El contexto educativo en los inicios de la vida independiente.

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Para los últimos momentos de la época virreinal, la identidad novohispana estaba plenamente formada y se diferenciaba completamente de la peninsular, de quienes a lo largo de los años gobernados por los Borbones se habían visto constantemente acosados ante la gradual perdida de lugares en la administración política en favor de funcionarios peninsulares. Los criollos habían tenido a lo largo de dos siglos y medios como sus principales profesores a los jesuitas, quienes les fueron inculcando valores que les fueron arraigando en su sentimiento de pertenencia como lo representaba el culto a la virgen de Guadalupe, cuando se da la expulsión de los jesuitas en 1767 quedaron en la orfandad al haber sido despojados de sus maestros, por lo que la comunidad intelectual novohispana de finales del virreinato tendrían como características un fuerte nacionalismo y estaban lo suficientemente preparados para responder ante las difamaciones procedentes de muchos ilustrados europeos quienes los menospreciaban por su condición de “colonos”. El propio Alexander von Humboldt encontró un panorama novohispano donde renegaban de la península a la que consideraban un estorbo para alcanzar el verdadero esplendor, sobre todo estaban alentados por el ejemplo dado por Estados Unidos de quienes se tenían noticias de su constante crecimiento como nación.

Este nacionalismo criollo fue el motor que impulsa la carrera autonomista primero como solución para el vacío de poder provocado por la invasión napoleónica, pero ante el fin forzoso provocado por el golpe de Gabriel del Yermo en 1808 provocaría el completo desencantamiento de la permanencia dentro de la monarquía hispánica y se decantan estos criollos por la independencia bajo el amparo de la Guadalupana, aunque esta alternativa no fue compartida y una parte importante de los criollos se mantendrían leales a la corona. Con la derrota de Morelos hacia 1815, el movimiento insurgente entraría en un periodo de constante declive y el reino parecía haber alcanzado la paz, pero ante la ausencia de alternativas para poder alcanzar algún nivel de autonomía hicieron que se fueran desilusionando del rey, pero el retorno al régimen liberal en 1820 hizo que el sector ultraconservador también se viese amenazado ante un orden donde amenazaban sus privilegios, por lo que de pronto amplios sectores de la sociedad quedaron de acuerdo en alcanzar la independencia.

El impulso de la Ilustración y los ejemplos aportados por Francia y EU habían hecho que tanto criollos como peninsulares empezasen a tomar en serio la necesidad de expandir la educación para toda la sociedad, ya que para ese entonces estaba limitada para las clases pudientes quienes tenían acceso a los colegios y universidades, mientras amplios sectores eran analfabetas al limitarse el nivel educativo a difundir el catecismo, muy pocos niños tenían suerte de aprender las primeras letras. Por un lado, los intelectuales criollos vieron como fundamental la promoción de la educación pública para demostrar a los ilustrados europeos que los novohispanos no eran inferiores a ellos y tenían la misma capacidad de progresar, esta misma preocupación fue llevada al pleno durante la discusión de las Cortes de Cádiz por parte del representante Ramos Arizpe, alcanzando el acuerdo mediante el articulo 366 con el que dejaban a los ayuntamientos la responsabilidad de establecer y cuidar las escuelas elementales, así como ocuparse por la promoción de la educación. El objetivo educativo iba en tres sentidos, el enseñar a todos a leer y a escribir, los principios fundamentales de la religión y sobre todo el fomento de la identidad patria hispánica, todo con el fin de infundir a todos los súbditos de la monarquía hispana una sola identidad centralizada y acabar con ello con las ideas autonomistas.

Esta misma preocupación fue atendida por los trabajos reformistas de la insurgencia, recibieron el mayor impulso durante el liderazgo de José María Morelos durante la promulgación de los “Sentimientos de la Nación” y de la Constitución de Apatzingán, estableciendo como principio básico para acabar con la desigualdad el combate a la ignorancia, quedando consignado como deber de estado en el artículo 117 como atributo del Supremo Congreso. Lamentablemente, ni la Constitución de Cádiz ni la de Apatzingán lograron trabajar de forma sostenida por grandes lapsos de tiempo al limitarse a las regiones que controlaban, quedándose solamente en buenos deseos ante un contexto de efervescencia bélica. Una vez alcanzada la independencia con la conformación del Primer Imperio Mexicano, se empiezan las labores legislativas mediante el trabajo en el Proyecto del Regimentó Provisional del Imperio en diciembre de 1822, reconociendo la necesidad de establecer institutos educativos, pero las condiciones que se encontraba la nación eran de una completa quiebra y esto hizo que fracasase cualquier intento de consolidar al imperio.

Con el derrocamiento de Agustín de Iturbide como emperador y el establecimiento de la república en 1823, empezaron pronto la labor legislativa para la conformación de la constitución, ocupándose del problema educativo los representantes José del Valle, Servando Teresa de Mier y Lorenzo de Zavala, quedando consignado como responsabilidad de los congresos estatales, pero no dejaron parámetros a seguir sobre como debía de darse la educación básico quedando completamente libre, lo que dio lugar al afianzamiento como principal institución educativa a la Compañía Lancasteriana establecida en 1822 por el médico español Manuel Codorniu, quien formaba parte de la comitiva de Juan de O’Donojú. El modelo educativo del sistema lancasteriano era el ideal para el contexto mexicano al haber pocos profesores, estableciéndose una relación entre el profesor con los alumnos más adelantados para que estos sirviesen para ayudarlo en el proceso de enseñanza con el resto de sus compañeros, convirtiéndose en la única directriz educativa durante la primera mitad del siglo XIX.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Josefina Zoraida Vázquez. Nacionalismo y educación en México.

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Imagen: P. C. Klaestrup. Educación mutua, siglo XIX. Fuente: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/como-era-la-educacion-publica-en-el-mexico-independiente

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