Descuida, mi vida 

A la ventana de tu juventud vendrán mejores trinares, completos amores.

Aquellos te despertarán con alegrías matinales.

Muy lejos estará entonces mi adoración que tanto te ofendió;

Y tanto como pesadilla de noches sin fecha te pesará esta veneración.

Descuida, mi vida, que no pagarás por lo que ni siquiera tocaste,

Mi amor que, con un “feliz noche”, en su cajita intacto dejaste.

Cuando más me hacías falta, te busqué como vela en la oscuridad.

Pero no habrá factura por la luz que no mantuviste encendida.

Descuida, querida que no supe querer.

Tanto me dediqué a quererte que no supe serte más útil que eso.

Terminé cual payaso que, tras tantas payasadas, perdió el chiste.

¡Gracias por haberte reído conmigo de este mal chiste!

Descuida, mi consentida sin consentimiento,

Fue como si por primera vez le hubieras presentado el dolor a mi ya dolido corazón.

Mas ¿cómo pagaré que mi inspiración libraste de su cascarón?

Solo amándote desde las alturas, las lejanías a las que me desterraste.

Mas, si me rechazaste por no poder andar en tu camino,

¿Aceptarás mis alas hechas de tu rechazo y volaremos?

Sabrás tú, mi vida descuidada.

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