La risa de la hiena
La risa de la hiena.
Es un día trece; pero Juliana nunca ha sido superticiosa, había discutido con sus padres; por el tema de fumar hierba, y decidió largarse al culo del mundo donde nadie pueda saber de ella.
Juliana pensaba…
—¡Quiero irme. Ahora voy sin rumbo fijo; no se que va a ser de mi vida; mi mamá bebe, mi papá es mujeriego, y bebé también; aparte de todo quieren que mi hermano y yo seamos unos modelos, ¡que seamos perfectos!; y no le demos quejas de ningún tipo.
Decidí tomar un autobús…
El asistente de viaje dice:
—¿Quienes van para Wirney?…¡Por favor hagan la fila!
Juliana:
—¡Yo voy para Wirney, tenga le pagué al momento!—Y se me quedó viendo de una manera muy detallada.
Mientras Juliana va en el trayecto piensa en su familia…
Juliana: Pobre Ronny, siempre quizo alcanzar la aprobación de mi padre, tanto así, que se encontró con una realidad; que para nada le gustan las mujeres; es gay, y mi padre ahora anda de un humor, que parece un asesino.Mi madre le tiembla, le tiene terror, es un militar retirado, que tiene complejo de lobo alfa; y piensa que nosotros somos su manada; pero que va, acabo de cumplir veintiuno; y no me voy a quedar en ese supuesto “hogar”, mirando como se cae a pedazos, con las personas adentro; vengo de un infierno, huyo de un infierno; y pienso que tengo derecho a encontrar mi camino y vivir mi vida como mejor me parezca.
Apenas alcancé tomar, unos cuantos billetes de la caja chica de mi padre, para pagar un autobús, alojamiento, comer, mientras encuentro trabajo,no me remuerde, porque seguramente, terminaría todo este dinero en la bodega licorera de la esquina; y hasta ahí llegó todo el cuento. Bueno, ya estoy llegando, siempre quice conocer, “Wirney”; me lo recomendaron hace tiempo, por lo tranquilo; y necesito algo de soledad; porque me gusta escribir: hasta los momentos no me he comunicado con ninguna de mis amigas, a lo mejor llame a Niky, para que se venga; y pase unos días conmigo, ella nunca me dice que no, siempre me ha acompañándo en todo los momentos de mi vida, pero la llamaré, despues de un tiempo, ya veré como me va. Otra de las cosas que me llama la atención de ese lugar, es que no hay problema con el consumo de hierba, hasta la cultivan, y creo que mejor no puede ser.
Bueno ya estoy en el andén del terminal de Wirney, por lo pronto en todo me ha ido bien.
He llegado; estoy vestida muy sport, mi mamá diría que “hippy”, pero si, es mi ropa favorita, mis jeans roídos, añejados, y mi blusa, que hice yo misma, sin mangas, inspirada en bandas de heavy metal. Siempre fui muy irreverente y lo mantengo, fui una adolescente difícil, y creo que todavía lo soy.
A penas llegué me senté en un banco, encendí un cigarrillo; aún no me atrevido a preguntar nada, no quiero parecer perdida ni mucho menos boba, al relajarme pensé en mamá, en todo lo que debe estar diciendo y lanzando a los cuatro vientos, echándole como siempre la culpa a mi papá y el pobre de mí hermano, pagando los platos rotos, ¿Si los voy a llamar?, claro, pero no todavía, necesito tiempo, necesito conocerme mejor, y no escuchar más, gritos ni zandeces, ¡no más!… siento algo de hambre, mejor me levanto y comienzo a caminar por estos lados; como si toda la vida, lo hubiera hecho.
Me levanto, tomo mi cartera morral, y me dispongo a mirarlo todo, deben ser como las tres de la tarde, todavía hay parte del día para escoger bien el sitio donde me quedaré hoy.
Me gusta el entorno, me agrada, hay un olor a pinos, por todos lados, lo comencé a sentir desde que el autobús empezó a subir la cumbre que escuché la llaman “del mono”, vaya usted a saber, porque le pusieron ese nombre.
El clima es templado, y las casas conservan ese aire antiguo de los años 1800, son las típicas casa de antes, viejas, hechas con columnas, patio interior, como un jardín o invernadero interno, muy bonito, algunas tienen las puertas abiertas, y se aprecia que todas o casi todas, tienen la misma línea de fabrica.
Por lo que veo, la gente es muy sociable, se sientan en la parte de afuera, sacan sus sillas de terraza, y se sientan en las aceras a conversar.
—¡Buenas tardes!
—¡Buenas tardes!—me respondieron de inmediato.
En el medio del centro de comercio, hay una plaza principal, por supuesto una iglesia o cátedral está allí, hace fresco, hay palomas en la plaza y me parece bien, me provocó volver a sentarme en uno de sus bancos para pensar, tengo que buscar alojamiento, Wirney tiene de todo, tiene farmacias, bancos, abastos, minimercados, es muy agradable…
De repente, me siento culpable, pero no, eso no me va amilanar yo tomé mi desición y sigo adelante.
La gente pasa ignorandome, pero ahora sí, estoy sintiendo fatiga, y me voy, para tomar y encontrar algo de comer; espero conversar con alguien.
Me acerco a una farmacia, y a una señora que sale le pregunto…
—¡Buenas tardes señora, disculpe!, ¿me puede decir, dónde puedo encontrar un restaurante, o alguna pensión, para llegar y encontrar algo de comer?…
—¡Ah buenas tardes, claro!. —la señora se me queda viendo,—¡Ay muchacha!.. ¡Se ve que no eres de aquí!.
Bueno…vas a tener que caminar un poquito, porque a esta hora ya todas las casas que ofrecen comida están cerradas, es una época difícil aquí en Wirney, porque hay mucha gente que se viene a descansar, y todo está hasta el tope, pero si te vas por esa calle hacía arriba, vas a encontrar una panadería con mesas, allí podrás encontrar lo que buscas!
—¡Muchísimas gracias señora, muy amable!…
La caminata no me gustó mucho, tuve que andar por el hombrillo de la carretera, parece que es la única panadería de ese estilo, no me gusta el tránsito, es pesado, puro camión, y gandola, y van a toda prisa, después aparecieron un montón de motociclistas con unas mounstruos de máquinas iban en caravana, bueno, al fin llegué, está en una de las entradas del pueblo, subí las escaleras, y entré, tiene buena estampa; ofrece mucha variedad, pero no podía gastar tanto, tenía que ser conservadora, me compré un jugo; un pastelillo de jamón, ¡y listo!…no sé si es por el hambre, ¡pero están ricos!
Ya está cayendo la tarde, el sol se está escondiendo, un crepúsculo rosa, naranja me está indicando que me debo apresurar, tengo que encontrar donde quedarme, y no me queda otra que preguntar…
Me acerco a la caja registradora y le pregunto al señor que atiende al momento de pagar…
—¡Tenga!—le pago en efectivo.
—¡Gracias, que le vaya bien!
—¡Una pregunta, ¿me puede recomendar alguna posada, para viajeros?, estoy llegando hoy;buscando sitio donde pasar la noche!
—¡Ah, okey, lo que sucede amiga es que estamos de aniversario, son las fiestas de las flores, y muchos viajan a pasear por estos valles; además del encuentro nacional de motociclistas.
<<Ahora comprendo, porque hay tantos motorizados en la zona>>
—¡Se va, para el centro, y pregunte por la señora Mayns, ella la puede ayudar, dígale que va de parte de Adán, el hijo del señor Erick.
—¡Muy gentil, gracias!
No me quiero arriesgar más, voy a tomar un bus pequeño que me deje cerca,no voy a volver a caminar por el hombrillo a esta hora, y pronto será de noche.
Ya estoy en la plaza nuevamente, ahí viene un señor apurado…
—¡Disculpe,me puede decir, ¿dónde queda la casa de la señoras Mayns?
—¡Siga por esta calle!, después que pase la iglesia, la segunda casa a la derecha, rejas blancas.
—¡Muchísimas gracias!
Ahora sí, creo que la solución está cerca.
Comienzo a tocar la reja con una de mis llaves.
—¡Señora Mayns…señora Mayns!
Había un silencio absoluto…
Espere un par de minutos más…se prendió el alumbrado de la calle…
—¡Señora Mayns, señora Mayns!
En ese momento, vienen dos hombres hablando, abren la reja con total confianza y siguen sin mirar a los lados, cuando están en la puerta principal, les grité, pero no me oyeron…
Ahora viene otro chico más joven…pero a este si le voy a preguntar…
—¡Disculpa, necesito hablar con la señora Mayns!
—¡Ella ya está en su habitación!, haciendo sus oraciones, y no se le puede molestar.¿Que se le ofrece?
—¡Estoy buscando posada!
—¡Ahhh, no, ya está pensión está al tope!
—¡Caramba!—<<Ya me estoy sintiendo algo desanimada>>
—¡No hay lugar en el pueblo, lo único es en la cumbre, a mucha gente no le agrada el lugar, es una residencia, algo apartada, pero creo que es lo único que puedes conseguir!
—¿Cómo hago para llegar?
—¡Si consigues un taxi que te suba!, y te lo digo de una vez te van a cobrar caro por la hora y por la época.
Solo pide que te lleven a la residencia de la cumbre.
—¡Está bien!
Ya es tarde, y no veo mucho movimiento, intentaré conseguir el carro que me pueda subir.Pero nada…
Ya ha pasado más de media hora, hay va uno…, es un taxi negro. Le saco la mano.
El conductor me ve y me hace señas, un círculo con el índice, indicando que va a dar a la vuelta.
Al llegar le hago la respectiva pregunta…
—¡Amigo!, ¿Por cuánto me lleva a la residencia?…
El señor voltea el rostro, tenía el pelo negro, y unos muy sobresalientes bigotes;y abre bastante los ojos.
—¡Para allá, son doscientos!
—¡Oiga, me parece demasiado!, ¿porque tanto?
—¿No sabe para dónde va?
—¡Está bien, se los doy!
Aborde, sin perder más tiempo, ya estaba bien de tanta vuelta, tengo que estar en un lugar seguro, ya veré después, como me las arreglo!… todavía me queda algo.
El camino como la noche empezó a oscurecese, cada vez más y más, estamos saliendo del pueblo, y tomando carretera, es una sección que parece que el mundo olvidó, cada vez es más oscura, por supuesto, tengo que preguntar…
—¿Queda lejos esa residencia?…
—¡No, unos veinticinco minutos!…¿Quien se la recomendó?
—¡Un chico que me encontré dónde la señora Mayns, usted la conoce?
El señor no me quizo dar muchos detalles…
—¡Si, si se quién es!
—¿Trae abrigo?, porque allá arriba es nublado y hace bastante frío!
—¡Si, traje algo!
El señor llegó a una caseta de vigilancia y pide permiso para llegar hasta la residencia, el vigilante, se asoma y mira, veo en sus ojos algo que me estremeció, pero no me voy a preocupar, porque se tienen que asomar de esa manera, ¡uy me impresionó!, después que me miró de arriba abajo, le hace señas al conductor con la mano, que pase, y entramos a una especie de club campestre, con muy poca iluminación, todo sigue en la penumbra.
—Una pregunta, ¿A esa residencia, no van muchas personas?
El señor pensó para contestar…
—¡Muy poca!…
Todavía estábamos subiendo a otra cumbre…
—¿Queda bastante alto?
—¡Yo cumplo con traerla!
Con esa respuesta, no me provocó preguntarle más nada, ya como que me está entrando un montón de incertidumbre, pero que voy hacer, no veo la hora de llegar.
—¡Ya llegamos!
Cuando me dijo que habíamos llegado, se incrementó mi angustia, era una casa inmensa muy vieja y alejada.Abri mi bolsa pague lo acordado, pero no salía de la impresión.
Era muy solitaria, gris, y habían muchisimos árboles, altisimos en el entorno, y la casa, llamada la residencia, parecía estar evaporandose, entre la niebla.
—¡Bueno, bajese, y toque la campana, le va atender Otelo, el señor Otelo, el es un tanto extraño, pero no hay de otra, que la pasé bien!
—¡Bueno!…eh…
Por un momento pensé en pedirle al señor del taxi, que esperara pero el no estaba muy dispuesto…
—¡Hasta luego señorita, me voy, tengo un compromiso!, como le dije, toque la campana!
Me baje, el señor arrancó; y me quedé parada en medio de la penumbra,solo por una una luz que apenas salía de una ventanilla de la casa; y un silencio abrumador, pero, si están de fiesta en este pueblo…¿porque tanta soledad en esta posada?
No puedo negar, que me estoy sintiendo algo nerviosa, y ya bastante que me costó llegar hasta acá.Tomo aire, respiro y ahí voy a tocar la campana.
Pero antes escucho algo escalofriante, de una vez se pararon los pelos de punta, unos ojos brillantes detrás de los árboles, y una risa…la risa más horrible que he oído en mi vida, me di cuenta que era un perro, muy grande, pero lobo no podía ser, volvió a emitir el sonido habían varios como el, Recorde algo que había leído, sobre las hienas…
¡¡Y SI LO SON!!…