LAS AGUANTATODO DEL HOGAR


¿Cuántas veces han escuchado las frases “no soy tu sirvienta” o “voy a encontrar un trabajo, aunque sea de sirvienta”? Durante siglos se ha infravalorado el oficio de sirvienta, solo por ser un trabajo realizado por gente humilde y porque no se requiere preparación académica ni saber nada más que labores domésticas. Pero, ¿no se han puesto a pensar en la función que cumplen estas nobles mujeres que se pasan todo el día lavando, cocinando y planchando?
Tú, mujer de la alta que vives arreglada y de compras, gracias a tu sirvienta no tienes que perder tu tiempo lavando los calzones nauseabundos de tu marido ni preparando la comida para que este te reproche porque está salada o desabrida, y tienes tiempo para ir a tus clases de yoga y al gimnasio.
Tu sirvienta es la que vela por tus hijos y soporta todos sus berrinches mientras tú te diviertes.
Tú, hombre de negocios que tienes tanto éxito con tu empresa, gracias a tu sirvienta tu casa está limpia y encuentras la cena lista al llegar del trabajo mientras la ociosa de tu mujer, que no sabe ni freír un huevo, está en la peluquería con sus amigas y tu trabajas para multiplicar tu capital.
Aún así todavía hay patrones que tratan con desprecio a sus sirvientas y se aprovechan de ellas solo por considerarlas brutas e inferiores. No se olviden que todo se regresa como búmerang y los ricos algún día pueden dejar de serlo y tener que trabajar de algo humilde para vencer el hambre. El karma es sabio.
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