Glosa – “Sin serrucho a quien sonría mucho”.


Glosa – “Sin serrucho a quien sonría mucho”.
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IrVálido meterte en vida ajena
cuando se trata de dar consejo,
que no se llega a la edad de viejo
metido en la rochela o verbena,
comparto cada experiencia buena
no es que sea demasiado ducho,
sin resabios en mi edad de cucho (*)
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Irvivo mi educativa faena,
puedes llevar una vida plena
motivo para sonreír, mucho.
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Motivo para sonreír, mucho
eso es lo que el sabio adagio reza,
con una que otra cuita o tristeza
y no es que sea delicaducho,
con tenacidad alegre lucho
mi apariencia nunca será de hiena,
es decir, mi mala vibra drena
fuera sale pronto de mi cuerpo,
lo llamo mi ángel guía o anticuerpo
tanto como una cuita o una pena,
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tanto como una cuita o una pena,
del péndulo entre risa y el llanto,
es la fortaleza de mi canto
en cuarto menguante y luna llena,
es oportunidad sin melena
que muy rauda va calva y se estrena,
en tan fuerte lluvia cuando truena
y sin sentirme en nada culpable
desdeñarla por indeseable
sería una terrible condena.
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Sería una terrible condena
buscar a mi Dios por los rincones
en la viña valen oraciones
del pan diario al menos en la cena
y de gran jolgorio en alacena
vayan carcajadas en cartucho
lo dice un amigo maracucho
líbranos con fe y con crucifijo
colmados de paz y regocijo
a la risa pasarle serrucho.
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Hermes Varillas Labrador
#FormandoCiudadanía & #ElArcoIrisDeLosNiños
27 de marzo de 2023
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Glosa inspirada y bajo la orientación en versos del mismo autor:
Motivo para sonreír, mucho
tanto como una cuita o una pena,
sería una terrible condena
a la risa pasarle serrucho.
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Fondo musical instrumental: Smile – Charles Chaplin
Disponible en audio:
https://go.ivoox.com/rf/105234966
En Venezuela, un país muy dicharachero, “pasar serrucho”, es una expresión jocosa que equivale a cortar por lo sano que popularizó en un sketch el humorista Perucho Conde.
El vocablo “cucho” se empleaba en la jerga de los jóvenes hace más de 3 décadas para referirse a los padres o los abuelos.
En mi opinión personal, todo consejo es válido y bien recibido, porque quién lo da lo hace de buena fe y guiado por el cariño