Forjado por las llamas del infierno
En tus ojos, vi mi reflejo, y supe en ese instante que ya no había luz en mi alma. Seguí con la mirada esas lágrimas que rodaron por tus mejillas, pero la empatía no se apodero de mi corazón. Me mofe en tu cara de tu dolor, de tu pena, de tus vacías palabras de perdón.
Era tarde, el amor y la bondad ya no tenían cabida en mis pensamientos. Me había transformado en un monstruo, un demonio que tú, a punta de ira, abuso y violencia invocaste.
Eira me dejaste con ganas de más…