El cuarto # 7 De: Marco Antonio Fuguett Toro. Sacven 2708
Acto 1
Su papá le quitó la sábana y él cómo siempre, se fue despertando poco a poco.
– ¿Ya amaneció?
Preguntó, estirándose con mucha flojera en su cama y su padre, algo enojado con esa forma de proceder que le indignaba, le responde.
– Sí y te levantas ya, tengo un encargo importante para ti hoy.
Otro día más en la vida de los Hernandez, que se mostraba similar a otros; el aseo personal, el desayuno en familia y una corta, pero muy sana conversación en la mesa.
– Papá, la señora Olga todos los días, a las 8 en punto de la mañana, entra al cuarto # 7.
– ¿Qué tiene eso de raro? Es la dueña de la pensión y se mete, dónde le venga en gana.
– No papá, no me entiendes bien, eso no es lo extraño, es la forma en que lo hace, lo que me preocupa.
– No te entiendo.
– Primero, se cerciora de que nadie la éste viendo y luego pasa a esa habitación, silenciosamente, casi qué caminando de puntillas, así cómo hacen los espías en las películas, es algo así cómo si ocultara algo.
– Bueno, sí, sé ve algo extraño allí, pero ése no es nuestro problema, no té metas en eso; necesito que me cortes ya ése temita y que me prestas atención; hoy le llevarás un paquete al señor Julio Pereira.
– Ya sé, el de la calle 9.
Expresó el muchacho, con cierto fastidio.
– El mismo, que bueno que lo recuerdas, té espera sin falta a las 10 en punto, el paquete está sobre el televisor.
– Sí viejo, vete tranquilo, yo hago la entrega.
Fin del acto 1
“Acto 2”
Él se había ocultado en el cuarto de la limpieza, llevaba allí más o menos como 6 minutos, en eso Esteban era el mejor, nadie le ganaba; incluso, se hallaba camuflajeado y muy bien entre las escobas y los trapeadores; desde ése sitio estratégico, aseado y muy ordenado, estudió con mucha claridad y sin problema alguno, todos los movimientos que hacía la señora Olga.
– Tengo que tener paciencia, en éste trabajo el apuro no existe
(Sé dijo en voz baja, mientras se rascaba la nariz)
Finalmente, llegó el momento que tanto esperaba, la dama en cuestión dejaba aquella pieza y cómo siempre, lo hacía con extremo cuidado y viendo para todos lados. (Verificando, eso era evidente, que nadie la estuviese observando)
Estando ya en el pasillo central, se dirigió con toda calma hacia la entrada principal y salió a la calle. (Aquello en ella era como una especie de costumbre, siempre iba a esa misma hora, para la vieja panadería de la esquina)
– Coño, por fin se fue esa vieja del carajo, ya se me estaban durmiendo las piernas. Ahora lo que tengo que hacer es verificar, sí esa momia dejó abierta la puerta, o sea, que no le halla pasado llave, si lo hizo, entro, no aguanto más la curiosidad.
Esteban era muy tenaz, de eso no había duda y cuando se proponía algo, siempre lo hacía; por ello y sin vacilar. Caminó lentamente, cuál sí fuese un gato, paseándose por el delicado tejado, hasta la puerta de la fulana habitación y efectivamente. Cómo él lo había previsto, ella no había pasado llave a la misma, la entrada estaba libre, cuestión ésta que lo alegró. Por lo cuál y sin pensarlo dos veces, el inquieto muchacho ingresó, tal cual cómo lo haría Pedro por su casa, en aquel misterioso cuarto.
– ¡Por Dios!
Exclamó, lleno del más puro asombro y les explico porqué; lo que veían sus ojos, sus curiosos ojos, era verdaderamente increíble, algo fuera de lo común, cómo diría alguien por allí, aquello parecía una cosa de “Película”. El cuarto en cuestión se mostraba ostentoso, el lujo estaba por todas partes, no se podía comparar en nada, absolutamente en nada, a los otros cuartos de la pensión, qué eran patéticos, pobres en mobiliario y muy básicos; lucía además la habitación, eso era evidente y notorio, una decoración muy antigua, similar a la de los años 20. (Aquella época del Charleston, de Charles Chaplin, etcétera) Incluso, hasta una hermosa pianola, se hacía notar en una de sus esquinas.
– ¿Quién eres tú?
Le preguntó, una hermosa niña, qué no aparentaba ser mayor de 14 años; la misma, vestía ropa de aquella época, eso sí, dicha vestimenta se veía impecablemente blanca y muy bien planchada, resaltaba en ella, un complicado y raro peinado, en dónde se observaban, unos bellos y largos bucles, que le daban un toque especial a su rostro. La damita en cuestión, estaba ubicada sobre una inmensa cama, tipo colonial, que ocupaba una de las esquinas principales, de aquella amplia y lujosa habitación.
– Soy Esteban, perdona que entré así a tu cuarto pero…
– ¿Vienes en mí ayuda?
Le preguntó ella y él, sorprendido ante aquella interrogante, que no sabía en verdad como responder, ésto dado que, la situación sé mostraba muy confusa, tan sólo expresa.
– ¿Qué quieres que haga?
– Juega conmigo, me siento sola.
Le pidió la niña y lo hizo con suma tristeza. Esteban claro está, que no se negó a tan extraño pedimento; así de ésa manera, algo peculiar por cierto, quizás hasta un poco fuera de lo común, empezó aquella rara amistad, que creció hasta el punto, de que las visitas de aquel inquieto joven, se hicieron frecuentes, muy frecuentes y hasta una copia de la llave tenía. (Su trabajo le costó sacarla) Para asegurarse su entrada en aquel misterioso cuarto.
Fin del acto 2.
“Acto 3”
– Papá, te digo que allí vive una niña, Olga la tiene encerrada, es más, creo que está loca, piensa que estamos en los años 20.
-¡Ya basta! No me interesa el tema, no quiero que me hables más de ese asunto y termina tú comida, se té vá a enfriar.
Pero Esteban, cómo muchacho al fin, no aguantaba más la curiosidad, que lo consumía por dentro; quería saber todo, absolutamente todo, sobre esa jovencita, algo raro había con ella y él, lo averiguaría tarde o temprano. Por esa causa, hizo caso omiso a las observaciones de su progenitor y siguió investigando el asunto; pero ésta vez más a fondo, para eso y con ése fin, se fue directo a la biblioteca y revisó uno a uno los diarios de aquella época. Hasta que finalmente, después de mucha lectura y de buscar sin descanso durante largas horas, encontró lo que quería saber.
“Niña de 14 años, muere a manos de su tía, la señora Olga Manrique. Quién la asesinó de 6 puñaladas. Se cree que el móvil del homicidio, es económico, una pensión qué le fue dada en herencia a la menor”
– Eso es, la vieja la quiere matar, pero, ya va, eso no puede ser, según éste diario, eso fue el 20 de mayo de 1921 y estamos, a 19 de mayo del 2021. ¿No será ésto un anuncio, una premonición? ¿Matará la señora Olga a Luisa mañana? Coño, no sé qué hacer, ésto es muy raro.
Expresó levantándose y lleno de preguntas sin respuestas, dejó rápidamente la biblioteca, dirigiéndose a toda prisa hasta la fulana pensión; ésto porque estaba decidido, completamente decidido, a defender sea cómo sea, a su nueva e indefensa amiga, al llegar allí, encuentra a la señora Olga; la misma no estaba sóla, se hallaba en compañía de otros residentes y Esteban la enfrenta, cómo todo un paladín, que pelea por los derechos de su amada damisela.
– ¡Asesina! Quieres matar a Luisa, porque quieres quedarte con la pensión, pero ella no está sola. ¡Yo la protejo!
La señora en cuestión sé sorprende ante aquellas acusaciones, pero no responde a las mismas; guarda simplemente un respetable silencio, eso sí, no le quita al muchacho los ojos de encima; en ése preciso instante, no pudo ser en otro, hace su entrada a la pensión el rebaño, la fulana muchacha, la misma viene acompañada de su querido padre.
– ¿Qué sucede?
Pregunta el progenitor de la joven y quién le contesta, para complicar más el asunto, es el angustiado muchacho.
– Señor, la señora Olga quiere matar a Luisa, para quedarse con la pensión. Ella debe cuidarse mucho, corre peligro su vida.
Él se voltea hacia la hija y le pregunta.
– Luisa ¿Tú conoces a éste joven?
– No papá, cómo lo voy a conocer, apenas estamos llegando de Madrid.
Él no entendía nada, la niña afirmaba que no lo conocía y en verdad, era otra persona, muy distinta a la otra muchacha. Ésta era una chica moderna, actualizada, incluso, vestía a la moda y para colmo de males, afirmaba, con mucha seguridad por cierto, que estaba llegando de España.
Por otro lado y en presencia de todos los residentes, la señora Olga abrió la habitación # 7 y la misma, no mostraba nada fuera de lo común, se veía normal.
Sin embargo él repetía una y otra vez, delante de muchos testigos, qué mañana 20 de mayo del 2021, iban a matar a la pobre muchacha de 6 puñaladas; de paso y para ponerla más nerviosa, le volvió a pedir desesperadamente que sé cuidará, qué estuviese alerta, pero ella lo miraba, cómo quién observa a un loco en el manicomio.
De igual forma y para salir de dudas, fueron hasta la fulana biblioteca y buscaron, una y otra vez el susodicho artículo, pero éste no apareció por ningún lado; como resultado final de todo aquello, él y su padre fueron expulsados de la susodicha Pensión. Ésto a causa de que la señora Olga; estaba sumamente disgustada y bastante indignada, por todo lo acontecido.
Final.
Hoy 20 de mayo del 2021, a dos cuadras de la pensión el rebaño; fue encontrada muerta, la niña Luisa Estela Gutiérrez Manrique; la misma presentó, según el informe policial, múltiples heridas con arma blanca. (Un total de 6 puñaladas) Por el crimen fue detenido el joven Esteban Hernández. Dicha detención se basa, en que la policía afirma, que sólo el asesino, tan sólo él, sabe exactamente cómo morirá la víctima.
Fin.