El cardenismo como factor aglutinante de la derecha.

derecha 1936 1

Las razones del triunfo del sector revolucionario exigían un mayor papel del estado para mediar en las relaciones entre el pueblo con los empresarios, relación que había llegado a los niveles del abuso con el aval del Porfiriato, por lo que la política revolucionaria tenía el compromiso de sacar adelante tanto el repartimiento agrario como mejorar las relaciones obrero-patronales en favor de los trabajadores. Si bien durante el liderazgo de Plutarco Elías Calles como presidente y como poder en las sombras había intentado llevar a cabo las reformas revolucionarias, todavía tuvo que lidiar con el poder que le quedaba a los grandes latifundistas, el contexto del conflicto religioso de la Cristiada y la amenazante presencia de Estados Unidos que se había hecho sentir durante la crisis petrolera de 1925 donde se trató de hacer valer la posesión del petróleo como bien de la nación, por lo que el Jefe Máximo se vio limitado en su campo de acción. Con la llegada de Lázaro Cárdenas, las cosas cambian primero al lograr deshacerse del poder de Elías Calles exiliándolo junto a sus políticos afines, pero el uso brillante del contexto geopolítico internacional lograría neutralizar la influencia estadounidense y a su vez evitar una posible intervención europea, por lo quedaría pasos importantes para el reparto agrario y sobre todo con la expropiación petrolera.

El resto del mundo también vivía un periodo de estatización económica como consecuencia de la crisis del Jueves Negro, desde la consolidación del modelo comunista en la Unión Soviética, el intervencionismo gubernamental en las potencias europeas, los modelos fascistas de Alemania e Italia, ni qué decir del programa de Franklin D. Roosevelt con su New Deal confirmaba la tendencia global de supervisar las acciones de los empresarios para mantener sus bases sociales. El sector empresarial estaba perdiendo continuamente poder por las continuas reformas implementadas por Cárdenas, como ocurrió con la promulgación de Ley del Salario Mínimo de 1935 y la garantía para que todos los trabajadores gozasen de condiciones económicas básicas, por lo que manifestaron su inconformidad en la Confederación Patronal de Monterrey en 1936 donde los sectores más radicales estaban acusando de la infiltración de grupos de extrema izquierda, por lo que para calmar ánimos, el mismo Cárdenas se presenta ante ellos y les promete otorgarles una serie de apoyos a la industria para que gobierno y empresarios fueran juntos en el camino del desarrollo nacional.

Si bien Cárdenas se distinguía del callismo por mantener una posición conciliadora con la Iglesia, mantenía la necesidad de educar en el socialismo a las nuevas generaciones de mexicanos, por lo que una de las primeras acciones de gobierno fue el cambio del artículo 3ro constitucional donde se le adicionaba al carácter laico de la educación pública debía de ser de orientación socialista, provocando no solamente la animadversión del sector conservador, sino que se le sumaron los sectores de clases media como los universitarios y organizaciones civiles quienes acusaron al gobierno de crear una “dictadura ideológica”. También hay que hacer la distinción entre lo que Cárdenas y su equipo consideraban como socialismo con respecto al impulsado por las organizaciones asociadas a la URSS, ya que el socialismo mexicano tenía una gran base de origen popular derivada de la tradición comunitaria, por lo que el objetivo del gobierno era la de infundir en la niñez los valores de la colectividad para manejarlo en su modo de vida. El clero mantuvo una amplia campaña antimarxista para alejar a su feligresía de caer en sus manos, pero nunca tuvo una posición de beligerancia en su contra, más bien, colaboró para lograr los objetivos del estado, como ocurrió con la expropiación petrolera donde llama a sus seguidores a aportar para pagar las indemnizaciones a las empresas internacionales, siendo correspondidos con la omisión a la ley.

La alta jerarquía católica tenía claro que por ningún motivo debía de entrar en una confrontación directa con el gobierno, por lo que tenía que optar por una estrategia a largo plazo por medio de la “disputa por las conciencias” conminando por medios pacíficos a la feligresía sobre los errores del gobierno, mientras con este debía de mantener relaciones cordiales y apoyarlo en momentos de necesidad, alcanzando un acuerdo en 1938 donde se comprometía a mantener una posición moderada y no provocar al sector radical anticlerical. Pero el contexto internacional vuelve a imponer agenda en el país como consecuencia del primer golpe exitoso del fascismo con la Guerra Civil Española, donde Italia y Alemania le brindaron el apoyo a Francisco Franco para derrocar a la Segunda República, el cual tuvo el apoyo de sectores populares conservadores como la Falange y diferentes sectores sindicales católicos, por lo que se estaba convirtiendo en un referente para que se pudiese replicar este modelo ante la proliferación de la “amenaza roja” que tanto promovía la Iglesia, como ocurrió con la rebelión cedillista o el movimiento fascista de los Caminas Doradas.

A pesar de los intentos del gobierno cardenista de establecer la concordia entre diferentes sectores sociales, los malos resultados económicos estaban minando la credibilidad del modelo revolucionario entre las clases medias urbanas junto con la burguesía y los conservadores, por lo que a finales del sexenio cardenista se llega a un acuerdo entre las diferentes agrupaciones de derecha para conformar una plataforma política unitaria que fuera el contrapeso para el oficialismo. Con este proceso como trasfondo, para 1939 nace oficialmente el Partido Acción Nacional (PAN), donde confluyeron sectores universitarios, liberales, empresariales, clericales, feministas y radicales para poner como alternativa el impulso de un modelo donde se fortaleciese a la clase media, pero teniendo como base la defensa de los valores tradicionalistas católicos para impulsar un nacionalismo hispanista que se fijaba como enemigo la influencia comunista vista como una amenaza latente (punto en común con el nacionalismo revolucionario), por lo que con ello la derecha termina por consolidar su proceso de institucionalización dentro de la política.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Tania Hernández Vicencio. Tras las huellas de la derecha. El PAN, 1939-2000.

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Imagen:

– Izquierda: Anónimo. Marcha de empresarios en Monterrey, Nuevo Leon, 1936.

– Derecha: S/D. Retrato Luis Maria Martinez, arzobispo de Mexico de 1937 a 1956.

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