Jardines de Noviembre


Le tuve miedo a tu recuerdo,
que pasara caminando cuando quiera
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Iry que al verlo con un soplido, desvanezca.
Que se pierda siempre en reconciliaciones
aunque con un sabor de torpeza,
porque antes de dar la media vuelta
ya las palabras al fondo se encuentran.
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IrNo sé si quise de verdad como se supone
o que solo fue un capricho inconsciente,
pero cuando oigo tu nombre se encoge
aquella sensación de olvido muy pequeña.
Ya no quería esperarte cuando quieras
y cuando yo quiera, ya no te encuentras
que te de mi energía por completo,
y al mirarte, no recibir la tuya de vuelta.
Ya me queda lejos el miedo a perderte
y más son las ganas de que yo viviera,
tranquila mentalmente estuviera,
si el camino tuyo lejos de mi te lleva.
El valor de dejarte en medio de la vía
porque juntos todo igual seguiría,
así te recuerde lo mucho que te quería
para ti eran como balas perdidas.
Simplemente me cansé de esperarte
minimizar mis sentimientos y excusarte,
de tenerte como el amor en un pedestal gigante
embelesada con tu mirada siempre hechizante.
Ojalá llegue al fin el momento de indiferencia
que al verte sonreír ya nada en mi se remueva,
que las mismas palabras que usabas de respuesta
pierdan el valor para que a tu lado ya no volviera.
Si le pide con vehemencia al dios Alá de los musulmanes,
que llegue al fin el momento de indiferencia
que al verle sonreír ya nada en ti se remueva,
es seguro que como cristiana, se te cumpla todo lo contrario.
Saludos cordiales, camaleónica Adriana.