La Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, 1975.


El orden surgido del fin de la Segunda Guerra Mundial cambiaria las cosas de cómo estaba regido el mundo, desde el impulso a la descolonización para el nacimiento de nuevas naciones, incluso en lo cultural había quedado demostrado que las mujeres tenían la misma capacidad de los hombres para desempeñar los mismos papeles, quedando patente al reemplazarlos cuando fueron enviados al campo de batalla. Con ello, el movimiento feminista estaba más fortalecido al empezar a permear en las mujeres que tenían los mismos derechos que los hombres y con ello frenar el clima de injusticia imperante por la cultura machista, por lo que empezaron a presionar a los gobiernos del mundo para obtener las libertades de trabajo, de estudio y a decidir sobre si querían conformar una familia. Los nuevos aparatos de mediación como la ONU desde sus inicios en 1945 tomaron como parte de sus banderas el alcanzar la igualdad social de las mujeres a lo largo de los países integrantes, por lo que era necesario organizar las diferentes agrupaciones feministas en el mundo para fijar metas en común para lograr los objetivos frente al contexto de la Guerra Fría.
Para albergar a un evento de tal importancia, el gobierno de México presidido por Luis Echeverria se ofrece como sede a la capital para el Primer Congreso Mundial, ya que la política exterior mexicana quería poner al país como a la cabeza del liderazgo de los países llamados como del “Tercer Mundo”, denominación dada para las naciones en vía de desarrollo y que jugaban un papel ambivalente entre los bloques capitalista y comunista, por lo que era importante que México se pusiese a la vanguardia ante los retos a abatir en el mundo. Se dio la cita para desarrollarse entre el 19 de junio al 2 de julio de 1975, donde participarían diferentes representantes de las agrupaciones de diferentes países de América, Europa, África y Asia, llevándose a cabo en las instalaciones de la Secretaria de Relaciones Exteriores en Tlatelolco como en la Unidad de Congresos del Centro Médico para cumplir con la meta de albergar a las 6,000 asistentes programadas, donde destacaría por los álgidos debates entre las feministas de los países del primer mundo con las representantes latinoamericanas sobre temas muy polémicos.
Por un lado, encontramos el movimiento feminista estadounidense quien tenía en su principal voz a la psicóloga Bety Friedan, quien abogaba por impulsar un enfoque más individualista donde las mujeres pudiesen asumir papeles más allá del rol asignado a la familia de clase media exigiendo la paridad de salarios y una posición igualitaria dentro de las unidades familiares. El otro bando estaba encabezado por la boliviana Domitila Barrios Chungara, quien era una perseguida política por parte de la dictadura militar y representaba a los sectores populares de las naciones empobrecidas, cuyas necesidades distaban de las mujeres de clase media de los países desarrollados y que eran calificadas como banales frente a los problemas que debían hacer frente. Con esto se forman dos bloques, el liberal representado por Friedan donde se pudieron como metas la igualdad de oportunidades para las mujeres en la sociedad, mientras Barrios Chungara denunciaba a los regímenes autoritarios por la opresión ejercidas hacia ellas por sus constantes violaciones consistentes tanto en la explotación laboral de las mujeres y los abusos propinados por parte de las autoridades y sus representantes, por lo que los valores tradicionales no eran cuestionados y eso hizo que el liberalismo feminista fuese etiquetado de “imperialista”.
Para ver estas diferencias, mientras el feminismo liberal tenía como metas desestigmatizar sectores femeninos históricamente reprimidos como las prostitutas, lesbianas o el impulso del control natal, el de Barrios Chungara y que tuvo una alta aceptación por las representantes de los países tercermundistas iba más en alcanzar la equidad política y alcanzar la estabilización social de sus naciones, por lo que no cuestionaban la relación habida entre hombres y mujeres. El congreso pronto se convirtió en un reclamo hacia Friedan y su agrupación NOW quienes fueron vistas como representantes del gobierno estadounidense convirtiéndose en blanco de los reclamos hacia su política intervencionista, por lo que tuvieron que emitir su postura donde también se adherían en contra de la lucha imperialista para ir en comunión con sus pares latinoamericanas, así como quedaron de acuerdo con la lucha para alcanzar la equidad laboral de las mujeres. Dentro del contexto latinoamericano, si existían agrupaciones feministas que iban de acuerdo a las metas que tenía el grupo de Friedan, pero estas resultaron ser las menos debido a que surgían desde el ambiente universitario y provenían de las clases medias-altas, por lo que estaban distanciadas del mundo rural quienes luchaban contra el acoso de la explotación capitalista.
Algo particular que tuvo la conferencia fue la nula participación de las agrupaciones mexicanas, esto debido a que pertenecían al frente universitarios que había nacido por el movimiento del 68, por lo que no existía la confianza para participar en iniciativas propuestas por el gobierno, y menos las provenientes de Luis Echeverria quien al poco tiempo de su llegada a la presidencia los reprimiera mandando paramilitares provocando la llamada Matanza del Jueves de Corpus de 1971. Para ese entonces, eran pocas las agrupaciones feministas que solo se reducían a 5: Mujeres en Acción Solidaria de 1971, Movimiento Nacional de Mujeres de 1973, Movimiento de Liberación de la Mujer de 1974, Colectivo La Revuelta y Movimiento Feminista Mexicano, todas estas agrupaciones hicieron eventos alternos donde acusaron las medidas represoras del gobierno y de paso criticaban los alcances llegados en el Congreso Internacional al considerarlo como parte del plan del gobierno. La posición de las feministas mexicanas iba en el sentido de valorizar el trabajo doméstico que no contaba con prestaciones de ley o eran sujetas a derechos laborales (asunto que está siendo atendido hace unos pocos años), así como eran promotoras del derecho al aborto, ya que denunciaban como muchas mujeres morían al someterse a procedimientos ilegales sin tener mayor consecuencia legal o las que eran descubiertas les recaía todo el peso de la ley.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.
Federico Flores Pérez.
Bibliografía: Pamela Fuentes. Entre reivindicaciones sexuales y reclamos de justicia económica: divisiones políticas e ideológicas durante la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer. México, 1975, de la revista Secuencia no.89
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Imagen: S/D. Inauguracion del Congreso Internacional de la Mujer, 1975.


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