La máquina creadora de las palabras

La palabra reina en un mundo sin silencios. Es la representante de sentido y muchas de ellas, van hilando la historia de los hombres.

Sus caprichosas formas crean realidades, que el mundo no imagina y su rueda es capaz de llegar a la cima de las nebulosas, que se duermen en el estómago de un espacio sideral, como las miradas perdidas de los náufragos de un norte –norte.

Sus sentidos gramáticos están indicando direcciones y sus inspiraciones están dejando muertos en el camino. Hay palabras contundentes y letales y otras que tienen una capacidad de crear nacimientos y renovar los obstáculos, que nos impone el tiempo.

La palabra va creciendo en el cerebro, en un encadenamiento de metáforas, que construyen el pensamiento inequívoco de los futuros, que se aparecen y desaparecen en la voz, como suspiros de una bandada de pájaros heridos por el atardecer.

La palabra nunca está callada y su verbo indica oraciones claras y funestas. Frases que son definitivas y otras, que se lleva el viento…Frágiles sonidos que se construyen en la antesala de un adiós; una mezcla de miedo y soledad que son esparcidos por una ráfaga de hostigamientos y desengaños.

Intenciones de los verbos, que trepan hasta la garganta de un Dios, que produce montones de historias, que no son ciertas, pero que atadas entre muchas silabas, pausa, puntos y comas, van construyendo una religión especial de semánticas rotas y de verbos pretéritos.

Mensajera de sentido, las palabras se las interpreta libertarias y concluyentes, pero hay momentos en que resuenan dulces y compasivas, como suaves brisas de un amanecer rural, sin las cargas ideológicas, ni los dogmas oscuros de una época medieval.

La palabra, hiriente, que está escrita con sangre, que aguijonea mi corazón, tiene unas silabas desconcertantes para mis aprensiones de poeta perdido entre los renglones.

La palabra que se grafica en las consignas y está sumergida de contenido en los versos de la adolescencia menor. Allí, ha parido un millón de amores imposibles y ha disparado los colores de la juventud hacia el infinito.

Es la creadora de historias y es la alimentadora de todos los verbos, frases, oraciones y canciones que expele la comunicación humana. Su sentido puntual es una amenaza para los grises y su verdad está cuestionando todos los corazones.

Es una expresión básica, esencial para advertir si alguien está muerto o vivo. Es la nominación fundamental para existir. Sin la palabra reinaría el silencio…

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