El arte es efímero, no el am♡r

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Hoy se cumplen cinco años de que el museo de cerámica de la familia Kennedy quedó en ruinas, ninguno de los integrantes quiere dar sus declaraciones, ¿por qué se quieren callar sin dar ninguna respuesta? ¿O es que tienen algún vínculo con la mafia? Muchas preguntas sin respuesta de la familia Kennedy. Esto es TVC News, que tenga un buen día”. 

—Pura tontería —dije fastidiado tirando el control remoto del televisor a un lado. No me importa dónde cayó. Apoyé la cabeza en la cabecera del sofá dejando escapar un suspiro exhausto. Una melodía salía de mi teléfono que estaba encima de una mesita de cristal que había un jarrón que hice y las flores eran girasoles—. Sí, ¿qué pasó ahora? Lo siento, no puedo ir a la reunión hoy, estoy… ocupado —entrecerré los ojos. Ya he escuchado esa conversación cien veces—. Ya te lo dije, estoy demasiado ocupado para ir a esa cena familiar. Pero… —escuché un grito a través de la llamada— ¡Ya te lo dije, estoy ocupado y es preferible que empiecen esa cena sin mí! 

Colgué.

Tiré el teléfono en cualquier lugar donde aterrizó. De nuevo no me importaba. Me pasé ambas manos por la cara manteniendo la calma.

Estaba realmente hastiado.

Siempre, todos los años había que ir a la cena familiar que organizaban, no me acuerdo mucho o trataba de no recordarlo. Mi deseo de desaparecer en un instante lo hago notar en cada llamada o mensaje de invitación que me hacía pensar de esa manera.

Esa era la idea

¿Desde cuándo comenzó este distanciamiento entre mi familia y yo?

CINCO AÑOS PERDIDOS DE FAMA”, leí el titular del periódico que estaba esparcido por el piso. Como los otros cientos. No habría necesidad de releer las mismas palabras que en cada publicación o referencia que allí se comentaba. En cada año se repetían los mismos titulares, solo aumentaba el número de años que pasaban. 

—Necesito relajarme, esto me está poniendo de los nervios una vez más.

Me puse de pie, caminando con dificultad ya que sentía un ligero dolor en el pecho. Sabía que eran síntomas de la ansiedad que se acumulaba dentro de mí. Me dirigí a la puerta de mi habitación la cual al abrirla encontré una cama individual, una mesita de noche, una lámpara en forma de paleta, un viejo guardarropa marrón oscuro desgastado por el clima y dos sacos medianos con el nombre “Arciobra”.

Uno de los pasatiempos que hago para aliviar la tensión muscular en mis manos era hacer pequeñas figuras de arcilla y romperlas. Era una costumbre un tanto extraña para mi familia pero muy normal para mí. No lo entendieron o intentaron no hacerlo. Simplemente ignoraron el significado de lo que el arte era para mí. El verdadero arte.

Recibí otra llamada. La misma llamada de hace unos momentos. Era Kreysi, mi hermana mayor. La persona por la que estuve separado durante mucho tiempo debido al “error” que cometí una vez.

—¿No lo había dicho? No voy a ir a esa cena familiar.

Ella respondió con una voz desalentada.

—Lo sé —suspiró—. Y no voy a insistir más. Ya eres un adulto y tú decides lo que te conviene.

Aparté la mirada torciendo mi labio. A veces mi hermana me hace arrepentirme de algunas decisiones que tomé pero no la odio por eso. A veces tiene razón pero como ella dijo: 《Soy adulto y yo decido lo que me conviene》

—Me alegro de que no insistas más.. —espeté.

—Lo siento. No era mi intención.

—Lo sé —hice una pequeña pausa—. No lo hagas de nuevo. Estoy cansado de decirte que ya no quiero estar asociado con ustedes.

—Somos tu familia Darian —aclaró—. Soy tu hermana y me preocupo mucho por ti. Han pasado cinco años que no nos hemos visto y cinco años que rara vez nos hablamos. Entiéndeme que lo hago porque eres mi hermano.

Sentí una ligera presión en mi pecho. Ya no quería seguir teniendo este tipo de conversación con mi hermana. Ella tenía razón. Han pasado cinco años desde que nos comunicamos o nos vimos. Evité tener contacto con mi familia y eso también era evitar a mi hermana.

Una parte de mi familia dudaba que llegara a tener mis propias responsabilidades. No creían en mí o simplemente ignoraban la idea de que algún día seré reconocido como ellos.

No te tomaron en cuenta en algunos temas que hablaban de ventas o próximos proyectos de subasta que estaban haciendo en el museo.

—Tú misma lo dijiste hermana —recalqué—. Han pasado cinco años desde la última vez que nos vimos y pasarán otros cinco años si es necesario para que me dejen en paz.

Colgué sin dejar que mi hermana tuviera la oportunidad de hablar.

Moví mi cabeza en círculos logrando escuchar el sonido de mi cuello y fui a abrir la puerta para salir de mi habitación. Vivía en un apartamento pequeño y algo cómodo. La habitación era pequeña con un sofá amarillo crema. La cocina aún es pequeña pero bien mantenida, un poco moderna, aún refleja el lugar tranquilo y limpio que me gustaba. Solo que, a los costados sobre una mesa había cientos de periódicos de varios años, algunos estaban repetidos.

—Esto es un día de mierda. —gruñí, dejándome caer en el sofá. Recibí una notificación que prácticamente no me gustó que me hizo sentir un vuelco en el estómago. Me puse de pie, sorprendido y me temblaban tanto las manos como el cuerpo.

Hoy

(Señor pitufo gruñón

<>

<>

Fue lo único que le escribí cuando no tuve el coraje de seguir respondiendo adecuadamente. A quien engaño. Con ánimo o sin, me niego a seguir contestando mensajes que no son pertinentes.

Solté otro suspiro.

Revisé mis redes para entretenerme. Varios productos cosméticos, de maquillaje o accesorios aparecían en anuncios o fotografías de mujeres usándolos.

A veces suelo comprar algunos productos que me suelen llamar la atención. Nada más delineadores o esmaltes de uñas (color negro que fue lo que combinaron).

—A mi se me ve mejor —mascullé con una sonrisa orgullosa y luego miré a mi alrededor. Era un poco solitario. Silencio. Pero me gustaba. Era lo que quería y tuve que conformarme con ello—. Mejor salgo a entretenerme y me olvido del pitufo que salió de la aldea de los pitufos a joderme la mañana.

Lo detesto tanto

Dejé mi teléfono en la mesa y agarré mis llaves que tenían un pequeño pájaro de arcilla blanca como llavero que también moldeé yo mismo.

Era como un amuleto de la suerte y un recuerdo.

Caminé hasta la puerta y fui a donde me llevara mi espíritu.

•• 𓅩 ••

Las calles no eran tan divertidas como imaginaba. La idea de salir a caminar sintiendo el aire fresco de un día maravilloso no me afectaba. Era un día bastante caluroso y no había tanta gente, fue lo mejor.

Los árboles se movieron con la brisa ligera y cayeron algunas hojas que estaban secas. Ese era el sentido de la vida. Cuando algo se está deteriorando es mejor dejarlo continuar. A veces no se puede retroceder en el tiempo y esperar a que suceda para detenerlo. La vida no funciona así. Pero si existen máquinas del tiempo y existe la posibilidad de cambiar el pasado para hacer un nuevo futuro, podría ser posible. No se ha demostrado que si cambias algo de tu pasado, el futuro también. Puede permanecer igual y lo más catastrófico de tu vida se hará realidad de la misma manera que una vez quisiste detenerlo.

Así es como funciona la vida.

Así es como funciona el ciclo de la vida. Del ser humano o animal.

Naces, creces, reproduces. Mueres.

Mis padres pasaron por ese ciclo.

Y mi hipótesis es:

No todo tiene un 《para siempre》. Nada suele ser duradero. Todo lo que tienes en tus manos tiende a esparcirse como el polvo.

Así es la vida y normalmente te acostumbras.

Estoy viviendo esa vida y me estoy acostumbrado

No se si eh pasado por la misma calle pero repito el mismo lugar de la pista para cruzar a la otra cuadra.

—Rayos —me irrité—. Estuve caminando en círculos por media hora.

Fijé mis ojos en el semáforo que estaba en verde para poder pasar.

Todo sucedió rápido. Al dar el primer paso, se escuchó un fuerte ruido como si alguien hubiera frenado repentinamente.

Es muy extraño escucharlo tan fuerte que me hace pensar que el auto casi me golpea.

No sé en qué momento apareció un carro estúpido frente a mí. Un carro estúpido con una persona estúpida que apretaba el volante debido al impulso de la frenada.

A primera vista, estaba un poco asustado. Pensé que este era mi último día para existir en este mundo odioso.

No te agradezco que me quieras hacer desaparecer así con atropellos.

Entrecerré los ojos para ver quién era el estúpido que no tenía conciencia de lo que estaba pasando y NO SE HA DADO CUENTA DE QUE EL SEMÁFORO ESTABA EN ROJO PARA ÉL.

Mis ojos se encontraron con otros ojos un color negro que me miraban con fiereza. Como si yo fuera su enemigo. Pude ver el color de su cabello despeinado. Estaba igual de oscuro. Lo hizo lucir formidable sabiendo que la forma en que me miraba no lo hacía sobresalir de esa manera.

Las apariencias cambian

Ambos nos miramos a los ojos durante mucho tiempo. Como si nuestras miradas se encontraran o discutieran reflejando lo desagradable que ambos sentíamos.

Si se tratara de una película romántica, la ambientación era excelente. Una brisa fuerte y ahora agradable que hizo que mi cabello se moviera levemente, ¿cosa rara? Eso solo sucede en las películas y está sucediendo ahora mismo. Y siendo la “víctima” a la que casi atropellan para resaltar la frase más cliché que siempre he escuchado y me cuesta creer que sea real 《Amor a primera vista

Prefiero ser el que atropella a quien o mejor no ser parte de un montaje.

Que escena tan romántica la que estamos haciendo, idiota del volante

Pude ver como sus hombros subían y bajaban, tal vez por el subidón de adrenalina del susto que le había dado.

Yo iba hacer el atropellado así que soy yo quien está más asustado que él. Seguramente si me hubiera atropellado se escaparía como cualquier culpable se iría del país porque tenía pinta de ser un niño rico.

De un momento a otro, como si mi conciencia me estuviera advirtiendo que dejara de hacer el tonto mirándolo, simultáneamente gritamos 《¡Fíjate, idiota!》

Oh, no. Nadie me insulta y menos a la vez que yo

—¡¿A quién le llamas idiota, idiota?! —le apunté con el dedo índice. 

—¡A ti, idiota!—respondió— ¡Fíjate!

Vaya, tiene agallas.

Era extraño escuchar su acento, pero no tenía por qué importarme.

—¡Tú…! —Iba a seguir respondiendo pero me percaté de que había una niña dentro— ¡¿Cómo te atreves a frenar así sabiendo que hay una niña y… ?!

Ladeé un poco la cabeza cuando vi a otro hombre (Con expresión preocupada y molesta) sentado en la parte de atrás que estaba abrazando a la niña que tenía la expresión confusa pero para nada asustada.

Me di cuenta que la niña le dijo algo al hombre que estaba a su costado y él le comenzó hablar algo al idiota del volante que giró su cabeza hacia donde se encontraban ellos. 

Ya me estaba cansando de esperar a que se disculpara. No me iría sin escuchar un lo siento de su propia boca.

—Hai ragione —lo escuché decir. ¿Eso era una palabra?—. Lo dejaré pasar por esta vez, rubia. 

Arrancó el auto dejándome confundido y estancado en la palabra que escuché.

Espera… ¿Qué me acaba de decir?

Ahora lo recuerdo…

¡Idiota!

—¡A quién le llamas rubia! —grité incrédulo por qué se había atrevido a burlarse de mi en vez de disculparse. Alcé las manos viendo como el carro giraba hacia una esquina. No sabía cómo ese hombre era tan atrevido y sinvergüenza— Idiota. 

Era mejor irme antes que arme un escándalo y se me valla toda la cordura. Arrastrando los pies y con un mal sabor de boca que esa persona me dio este día. 

Menudo idiota con el que me topé

•• 𓅩 ••

—¡Hijo de… ah! —Contuve las ganas de gritar. Había llegado a mi apartamento, sabía que en cualquier momento haría un desastre, solo porque no sabía controlar un poco mi carácter orgulloso, pero para este día hice una excepción.

Me senté en el sillón tomando una bocanada de aire y exhalando con un suspiro molesto. 

—Ese idiota, no se da cuenta que estaba pasando. Claro. Si más estaba atento hablando con el tipo ese que estaba atrás, y es más, ¡con una niña! ¡Si realmente hubiera chocado! ¡Me había atropellado o peor se hubiera lastimado la pequeña! Deberían quitarle la licencia —me quejé moviendo mis manos de un lado a otro pero, me llamó más la atención dos hombres con una niña. Imaginaba que sería su amigo, cuñado, primo o hermano—¿Será su pareja? 

Era lo único que se me vino a la cabeza.

Se escucharon pequeños golpes en la puerta. 

Me puso de pie cambiando de humor, olvidando lo que acababo de pensar recién. Abrí la puerta y me encontré a un joven de mi misma edad. Era mi amigo de apartamento. Su cabello era castaño con ojos verde claro. Cargaba una mochila en la espalda, como si acabara de llegar de su trabajo.

—Darian, que bueno encontrarte. —dijo.

Apoyé mi cabeza en la puerta, desinteresado. 

—Ah, hola Jimmy —traté que mi voz sonará interesado—. Dime, ¿por qué con tanta urgencia me buscas? 

—Verás… —hizo pausa— el dueño del apartamento dice que ya tienes que desalojar en una semana. 

Tardé un tiempo en reaccionar, miraba a Jimmy que no tenía ninguna expresión. Hasta que por fin reaccioné al escuchar que tosió. 

Parpadeé varias veces. 

—¡¿Q-qué?! 

—Si, lo siento. 

—Pe-pero, ¿no le puedes decir que me espere un mes? Él es tu tío.

—Sí pero —se rascó la cabeza—, está harto de esperarte y me dijo que te avisara 

—Maldición. —musité con molestia, mordiéndome el labio inferior. 

—Te sugiero que busques un trabajo.  

—Si. Si. Lo haré. Hasta luego —Cerré la puerta apoyándome en ella. El dinero que tenía ahorrado en mi tarjeta bancaria no alcanzaba para todos mis gastos—. Creo que no tengo opción. 

Caminé para agarrar mi teléfono, buscando lugares que necesitaran a alguien para trabajar. Sabía que no era bueno cocinando, siendo seguridad, contador o administrador. Me era imposible buscar un trabajo en el que pudiera destacarme y así poder ganar el dinero suficiente y pagar los dos meses que debía.

Vi que tenía una llamada entrante en la pantalla, puse cara de enfado cuando quise contestar.

Sí, es muy insistente.

—¿Qué quieres ahora, hermana? — respondí con una mano en el bolsillo de mi pantalón.

—¿Tienes problemas de dinero?

—¿Cómo lograste enterarte?—me sorprendió.

—Eso no importa —dijo ella—. Si tienes problemas de dinero podemos…

—¡No, no los necesito! —colgué guardando mi teléfono en el bolsillo.

Caminé en círculos calmando mis nervios. No entendía cómo mi hermana se enteró de la deuda del alquiler. No quería a esas personas que me dieron la espalda, ahora quieren ayudarme. Tuvimos diferentes temas en los que no nos pusimos de acuerdo y menos seríamos capaces de llegar a un acuerdo para que podamos volver a vivir juntos como una familia.

Eso jamás sucederá

—¿Qué hago ahora?

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