La danta y la abeja.


Había una vez una danta que trabajaba muy duro en el bosque. Ella cortaba árboles, transportaba troncos y construía su hogar. Un día, mientras trabajaba, vio a una abeja volando por el bosque. La abeja parecía estar disfrutando de la vida sin hacer nada. La danta se acercó a la abeja y le preguntó: “¿Por qué no trabajas como yo? ¿No te das cuenta de que si no trabajas, no tendrás nada para comer?”.
La abeja respondió: “No necesito trabajar. Puedo sobrevivir con lo que tengo. Además, ¿por qué trabajar duro cuando puedes disfrutar de la vida?”.
La danta no estaba convencida. “Pero si no trabajas, nunca tendrás nada. ¿No te preocupa el futuro?”.
La abeja respondió: “No me preocupa el futuro. Vivo en el presente. Y en este momento, estoy disfrutando de la vida”.
La danta se alejó, pensando en las palabras de la abeja. Pero después de un tiempo, se dio cuenta de que la abeja tenía razón. La vida no se trata solo de trabajar duro. También se trata de disfrutar de la vida y de los pequeños placeres que ofrece.