La tensión política a finales del porfirismo

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Con la negativa del general Díaz de designar a un sucesor que garantice un relevo político que aliviane la tensión, sus prospectos de rivales empezaron a mover sus piezas para quedar mejor parados y que fueran designados como el siguiente en espera, quedando la alternativa de competir por la vicepresidencia. Bernardo Reyes empezó a ganar popularidad entre los que querían un cambio político y empezaron a surgir a lo largo del país grupos que le garantizaban su apoyo a sus pretensiones presidenciales, esto era de vital importancia como alternativa para colocarse como la mejor opción, ya que el general no contaba con la simpatía de los científicos y trataba de mostrar musculo popular para colocarse como la alternativa más viable.

Las cosas no fueron mejores con las relaciones con Estados Unidos, ya que la animadversión de Díaz hacia el vecino del norte creció y se manifestó en una serie de acciones que no fueron del agrado de los estadounidenses. La primera de ellas fue su apoyo al régimen del presidente de Nicaragua Santos Zelaya quien tenía una política antiestadounidense y que fue derrocado por lo mismo, a lo que llevo a la cancillería mexicana a darle asistencia diplomática para sacarlo del país. El segundo de ellos fue la negativa de prorrogar el contrato de abastecimiento de carbón para la Marina estadounidense en Baja California lo que sumado a la preferencia por los socios europeos hizo que vieran al régimen de Díaz como un serio freno para sus intereses en la región.

En un intento de aminorar la tensión con el gobierno estadounidense y de tratar de fragmentar a la oposición política, lleva a Díaz a conceder al periodista James Creelman la entrevista en la que se descarta a participar en las elecciones de 1910 para poder darle su lugar a la siguiente generación a las que consideraba apta para gobernar. Esto solo condujo a una mayor politización social ávida de que al fin se les esté tomando en cuenta para las decisiones importantes en el devenir del país, tomándole la palabra un empresario coahuilense miembro de una de las familias más acaudaladas del país y que se distinguía por otorgarle trato humano a los trabajadores de sus haciendas, Francisco I. Madero.

Si bien es cierto que a Madero lo impulsaba a su participación política los ideales democráticos que aprendió en sus estudios en Francia y que vio la necesidad de implementar un régimen parlamentario donde la democracia fuera la garante de que se gobernara con justicia, también es cierto que las empresas familiares habían sufrido en los últimos años del acoso de las empresas estadounidenses que amenazaban sus negocios, asunto que es tratado en sus escritos donde también veía la participación norteamericana como una amenaza, aunque se desconoce qué tan determinante fue ese factor para su aventura presidencial. Su habilidad intelectual lo llevo a escribir en 1909 su libro “La sucesión presidencial” en el que deja de manifiesto su pensamiento político logrando ganar adeptos en todo el país, en el que denunciaba la participación extranjera como uno de los males que provocaba los problemas económicos nacionales, así como las pésimas condiciones laborales a los que se sometía a la clase trabajadora, aunque uno de los elemento que resultaba fundamental en la crisis como lo fue el problema agrario fue tocado de forma superficial.

A pesar de que su libro era una dura crítica al régimen en el que ofrecía una alternativa de proyecto de nación, no fue tomado en serio por el gobierno, lo que facilito su difusión por el país y que no pasase por la censura. Los reyistas tampoco lo tomaron en consideración y continuaron fortaleciendo su causa, cosa que el mismo Díaz vio como una oportunidad al tomar a Madero como un elemento divisorio de la oposición, por lo que lo dejo seguir a sus anchas. Su presencia no ocasiono ningún problema a la campaña de Reyes y eso se manifestó en las congregaciones publicas reunidas en las principales ciudades del país y que fueron perseguidas por el gobierno, esto obliga al presidente a tomar acciones directas y hace llamar a Reyes para manifestarlo su rechazo al apoyo para su campaña política y le ofreció irse al exilio a Europa con un disfraz de adiestramiento militar.

La ausencia de Reyes provoco que sus antiguos partidarios se fueran a la causa Maderista, lo que llevo a que tuviera un repunte en cuanto a su popularidad al reunir a todos los miembros de la oposición. Esto llevo a que el maderismo fuese acosado por el régimen, lo que llevo a que se le fue relegando de la carrera presidencial para lograr que Porfirio Díaz se reeligiera, cosa que Madero no consiente y que tomando manos a la obra, escapa del país para pronunciar el Plan de San Luis y dando comienzo a la última transformación del país.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Frederich Katz. La guerra secreta en México.

Imagen: P. Bueno, Club antireeleccionista Vicente Guerrero, 1910

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