La revolución de Ayutla y la llegada al poder de los liberales.


De 1853 a 1855 se dio el último intento de Antonio López de Santa Anna de gobernar el país, precedido por los gobiernos moderados de José Joaquina Herrera y Mariano Arista, siendo este último derrocado por el ejército para llamar a gobernar a Santa Anna asesorado por el pensador conservador Lucas Alamán quien lo guiaría para poder hacer la transición monárquica, cosa que no pasó al morir al poco tiempo de tomar el poder.
Al llegar al poder, hizo algo que no había hecho en sus anteriores mandatos, gobernar, ya que solía dejarle el poder a sus ministros (siendo el más importante Valentín Gómez Farías) mientras él se iba a descansar a sus haciendas en Veracruz. El problema es que en lugar de seguir la constitución de 1824, la deroga y empieza a gobernar mediante edictos según se le daba a entender, cosa que a muchos no les gusto la forma de hacer las cosas.
Es así que varios jefes regionales empezaron a barajar el plan de derrocar a Santa Anna, siendo dos los principales incitadores Juan Álvarez en Guerrero, quien junto con Florencio Villareal promulgaron el Plan de Ayutla. Al sumarse buena parte de la clase política a la conspiración logran derrocar a Santa Anna y eligen como presidente provisional a Álvarez
El problema fue que el cacique sureño nunca quiso llegar a dirigir el país, era muy viejo para gobernar siendo sexagenario y no se sentía con la capacidad de poder hacerlo. Eran muy pocos lo políticos que en ese momento se atrevieran a tomar la presidencia por la serie de retos que implicaba. Por lo que en los pocos meses en que estuvo en el poder, decidió formar un gabinete al cual poder legarles la tarea.
Asesorado por Melchor Ocampo, Álvarez llama a liberales radicales a ocupar los ministerios, poniendo al propio Ocampo como ministro de relaciones exteriores, Ponciano Arriaga en gobernación, Benito Juárez en la Suprema Corte y Guillermo Prieto en Hacienda, pero sería cierta ambición y codicia que percibió de parte del ministro de Guerra lo que hizo que lo nombrara como su sucesor, ese sería Ignacio Comonfort.
Nadie estaba de acuerdo con los elegidos de Álvarez o con el movimiento mismo, por un lado los conservadores se desvivieron con ataque racistas contra el movimiento lo que según ellos argumentaban que eran incapaces de gobernar. Y por otro lado estaban los moderados que también se oponían, ellos temían por el nivel de radicalismo de la esfera de Álvarez que podría provocar un nuevo periodo de guerra al levantar las ámpulas de los conservadores.
Lo que termina por apresurar su salida serán las acciones de Benito Juárez, que expidió la abolición de los fueros eclesiásticos y militares para que todos tuvieran que seguir la misma ley sin los privilegios que los regían. Esto provoco el disgusto de los militares conservadores quienes empezaron a levantarse varias rebeliones, destacándose la de Tomas Mejía en la Sierra Gorda a finales de 1855.
Es así que Juan Álvarez sale del poder para retirarse a su feudo en Guerrero, donde podía dirigir su estado desde su hacienda de La Providencia, dejando la impresión de sus detractores de ser un sainete, gobierno que dejo a los “perros rabiosos” como llamaban a los liberales radicales, pero sembrando la semilla de lo que sería el establecimiento del orden en un país que ya no recordaba cómo era, no sin antes de ser regada por años de violencia que le seguirían.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura
Federico Flores Pérez
Bibliografía: Will Fowler, La Guerra de Tres Años, el conflicto del que nació el estado laico, 1857-1861
Imagen: Retrato de Juan Alvarez, Anonimo. Tomado de: De Pintor no identificado – http://www.bicentenario.gob.mx/Acervo /archivo : Museo Nacional De Historia INAH, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17561959


[…] https://www.arthii.com/la-revolucion-de-ayutla-y-la-llegada-al-poder-de-los-liberales/ […]