¿La Inteligencia Artificial pensará por nosotros?
Hasta no hace mucho, cuando se hablaba de Inteligencia Artificial, los entendidos aseguraban, entre otros argumentos, que no era sino ficción, que no había de qué preocuparse.
Sin embargo, con el paso de no mucho tiempo las voces se han ido apagando y los hechos confirman otra cosa, porque…
Antes de finalizar 2022, fue lanzada al público OPEN AI trayéndonos la Inteligencia Artificial, tecnología de uso masivo, llamada a causarnos un impacto mayor al que aún no terminamos de digerir como lo ha sido el uso de Internet con todas sus implicaciones.
Asombrados hemos visto cómo en un abrir y cerrar de ojos, la Inteligencia Artificial, como una gigantesca ola tecnológica ha generado inmensas posibilidades de uso para “alivianar” a la gente del trabajo que demanda conocimiento, creatividad, concentración, atención…
La IA lo hace por tí
Ahora ya puedes meterte en el ordenador y decirle qué quieres hacer y ella, la IA, lo hará por ti, sin necesitar que uses tu conocimiento o actives tu creatividad, ni nada más.
Visto así, parece la panacea a nuestro agobio ante la necesidad de trabajar contra el tiempo, porque representa gran ayuda, basándote en lo que te dice puedes personalizar o ampliar el contenido y habrás logrado ganarle tiempo al tiempo.
Estamos inmersos en el auge del desarrollo de la Tecnología de la Información, todo o casi todo se hace por Internet, la construcción del Metaverso avanza, los videojuegos dominan y se espera que dentro de poco la implantación de un chip en el cerebro conecte los humanos a la red, al mundo virtual, haciéndolos superhumanos.
El asunto pica y se extiende
Como decimos en lenguaje coloquial el asunto pica y se extiende, se ha expandido a todos los rincones de la tierra, además, es capaz de autorregularse, controla las redes eléctricas y todas las comunicaciones en absoluta interconexión.
Todo está fríamente automatizado, un vasto e intrincado modelo de controles electrónicos conservan la homeóstasis de un supersistema mundial dependiente de complejos mecanismos llamados a ser ejecutados por la llamada Inteligencia Artificial.
Ahora todo se ejecuta a través de proyecciones en las computadoras, un nodo en una máquina inteligente absorbió un cerro de papeles procesados a mano por la mente de un humano…
¿Declaratoria pasiva?…
De paso, este artífice denominado Inteligencia Artificial o AI, por sus siglas en inglés, no se cansa, ni descansa; recibe y es capaz de procesar gran cantidad de datos constantemente en tiempo real a velocidades inimaginables, parece una declaratoria pasiva de que ya no se necesita al ser humano que hasta hace poco hacía esas tareas.
Nadie se detiene a pensar en las posibles implicaciones del uso de la Inteligencia Artificial, y tampoco nadie dentro del común de los usuarios se lo pregunta, nos acogemos a ella, simplemente somos consumidores.
Hemos visto a lo largo de la historia humana que ninguna tecnología ha sido desarrollada previo análisis de los posibles efectos ulteriores que su uso masivo traería a la humanidad, sus consecuencias, ni alcances…
Vemos como ejemplo el uso de la energía nuclear y más recientemente, los ordenadores, los smartphones, los transgénicos, las redes sociales, el Metaverso y ahora la IA.
Entre tanto, las máquinas se han vuelto telepáticas, se comunican entre ellas desde cualquier lugar de la tierra a través de Internet, es una inteligencia que nos arropa y supera en todos los aspectos de la cotidianidad y eso no llama a nadie a reflexión ni a tratar de entender lo que está pasando, somos espectadores pasivos.
¿Seremos desplazados de los trabajos, con el pretexto de que las máquinas son más eficientes y exactas?
Hasta aquí, estos avances resultan extraordinarios, encantadores para facilitarnos la vida, vemos mayor eficiencia, los servicios masivos se aceleran haciéndonos todo menos pesado, los proyectos finalizan en breve tiempo.
Pasamos entretenidos como nunca, consumimos y gastamos a velocidades no imaginadas por nuestros abuelos, el dinero circula virtualmente y no tenemos ni qué preocuparnos de llevarlo con nosotros. Cabe preguntarse…
¿Qué hay detrás de todo eso?
Estamos inmersos en el progreso, en la modernidad, con múltiples avances de la ciencia, la medicina, la neurología, la epigenética donde el individuo podría llegar a ser un superhumano con las enfermedades controladas desde un chip instalado en su cerebro y con órganos del cuerpo biónicos, mejorados en función de sus necesidades y actividades, con extraordinarios conocimientos compartidos desde y a través de la web…
Para ello, empresas de capital privado, dentro de las que destaca Neuralink, creada por Elon Musk, con un staff de connotados científicos trabajan en el proyecto de crear un implante que sería conectado a las áreas del cerebro que controlan las actividades corporales como el movimiento, lo que le permitiría a la persona comunicarse directamente enviando y recibiendo información mediante los pensamientos.
Se sabe que ya ha sido aceptada por la autoridad estadounidense y dentro de poco será un hecho, del cual no sabemos qué consecuencias para la especie humana nos traerá (¿?)
La interrogante que debemos plantearnos si todo está controlado es:
¿Inteligencia artificial un supersistema que pensará por nosotros?
¿Bajo qué égida nos movemos? ¿Quién controla tal conexión? ¿Quién garantiza la libertad de pensamiento?
Sin caer en la paranoia, cuando lo analizamos nos quedamos impávidos, sin lugar a duda, nos sobrepasa, no sabemos cómo actuar.
¿Cómo controlar y dominar tal superinteligencia? Tendríamos que ser como ella y no lo somos ¿qué nos queda?
Calma, si bien se ha recorrido una ruta sin marcha atrás y además parece indetenible, aún tenemos la capacidad de poder hacer algo…
¿De qué se trata?
Se trata del trabajo interior de cada individuo, se trata de conservar nuestra individuación, no dejarnos barrer por el mundo exterior que nos embolata y aturde, robándonos la vida, cuando le damos con nuestra atención e intención y así toda nuestra energía creativa queda anulada.
Se trata de dejar de lado el celular, la tableta o cualquier otro dispositivo e irnos de nuevo a ese contacto con la naturaleza, maravillarnos de la creación, vivir nuestra esencia, tomar papel y lápiz, escribir, leer, dibujar, crear, hacer todo por nosotros mismos…
Para no convertirnos en autómatas, indolentes, tontos o idiotas, porque los medios audiovisuales nos distraen tanto que roban nuestra capacidad de atención y con ello nuestra energía de vida, nuestra esencia y raciocinio…
Con mi atención exacerbada, llena de estupor, con todas las luces del estadio encendidas, como se dice en el argot futbolístico, te invito a reflexionar y a usar la tecnología para bien, a consciencia y a sabiendas de nuestro poder creados a imagen y semejanza del Todopoderoso.
Ana Elizabeth Duarte
Si te interesa este tema te recomiendo ver el capítulo 1 de la temporada 6 de Black Mirror. Se trata de una plataforma que utiliza la IA para generar series basadas en la vida real de una persona, con el rostro de personas famosas. ¡Muy interesante tu artículo!