El movimiento mexicanista, una visión nacionalista moderna del pasado


La historia siempre ha sido vista según la perspectiva de la que se vea, una síntesis perfecta de esto lo tendríamos en el célebre cuento de Akutagawa Ryunosuke y posteriormente adaptado al cine por Akira Kurosawa, Rashomon, donde el asesinato de un samurái es analizado por un monje, un peregrino y un leñador que escuchan los testimonios de los participantes del acto (incluso el asesinado da su testimonio por medio de una posesión), por lo que tienen que deliberar quien tiene la razón desde sus puntos de vista. Sobre la historia de México se ha comentado desde diferentes visiones, desde la académica que busca desde un punto de vista científico analizar y explicar los hechos del pasado, la eurocéntrica que está muy arraigada en la tradición católica y partiendo de esta base valora más el legado español que el indígena, o la mexicanista que es producto de los discursos nacionalistas que pretenden sentar la identidad alrededor del vencido imperio mexica como una opción para hacer frente a los embates de la modernidad.
De presuntos orígenes indígenas, de este movimiento se empiezan a tener noticias hasta la década de los 30 en la Ciudad de México, una época de transformación cultural por parte de los gobiernos posrevolucionarios que buscaban basar la identidad mexicana en lo indígena apartando lo español, siendo uno de las primeras organizaciones el Movimiento Confederado Restaurador del Anáhuac (MCRA) fundado por Rodolfo Nieva quien lo dirige hasta su muerte en 1969. Nieva fundamenta su movimiento en un mensaje supuestamente transmitido por la tradición oral conocido como la “Consigna de Cuauhtémoc”, atribuido al último tlatoani mexica en el que anuncia la llegada de tiempos oscuros, por lo que encarga a su pueblo esconder todos los saberes de su cultura transmitiéndose en el entorno familiar para esperar tiempos mejores con para el resurgir del Anáhuac. Este mensaje no está respaldado por ningún escrito de la época que pudiera certificar su procedencia, según Nieva fue el Consejo de Ancianos de Xochimilco quienes le revelan en mensaje, contando solamente con el testimonio de su palabra, por lo que por su estructura y composición se trate de un escrito hecho por él y que se pudiera haber basado en dichos de sacerdotes indígenas para armarlo.
Este “redescubrimiento” de una supuesta verdadera ideología prehispánica fue apoyado por algunos intelectuales del momento como Diego Rivera que reforzaba el ideal del presidencialismo y su nueva política nacionalista. Hacia 1949 el movimiento se vio reforzado por el supuesto hallazgo de los restos de Cuauhtémoc en el poblado de Ixcateopan, Guerrero, por la arqueóloga Eulalia Guzmán, basada en los escritos con un atribuido origen colonial que guardaba Salvador Rodríguez Juárez, siendo validado por el INAH en la administración del presidente Miguel Alemán, aunque posteriormente para 1951 se forma una comisión entre el INAH y la UNAM que cuestionaban la autenticidad de los hallazgos, a lo que ni los medios de comunicación les hicieron caso y se quedan con la versión oficial de haber encontrado la tumba del ultimo tlatoani, a lo que el MCRA respalda a Eulalia Guzmán y empieza a armar la narrativa para convertir a Ixcateopan en un lugar de peregrinación. Seria hasta 1976 cuando la necesidad del gobierno de desviar la atención de Guerrero debido a la represión que sometía a las guerrillas que se forma una nueva comisión que dictamina que el entierro no corresponde con las características de la época y que fue realizado hacia 1869 enterrando restos de varios individuos, por lo que los documentos que avalaban su autenticidad eran falsificaciones, por lo que el gobierno quita a Ixcateopan de sus lugares de culto, pero que Guzmán y los mexicanistas negaron y se empeñan en sostener su supuesta autenticidad.
Después de la muerte de Nieva el movimiento se divide en diferentes “calpulli” que van armando sus respectivas narrativas, con algunos elementos en común y con contradicciones que las dividen, tienen un amplio alcance entre diferentes sectores sociales que van captando en los talleres que suelen formar para esparcir su pensamiento, siendo de sus principales ingresos junto con la venta de artesanías, la realización de eventos como danzas, conferencias, entre otros. Las división que existe en de la ideología va hacia diferentes extremos, los seguidores de la “mexikayotl” que tienen una postura xenófoba y centrada solo en lo mexica, también están los de la “Nueva Mexicanidad” que mezclan tradiciones de otros lugares del mundo para crear un nueva mística basada en “lugares energéticos” y exaltando el pasado indígena. A pesar de que no fue integrado originalmente en el movimiento de Nieva, ambas corrientes comparten en común como parte de su identidad el haber incorporado la danza de los concheros a partir de 1978, la cual sus practicantes se dividen entre los que siguen los usos tradicionales ligados con el culto católico y los que se adhieren ideológicamente a los postulados de la mexicanidad.
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