Entrega mortal


Ya no importa lo que fuimos juntos
ni esos delirios que proclamamos,
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Irsi ahora se hayan tristes y difuntos
aquellas voces de amor que dejamos.
Fue mucho o muy poco el momento
cuando nuestros cuerpos bailaban,
en ese universo pleno tan nuestro
que las heridas con mimos sanaban.
Acaso el mutuo deseo de amar otra mitad
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Irllevo al exilio nuestras propias convicciones,
pues en cada acto de amor y entrega mortal
los egoísmos deseos eran contradicciones.
Será que utilizamos nuestro propio miedo
como la salvación a nuestra expectativa,
que quizás veíamos a la soledad con enredo
Y esa breve sensación de propiedad adictiva.
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