La división del norte, una breve semblanza.


Para nadie es desconocido que el norte de México ha sido uno de los puntos más difíciles de habitar, un clima nada amable, breves tiempos de temporal, la lejanía entre puntos urbanos, los constantes ataques de los indígenas nómadas y las invasiones extranjeras del siglo XIX forjaron en el norteño un carácter muy duro para hacerle frente a este medio tan hostil.
Sin embargo, el 15 de octubre de 1880 represento un punto y aparte en la vida de los norteños, ya que fue en esa fecha en que el ejército mexicano gana la Batalla de Tres Castillos a los apaches y con ello acabaron décadas de violencia entre mexicanos e indígenas (aunque sin ningún beneficio para ellos). Anteriormente las sociedades norteñas eran más solidarias entre si y los hacendados y terratenientes permitían sin problemas que los rancheros pudieran usar sus territorios ya que ambos se beneficiaban al tener un enemigo común, pero al desaparecer este y haber más oportunidades de desarrollo, hizo que los terratenientes se olvidaran de esta alianza que se mantenía por siglos (incluso en la época virreinal se destacaba por no haber diferencias de castas en comparación con el sur).
La concentración de las riquezas en unas pocas manos y la precarización de las vidas de los rancheros hicieron que al nivel popular la imagen de progreso de Porfirio Díaz fuera deteriorándose cada día más. No por nada, cuando ocurre el pronunciamiento del Plan de San Luis por parte de Francisco I. Madero, el movimiento disidente va a cobrar mucha fuerza en el norte uniéndose a la rebelión las masas populares para derrocar a un gobierno que no les había hecho justicia, entre ellos se les une el que fue un viejo bandolero que se hacía llamar Francisco Villa.
De la mano del político Abraham Gonzales quien sería el que lo invita al movimiento, Pancho Villa se caracterizara por su carisma y su liderazgo nato que lograba ganarse el favor del pueblo. Junto con el arriero Pascual Orozco, levantaron Chihuahua y lograron derrotar al ejército federal, siendo uno de los golpes críticos que determino la caída de Díaz. Gracias a su labor al frente, se ganó el favor de Madero y se convierte en uno de sus admiradores. Esto hizo que para 1912, con el levantamiento de Orozco por el incumplimiento de las promesas a sus bases, se uniera al ejército federal de la mano de Victoriano Huerta de quien aprende los pormenores del manejo de tropas. Pero el desprecio que había de parte de Huerta hacia Villa hizo que buscara cualquier oportunidad para justificar su ejecución, estando cerca de lograrlo si no fuera por la intervención de la familia Madero, logrando que lo mandaran a prisión.
Es ahí cuando se entera de los movimientos de Huerta para derrocar a Madero y logra fugarse con la ayuda de Abraham Gonzales quien lo apoya en su exilio en Texas en lo que sucede el golpe. Ya repuesto, regresa a México en marzo de 1913 con ocho compañeros para comenzar la guerrilla, para esto conto con la suerte de ganarse a las bases sociales de Orozco quien apoyo a Huerta y con esto empieza a formar una guerrilla que logra dar sus primeros golpes con la ayuda de otros caudillos como Trinidad Rodríguez, Maclovio Herrera y Tomas Urbina.
Para lograr sus objetivos, manda a llamar a los jefes guerrilleros de Chihuahua, Durango y La Laguna en la hacienda de La Loma en Durango para formar un cuerpo militar con una cabeza al mando, logrando Villa ganar el puesto no sin acaloradas discusiones, marcando el nacimiento de la División del Norte. Él logra implementar disciplina en la tropa y orden con la implementación de la infantería y la artillería, cuyos resultados fueron el dominio de La Laguna, Durango y Chihuahua reforzando su liderazgo, cosa que no le gustaba al caudillo principal Venustiano Carranza.
La cadena de triunfos que le sigue a la División del Norte le trajo malestar a Carranza, quien a pesar de ser el jefe del movimiento, no podía controlarlos, por lo que busco obstaculizar su avance en favor sus demás generales Álvaro Obregón y Pablo Gonzales. La situación se hizo intolerable para ambos ya que Carranza busco impedir que tomara Zacatecas, que debido al fracaso de su lugarteniente Pánfilo Natera le abre las puertas a Villa para una de las batallas más celebres de la división, siendo esta la ruptura de ambos caudillos.
1914 fue el fin del régimen de Huerta y a la vez el año que marco la cúspide del auge de la División del Norte. Ya como ganadores, deciden las facciones celebrar la Convención de Aguascalientes ese mismo año para saber cómo se ha de manejar el país. La convención logra por un lado juntar al villismo con el zapatismo para buscar tomar el poder, y por otro lado puso a los constitucionalistas a cerrar filas en torno a Carranza. La popularidad de Villa logra que este avance junto con Zapata a la capital llegando a un paso para la victoria, pero la mejor posición geoestratégica de los constitucionalistas hizo que Carranza pudiera planear la contraofensiva.
Pero llega 1915, año en que se llevan a cabo las batallas decisivas de las luchas de facciones. El impulso de victorias que llevaba la división intentaría quebrar definitivamente a los carrancistas en los campos del Bajío y la Huasteca, pero fueron mejores las estrategias de Álvaro Obregón en las Batallas de Celaya y de Jacinto B. Treviño en la Batalla de El Ébano que lograron derrotar a los principales caudillos como el propio Villa, Tomas Urbina y Manuel Chao. A partir de ahí, por más intentos que haría Villa en Sonora y Chihuahua, la división ya no podrá regresar a sus tiempos de gloria y solo cayeron en sendas derrotas, que llevo a la división a irse disolviendo, quedando solo los soldados que acompañaron a Villa de vuelta a la guerrilla con sus intentos de voltear su suerte, cosa que no logra y que termina en su disolución con su rendición ante el gobierno interino de Adolfo de la Huerta en 1920.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura
Federico Flores Pérez
Bibliografía: Pedro Salmerón, La división del Norte. El legendario ejército revolucionario, revista Relatos e historias en Mexico no. 63
Imagen: Ángel Boliver, La toma de Zacatecas, 1965

