Continuación 

¡Joder! Y ahora que pasó, la alce y me fui con ella así cargada la lleve hasta mi cabaña. Llegue y no podía ni abrir la puerta, estaba más delgada que ante, se le veía cansada y sus labios estaban muy resecos. 

La coloque en el sofá. 

– Caro… caro mirarme, caro por favor, le decía mientras le acariciaba la mejilla con mi pulgar. 

– Caro… mírame por favor, abre tus lindos ojitos. Si? 

– Estaba suplicándole y mis ojos empezaron a derramar lágrimas. 

Poco a poco sus ojos empezaron a abrirse, aunque con dificultad. 

– Sant… intentaba pronunciar pero su voz se cortaba. 

– Shhh le indique mientras colocaba un dedo en sus labios, calma pequeña, no te esfuerces en hablar. 

– ¡Santiago!  Exclamó mientras se lanzó a mis brazos llorando. Me quedé atónito ante ese hecho, pero después le correspondí abrazándola. 

– Shh tranquila, cálmate, estoy aquí le decía mientras le acariciaba la espalda, entonces ella se separó de mi. Y me quedo mirando, su mirada estaba intensa, estaba más brillante de un momento a otro. 

– Caro… me iba acercando poco a poco, ella al ver me así, pasó la lengua por sus labios haciendo que deseara besarla, deseara poder tocar esos labios. Y al parecer ella también lo esperaba porque volvió a hacerlo. 

– No… no hagas ese gesto por favor. 

– ¿Qué? Preguntaba confundida. 

– Ese, justo ese el de lamer tus labios. 

– Sant … yo ehh disculpa, es que están resecos, no pensé que te incomodara, lo siento bajo la mirada. 

– No, no es eso, le hable mientras le tomaba la mejilla con mis dedos. 

– ¿Entonces? Preguntaba mirándome fijamente 

– Solo me dan ganas de besarte. 

– Yo … y entonces volvió a lamer sus labios pero esta vez con picardía e inocencia. 

Y entonces no aguante más y me acerque a ella lo suficiente hasta que con mis labios capture los suyos, sentir esa presión hizo que mi cuerpo entero sintiera corrientes, decidí moverme y ella también lo hizo, me correspondió el beso y se intensificaba más y a medida que más la besaba más me recordaba a María, más me hacía sentir que estuviera besando la a ella, tanto que el beso fue más rápido y cayó al sofá y yo quedé encima de ella, fui bajando mis labios hasta su cuello y ese gesto hizo que ella gimiera. Me detuve por un momento al escuchar aquel sonido pero seguí volviendo la a besar, mis manos tomaron vida propia y decidieron resbalar su tirantes de la blusa azul que tenía, ella me lo permitió y también empezó a desabotonar mi camisa. 

-María, María mi amor dije y entonces ella se detuvo. 

Supe que la había embarrado. Si, claro dije María en vez de carolline. 

-yo… lo siento, disculpa no… 

– no pasa nada me silencio antes de poder responder, se levantó y arreglo su blusa. Debo irme respondió. 

– no espera la tomé del brazo. A dónde irás? ¿Qué pasó? Porqué no volviste a la playa durante estos meses, qué te pasó carolline? 

– y esa pregunta hizo que sus ojos volvieran a humedecerse y a llorar descontroladamente tirándose me encima. 

¿Porqué? ¿Qué fue lo que le pasó? Me cuestionaba mientras más la abrazaba haciéndola calmar. 

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