de nuestra sociedad que nos articula de manera mañosa.

Son los horarios continuos, que generan cierta indiferencia con la realidad, que porfiadamente te da algunas señales, como salvavidas a un náufrago en alta mar, que sabe que el oleaje salvaje lo derribará en pocos instantes y será el fin de lo conocido y se irán todos los recuerdos y ya nadie lo verá nunca más, hasta que el cabo de una barcaza, lo salve y lo lleve a puerto, con la visión de la muerte aun en la piel.

Vistiendo los ropajes de la cordura, nos empecinamos en gastar el dinero que no tenemos, cuidando las apariencias detrás de un mostrador, que nos redefine a cada instante, esparciendo una señal difusa que no nos alcanza para vivir mejor.

Las fantasías son relegadas a espacio sin alas, momentos vacíos, donde hay una rutina funesta y el corazón fluye sin ningún sentido. Es la muerte de la imaginación y la incapacidad de recrear la vida en sus diversas formas; es reptar ante el asedio del porvenir, sin respuestas, es sobrevivir al tiempo, sin legado… sin el verdadero existir.

Hay demasiada crema en las miradas para darnos cuenta que tenemos una duda que está aguijoneando nuestro existir. Son los espacios que alguna vez quisieron hablar de verdades y nuestra limitada visión no le dio pelota y nos quedamos muertos, sin acción.

Y vamos de la mano de las rutinas, como si fueran la panacea de la vida y consumimos un poco de amor por aquí y lloramos por acá y sentimos algunos cosquilleo, pero nada nos indica que estamos realmente vivos y viajamos a mundos paralelos sin tomar ninguna medida preventiva y cuando despertamos y miramos atrás, nos damos cuenta que hemos perdido la vida.

Recomendar0 recomendaciones

Publicaciones relacionadas

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

Lector

Escritor

Anunciante