La sal en la cosmogonía indígena.


Un mineral fundamental tanto en la vida indígena como en la del resto del mundo fue sin duda la sal, elemento primordial en las redes de comercio de los pueblos mesoamericanos a la que tenían acceso ya sea de las salinas en las costas o de los manantiales y lagunas salobres tierra adentro donde evaporaban el agua para recoger el mineral que importante para la nutrición y sus usos terapéuticos. Algo muy curioso sobre la razón de existir de la sal estaba relacionado con un origen trágico donde era el resultado de los fluidos de la deidad herida, como el caso de Huixtocíhuatl, la diosa de la sal de los mexicas quien fuese una tlaloque que por sus trasgresiones fue expulsada por sus hermanos y echada al agua salada, donde inventaría la extracción de sal a través de tinajas y el amontonamiento de tierra como se hacía en el Centro de México , por lo que los sacerdotes dedicados a la diosa, los salineros y los habitantes de la costa eran conocidos como huixtotin.
Los coras y huicholes tienen a una deidad de nombre Narama, que era de sexo indefinido y que sería expulsado porque en una comida con los demás dioses y para sazonar la comida agarra sal de su cara y chile de sus genitales, algo que tomaron con desagrado y razón para sacarlo. Como complemento del mito mexica, contamos con la versión de los nahuas de Veracruz que ponen a Malintzin (deidad del volcán Malinche) quien llevaba tortillas, camarones y pescado a sus dos hermanos, pero estos deciden espiarla para ver de donde los sacaba y descubren que salían de su cuerpo cuando se bañaba, por lo que la empiezan a maltratar para que se vaya y mientras se iba lloraba formando un rio que termino creando el mar y a su vez la sal. Relatos similares vamos a encontrar con los totonacas, los mixes o los mayas de Guatemala, teniendo en común que la sal es producto de los desechos de una deidad que es maltratada por los demás, de donde además salían los pescados y el chile, explicando así su relación simpatética para que el uso de sal y chile resultase una combinación medicinal pero peligrosa si se consumía en exceso.
Así también dictaba una cierta normativa que prohibía hacer las necesidades en los cuerpos de agua, incluso estaba prohibido lavarse las manos en ella por el temor de ofender a las deidades de la tierra. Otra función que se le atribuía a la sal y al chile es la de elevar el deseo sexual de las personas, por lo que como penitencia para los sacerdotes en determinadas ceremonias se les prohibía consumirlas porque podía incitarlos a transgredir sus votos. Dentro de su clasificación cosmogónica, la sal es un elemento de naturaleza femenina y caliente, su presencia molestaba tanto a Tláloc como a los tlaloque que la aborrecían por ser contraria a la limpieza del agua, se pensaba que la presencia de la sal ahuyentaba a los rayos en las tormentas y a la vez era un elemento que propiciaba las sequias.
Una idea en común que compartían tanto los mesoamericanos como los indígenas modernos con los europeos de los tiempos antes del nacimiento de la geología era que la presencia de la sal en el interior se debía a que existía una conexión con el mar, por lo que los indígenas la atribuían a la existencia de “venas” que infiltraban el agua salada hacia el interior junto con los peces y los camarones. El Tlalocan emanaba agua fresca ya que según la explicación de Sahagún nos dice que tanto las piedras como la arena le quitaban la sal al agua del océano y dejaba solo agua dulce, por lo que la mayor parte del agua del interior no es salada. Es por eso que en las ofrendas asociadas a Tláloc era fundamental tanto la presencia de animales marinos como caracoles y corales que la vinculaban con el mar y sobre todo de arena y piedras que dejaban el agua limpia, es de notar que algunos basamentos piramidales una vez que eran abandonados se les echaba una capa de arena que tenia que ver con esas funciones rituales que la vinculaban con su función como “monte sagrado”. Es así que se comprobaba la idea mesoamericana que el mundo terrícola era una costra terrestre que flotaba sobre el océano, por lo que era este la fuente de toda el agua en el mundo y que gracias a las filtraciones que hacían los cerros esta podía ser aprovechada.
Huixtocíhuatl estaba relacionada con las diosas del mantenimiento que proveían alimentos a la humanidad como Chalchiuhtlicue, Xilonen y Chicomecóatl, sobre todo mantenía relación con una diosa acuática llamada Atlan Tonan “nuestra madre del lugar del agua” y que era deidad de los leprosos y enfermos con llagas los cuales uno era designado como su representación para ser sacrificado, esto lo podemos relacionar con un mito cora donde un ser llamado Junaá que salió del océano como emisario de su diosa a la tierra para alimentar a los hombres, pero estos lo repudiaron al ver que se quitaba las costras para sazonar los alimentos y estos lo echaron, explicando por qué los coras atravesaban por grandes dificultades para conseguir la sal. También se reconocen como diosas de la sal a las que eran patronas de la trasgresión sexual y de los desechos, como el caso de Ixcuina, Tlazoltéotl, Mayahuel, Xochiquétzal y otras que en las historias mitológicas fueron echadas del Tamoanchan por haber roto las normas junto con otros dioses y que siempre se relacionan con el acto sexual, por lo que el origen que se le atribuye a la sal es que son los desechos y fluidos de las deidades y que incluso tienen correspondencia contemporánea con cultos locales de lugares salineros y su atribución a la Virgen.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.
Federico Flores Pérez.
Bibliografía: Blas Castellón. El mar y la sal: una relación necesaria con tierra adentro, del libro El Mar: Percepciones, lecturas y contextos. Una mirada cultural a los entornos marinos.
Imagen:
Derecha: Fray Bernardino de Sahagún. Huixtocíhuatl. Siglo XVI
Izquierda: Salineros prehispánicos de Zapotitlán, Puebla. Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Fuente: https://www.angulo7.com.mx/2018/08/10/entre-cactaceos-y-salinas-zapotitlan-tambien-busca-ser-pueblo-magico/

