El Espejo y Ella

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Esta es la historia entre una chica y su fiel acompañante de todas las mañanas, su espejo. En donde se ha mirado desde que llego a su cuarto, donde se ha planteado miles de preguntas; ha hecho miles de gestos, posturas, y ha llorado al sentirse sola y defraudada, pero un día…

Sara había luchado por levantarse día a día, de ver como se escapa el amor de sus manos, que su trabajo fuera cuestionado, grandes problemas familiares y que los malos recuerdos del pasado atormentaban su libre presente.

Se detuvo en el espejo mirándose fijamente, tratando de buscar una solución a sus problemas. Se miró, se admiró y se asustó… sonrió se dio la vuelta, pero regreso.

Se observó de pies a cabeza una y otra vez sin entender lo que pasaba, después de un tiempo reacciono y miro con tristeza lo que veía, era ella desde la vista de su gran compañero, que le mostraba la realidad que no había visto. Era ella, pero aquella chispa que siempre había tenido para la vida la había perdido sin darse cuenta.

Aquello que tanto la distinguía ya simplemente no existía, había dejado de sonreír, ahora parecía muy seria y pensativa. En cuestiones de segundo se perdió en el espejo, que sin darse cuenta este pregunto.

—Hola, ¿Cómo estás? —cuestiono el espejo, con voz lúgubre.

Con temor y una voz que apenas se distinguía, ella respondió.

—B-bien gracias, ¿y tú?

— ¿Segura que estás bien?, creo que me estas mintiendo, tu interior refleja lo contrario. Tus palabras suenan huecas y tu mirada se encuentra perdida, ¿A eso le llamas estar bien? ¡Mírate!, mira como estas en realidad, esto que vez y que te horrorizo eres tú, ¿Pretendes engañarme cuando la realidad es otra?

Perpleja por aquel comentario tan ella «sarcasmo puro» resoplo.

— ¡Dios, me estoy volviendo loca! el espejo habla —murmuro para observar en silencio, antes de continuar hablando.

— ¿Quién carajo eres?

— ¿Quién te has creído para hablarme así?

El silencio se volvió hacer presente, pero esta vez se agudizo y la mirada de ella cambio, así como su voz.

—Yo, soy tu reflejo. Puedes decirme todo lo que quieras, nunca podré salir de este espejo y tus secretos estarán a salvo conmigo.

—T-tu…

—Sí, yo.

—A ti no puedo engañarte, la verdad no conozco a la persona que estas reflejando, parece ser que soy yo en realidad, tal y como me encuentro en estos momentos y no me había dado cuenta.

Aunque confundido y contento por la respuesta, pues estaba hablando con la mujer de hierro, la mujer de una y mil armaduras de protección, el continuo.

—Sí, ya veo, ¿No te parece que has estado buscando en el lugar equivocado? Has buscado en la belleza exterior, más nunca has visto tu belleza interior, la que te hace grande, la que te da las fuerzas y te alimenta todos los días. Has estado equivocando el camino sin darte cuenta, apostando por las personas equivocadas, mira más allá de lo que tienes, más allá de lo que la vida te ha dado o te ha quitado y podrás comprender mejor las cosas.

Sorprendida aún más por lo que el espejo le había dicho, clavo su mirada nuevamente en lo que reflejaba, buscando o tratando de entender el significado de sus palabras.

La mirada se intensifico entre ella y la imagen que se reflejaba en esos momentos, no sé si fueron segundo o minutos, el ambiente se sentía estático como si el señor tiempo quisiera colaborar con las dos, deteniéndose para unir las almas en el mismo universo.

La imagen seguía sufriendo transformación tras transformación, a medida que ella se miraba reflejada. Aterrada vio dentro de ella, observo con tristeza la realidad de su vida, una que no había visto o no quería darse cuenta.

Se encontraba consumiéndose por dentro, lentamente sin poder hacer nada por ella misma, su gran armadura estaba funcionando a la perfección, pero esta vez, ella misma sufría en silencio las consecuencias de cerrarse en su mundo; por dentro se estaba desintegrado, envejeciendo y muriendo lentamente al mismo tiempo.

Su reacción no era nada usual, el espejo se asustó, cuestionándose su proceder.

— ¿Abre hecho bien en mostrarle su realidad?

— ¿No estaré siendo muy duro con ella?

— ¿Sabrá entender lo que quiero decirle?

Su mirada penetrante no dejaba de mirarlo; sin embargo, no soporto el silencio que se había producido y argumento.

—Perdona, no pensé que te afectaría de tal manera mis palabras. Siempre demuestras ser una persona muy fuerte aunque ya veo que no lo eres, solo te escudas en ese enorme caparazón para que nadie te lastime; sin embargo, te has lastimado tu misma sin darte cuenta. Alejaste a las personas que pueden valer la pena, conservaste a personas, cosas o pensamientos que lejos de ayudarte a crecer te siguen haciendo daño y mírame, hasta a mi lograste engañarme; hasta esta mañana, en donde se ha mostrado lo que en realidad eres y sin el afán de ofender o hacerte sentir mal te has preguntado ¿Cómo llegaste a esto?

Con la mirada perdida y con lágrimas en los ojos por las palabras que escuchaba menciono.

—No lo sé, jamás me había detenido a ver la realidad, no sé decir como he llegado hasta aquí, desconozco a la persona que estas mostrando en estos momentos.

La intensidad de sus lágrimas cubrió su rostro, las trato de ocultar pasando sus manos sobre sus mejillas discretamente, respirando profundo, pero todo lo que intentaba era en vano.

— ¿Qué me paso?

— ¿Dónde puedo buscar las respuestas?

— ¿Quién más sabe de esto?

— ¿Tú puedes ayudarme?

Sin dejar que el espejo respondiera alguno de los cuestionamientos que había hecho, continúo diciendo.

—He caminado sin cesar, sin pensar que un día me faltara tanto, nunca imagine que volverme tan fría y dura alejaba a las personas de mí. Decir lo que pienso o siento de manera sarcástica es tan natural, que no me daba cuenta que daño estaba haciendo, he crecido bajo mis convicciones, donde no todo lo bueno es malo y no todo lo malo es bueno.

Ahora fue el turno del espejo de quedarse callado, observando a la chica parada adelante de él.

—Nunca he pensado que necesito de algo o de alguien para poder avanzar en todos los aspectos, “NO ES MI NATURALEZA” depender de algo más que no sea yo misma y no me digas egoísta como todos.

—Continua.

—Tal vez todo te parecerá raro, solo te pido que trates de comprenderme, sé que es mucho pedir, pero no se ver la vida de otra manera más que la que he vivido por veinte años.

— ¿Tantos, Sara?

—Sí, escuchaste bien. Veinte años haciéndome responsable de mis actos, si algo sale mal o bien soy la única responsable de ello. Aprendí a no juzgar sin conocer, amar a mi familia a mi manera y en secreto, a sonreír noche y día, aunque por dentro me esté derrumbando a pedazos y mil formas que no pararía de enumerar.

—Eres consiente que a muchos les pesa tu forma de ser, considerándola cruel, dura y sin sentimientos.

Las lágrimas no dejaban de brotar y la voz que se escuchaba era de una persona dolida, herida, con sentimientos, como si la persona que ahora hablara fuera otra a la que inicio la historia, como si al verse en el espejo esa mañana le sirvió para cambiarle la vida de un solo golpe.

—Siempre he estado consciente, que no soy como el resto de las personas. Soy un caso particular o raro si así quieres llamarle, entiendo que lo que llevo dentro es más importante, que todo lo que puedan decir; tal vez no he sido la mejor, pero ahora sé que puedo aspirar a serlo.

Por primera vez desde que inicio la conversación, el espejo mostro un rostro diferente, deseo ser un humano para tener brazos y fundirse con ella. Brindarle la paz y tranquilidad que tanto necesitaba en ese momento, ahora era él quien estaba triste y no sabía que decir…

Después de mucho esfuerzo pronuncio.

—Eres una persona capaz de hacer las cosas, muy lista y con un carácter para tomar decisiones que muchas personas quisieran tener.

El espejo, que solo la había visto desde que llego a la casa, la conocía mejor que muchas personas que la han rodeado por muchos años.

—Cuando vi tu reflejo por primera vez, pensé que serias igual que el resto de las personas que se ven en mí, al conocerte, poco a poco me sorprendiste; tanto que empecé a sonreír de nuevo sin darme cuenta, comencé a mirar las estrellas y a cantar como no lo había hecho, es más, no sabía que podía hacerlo, pero gracias a ti sé que puedo.

Nadie podría creer lo que el espejo está confesando, él también tenía sentimientos, finalmente hizo la confesión más grande hasta el momento.

—Debo manifestar que al igual que tú, tengo una armadura. Una armadura que no permite que las personas se acerquen a mí, una armadura sólida que cada día se vuelve más gruesa, no dejo que nadie toque, aunque contigo las cosas son diferentes… eres alguien especial.

El comentario calo el ambiente, los sentimientos que observaban de cerca salieron a flote, nadie sabía que decir ni que hacer, la atmosfera se encontraba cargada de una vibra inigualable.

—G-gracias, agradezco tus palabras en estos momentos, en realidad no sé si alegrarme o ponerme a pensar que ha pasado conmigo. Hoy me has mostrado parte de mi vida que no conocía o que tal vez no había querido ver de esa manera, me alegro que estés a mi lado para enseñarme a ver la vida desde tu reflejo; es importante descubrir de nuevo lo que soy y lo que me han dado todos y cada uno de los que he conocido hasta el día de hoy, pero sin dudarlo, para mi es más importante tu presencia.

El silencio se hizo presente, el tiempo quien había estado pendiente de la conversación decidió volver al mirar que los más puros sentimientos se habían encontrado, después de muchos años caminando paralelamente.

El espejo volvió a su estado natural, ese donde solo se miraba el exterior, como el nopal que solo van a ver cuándo tiene tunas.

Ella… después de la charla, se detuvo a mirar atrás y observar las cosas que había olvidado. Comprendió que no podía pedir que alguien la amara, si ella no se amaba a sí misma, no podía pedir que alguien la rescatara de esa vida si ella misma no empezaba por rescatarse.

Sara se dio cuenta que es la protagonista de su propia película, disparándose a quema ropa y a traición, pero al final de cuentas siempre seguiría siendo ella. Con enmendaduras, con defectos, con sonrisas, con tristezas y con virtudes, al final de cuentas siempre seguirá siendo…

… Ella, la dueña de su propio destino.

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Yami
2 meses atrás

Me gusto mucho la historia, me hizo pensar en muchas cosas. Gracias.😊

Guadalupe
2 meses atrás

Hermosa historia ye hace reflexionar sobre tu persona vemos a los demás y nos olvidamos de nosotros mismos

Ojitos
2 meses atrás

MUY BONITA REFLEXIÓN, EN EL IR Y VENIR COTIDIANO, NOS OLVIDAMOS, DE LA AUTO REFLEXIÓN. LA CUAL NOS AYUDA A CARGAR PILAS PARA CONTINUAR CON ESTA VIDA HOSTIL.

Aracely
2 meses atrás

Es una novela muy interesante con una historia que te atrapa en cuanto la lees, gracias y un saludo a la escritora.☺️

Alejandro
2 meses atrás

Interesante analogía del espejo.
Por otro lado, el texto reclama una mejor gramática. Hay una notable escasez de comas. Mis comentarios como escritor.

Ahora mi comentario como lector:
Quiero una historia de amor entre el espejo y la chica!!

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

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