LA TRANSICIÓN PSICOSOCIAL Y CULTURAL DEL BACHILLERATO A LA UNIVERSIDAD
Un proyecto de vida es el rumbo que cada persona le da a su vida, es lo que le da sentido a su existencia. Es un plan donde ponemos las expectativas, sueños, valores y propósitos que harán posible cumplir las metas trazadas. Para construir este proyecto y hacerlo realidad, es necesario un compromiso firme y serio, ya que dicho proyecto debe acomodarse a nuestros intereses, habilidades y valores. También se requiere una profunda reflexión y organización, para poder definir los pasos a seguir que nos harán cumplir con ese proyecto de vida.
La definición y realización de ese proyecto requiere un profundo conocimiento de nosotros mismos (fortalezas y debilidades), dónde estamos y qué estamos haciendo, cual es mi contexto, y por supuesto hacia dónde quiero ir. La vida universitaria y todo lo que ella implica es un modelo de vida que muchas personas se plantean y que nos sirve como motivación, que nos mueve a realizar múltiples actividades, y la sentimos cuando tenemos la voluntad de hacer algo, y además, perseverar en el esfuerzo para conseguir ese objetivo, y si esto se logra alcanzaremos una victoria y parte del éxito personal estará garantizado, y esto será la prueba de que poseemos las herramientas necesarias para superar las crisis que se presentan durante la adolescencia y el comienzo de la vida universitaria.
El bachillerato es una etapa de formación y aprendizaje que se vive durante la adolescencia y, por tanto, esta matizada con las características propias de esta etapa de la vida. La finalidad del bachillerato debe ser proporcional a la formación, la madurez intelectual y humana, los conocimientos y las habilidades que le permitan al alumno desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida con responsabilidad y competencia, además de estar lo suficientemente capacitado para acceder a la educación universitaria.
La adolescencia es una etapa de la vida donde existen cambios biológicos, psíquicos y sociales, que varían según el contexto social, económico y cultural en el que se desenvuelve el individuo. Durante este periodo de la vida, ocurre un hecho muy característico y es que se establece un debilitamiento en la comunicación con la familia, con tendencia a centrarse en la toma de decisiones propias, incluyendo el manejo de sus consecuencias, lo que generalmente crea problemas en la relación familia-adolescente.
Durante esta etapa, el desarrollo corporal, cerebral, sexual, emocional y social avanza en una secuencia lógica.Tomando en cuenta lo anteriormente dicho, nos damos cuenta que los perfiles de intereses y valores vocacionales de este grupo etario definen su identidad vocacional y su identificación por alguna área específica del conocimiento que los llevara a elegir una carrera universitaria.
Para lograr una buena transición es muy importante la capacidad de adaptación, es decir, la adaptabilidad, que es una capacidad intelectual y emocional para responder coherentemente a las exigencias del entorno, y esto nos permite un ajuste y regulación en función de las características del contexto. El proceso de transición ha cobrado gran relevancia ya que, cada vez es mayor el de estudiantes que no logran adaptarse a los requisitos del proceso formativo, por razones tales como falta de preparación, desinformación y ausencia de apoyo exterior.
El fracaso, prolongación y/o abandono de los estudios universitarios especialmente durante la primeras años o semestres, constituye un grave problema donde todos, comunidad y gobierno, somos corresponsables, es por ello que los procesos de orientación vocacional para la transición iniciados desde etapas tempranas de la adolescencia, que faciliten la adaptación a la vida universitaria, siguen siendo un objetivo prioritario que en gran porcentaje aseguraría la adhesión y continuación del alumno en sus estudios que culminarían en la profesionalización universitaria.
Es indudable que para el joven bachiller, es de suma importancia lograr una adecuada relación entre los aspectos psicosociales propios y el contexto cultural para lograr una adecuada transición que significara adaptación, estimulo, mantenimiento, adquisición de nuevos conocimientos, enriquecimiento cultural y éxito, lo que se traducirá en el logro de una meta como lo es la profesionalización universitaria.
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