Capítulo 4 Perdidos 

Polish 20230221 101130295 3

Recapitulando…
Procesando… 1%…2%…3%…3%…3%…
Maquinando probabilidades…
Justo así se encuentra mi mente en estos instantes, con tantos nudos revoltosos que si fuese algo físico sería un desorden total.
Desde ya hace 5 minutos que mi mirada se mantiene clavada en el chico recostado sobre mi sofá, su expresión es calmada, aunque siga dormido, su cara refleja mucha más calma que hace minutos atrás.
El recorrido en el taxi desde aquel sitio hasta aquí será una buena anécdota que le contaré a mis nietos en un futuro.
El como su abuela Alisha sobornó a un taxista para que le dejara montar a su auto aún sujeto medio muerto, sin que le hiciesen preguntas.
Me deberían dar un premio Nobel por tal logro, mis manos juguetean nerviosas.
No les pasa que después de hacer algo, viene la etapa de arrepentimiento y cuestionamiento propio del ¿POR QUÉ? Hiciste algo así, pues justo ahora estoy en esa fase de mi existencia.
En que cabeza cabe que traje a un total desconocido a mi casa, pero es que es una total locura, una estupidez.
Si termino muerta me lo habré ganado por estúpida y demente, el chico se mueve incómodo sobre el sofá y no hace señales de despertar todavía y yo estoy inmersa en un mar de interrogantes.
Una parte de mi quiere que despierte para que responda todas mis dudas pero la otra mitad está encerrada un clóset atemorizada por lo que pueda pasar cuando abra los ojos, todo puede pasar y miles de escenas se reproducen en mi cerebro y ninguna tiene un final muy lindo para ninguno de los dos.
Decido ir a ducharme y dejarlo descansar solo un poco más, tal vez con suerte cuando vuelva ya esté despierto o se haya ido y desvalijado todo mi apartamento, ya lo veremos.
Camino al baño, paso por algunos de los cajones de la cocina y tomo un cuchillo, seré estúpida pero no moriré sin defenderme, me llevo mi arma blanca a la ducha conmigo.
Abro el grifo y espero que el agua caliente haga aparición, toco el agua con mi mano para medir la temperatura y cuando siento que el líquido se torna tibio, prosigo a despojarme de todo el uniforme que ya me estorbaba, hecho un último vistazo atrás y recuerdo al sujeto en mi sala, así que me apresuro a cerrar la puerta con seguro, aunque intento no pensar en ello, el rostro del chico hace redundancia en mi memoria.
Entro a la ducha y agua caliente empieza a caer sobre mi tenso cuerpo, las gotas cristalinas hacen su recorrido por mi piel e intento que se lleven con ellas al desagüe todo lo que me preocupa ahora.
Y lo que me preocupa tiene nombre y apellido, es una pena que ni yo sepa cual es. Esta vez me ducho sin música porque quiero estar atenta al mínimo ruido que venga de la sala, pero es en vano ya que de a poco me vuelvo una con el agua y todos los sonidos externos son ahogados por el chasquido del agua contra el porcelanato.
Los segundos se vuelven minutos y recuerdo al chico en mi sala y el porque no debía tardarme tanto, así que decido apartarme de la dulce caricia del agua, para salir del baño y al salir de la ducha es cuando entro en razón que me metí a bañar sin traer conmigo ni la toalla, ni ropa para cambiarme, ni nada por el estilo.
— ¡Soy la más estúpida! ¿Cómo se me ocurre meterme así?— imagino mentalmente dándome golpes de cabeza contra la pared, solo imaginariamente obviamente— está bien piensa, en una situación normal saldría encuerada hasta mi cuarto ya que vivo sola pero justo ahora tengo un posible delincuente durmiendo en mi sala ¿y que si despertó? Me verá hasta el alma y no puedo permitir que haga algo como eso— doy pequeños pasos dentro de mí pequeño baño, tomo la ropa que tenía hace segundos y me seco el cabello y el cuerpo con ella, pero no es de gran ayuda por que la tela no absorbe nada de agua — ok, piensa tiene que haber una manera, tal vez no haya abierto los ojos y pueda escabullirme rápidamente hasta mi cuarto sin peligro alguno.
Luego de unos minutos deliberando seriamente conmigo misma, decido salir y correr lo más rápido posible a mi habitación, tomo la ropa e intento taparme lo más que pueda los senos y mis partes para salir disparada como un puto flash.
Me paro frente la puerta y tomo un respiro para prepararme, tomo un aliento profundo y quito el seguro de la puerta, me aferro a la ropa y abro la puerta dispuesta a correr hasta mi cuarto al otro lado del pasillo.
Tan solo avanzo unos cuantos pasos muy mojados cuando mi vista viaja por sobre mi hombro y veo al chico parado justo a unos pasos de mi con una cara entre dolor y confusión, además que sus mejillas se tornan rojas.
La sangre viaja a la velocidad de la luz a mi cara y mis nervios por el susto de verlo ahí parado, se disparan a tal grado que me volteo y dejó caer mi ropa al suelo.
— ¡Aaaaaaaaah! — pego el grito al cielo , hasta que siento mis cuerdas vocales flaquear, el chico se voltea rápidamente muy adolorido y yo aprovecho para correr a mi cuarto.
Lanzo la puerta tras de mi y me lanzo sobre mi cama, para meterme debajo de mis sábanas.
¿Qué acaba de ocurrir? Un total desconocido que traje a mi casa me vio totalmente encuerada y por lo que vi se podía levantar.
¿Y por qué no hizo nada? Su mirada fue atónita, casi que sus ojos salen de su cráneo , pero no dijo nada ,ni reaccionó, solo se volteó cuando grité.
Pero solamente a mí se me ocurre hacer tal barbaridad, solamente yo soy tan estúpida como para traer a un total desconocido a mi casa, por estúpida es que me pasan las cosas ¿y ahora que debo hacer? Ya despertó… ¡DESPERTÓ! El chico despertó y no ha venido a intentar asesinarme, tampoco oigo nada en el exterior ¿se habrá ido?
No, no lo creo , en ese estado no podría llegar muy lejos y además cualquier persona con 5 dedos de frente que lo viera así en la calle llamaría a urgencias, exacto cualquier persona coherente que al parecer yo no soy una de ellas.
— ¡Aaaaaaagh!— ahogo un grito en mi almohada y hago un total berrinche en mi cama— ¿qué debo hacer ahora? ¿Debería salir? ¿Lo corro de mi casa? ¿Llamo a la policía?
Busco mi celular y recuerdo que lo dejé en el baño, insulto a todo lo habido y por haber, ¿qué diablos me pasa, que dejo todo olvidado?
No puedo llamar a nadie y menos quedarme aquí dentro para siempre , sin saber si el sujeto ya se ha ido, no me queda de otra que salir, pero mis piernas tiemblan de solo pensarlo.
Luego de confrontarme una diez mil veces, me pongo un pantalón y un camisón que cubra casi todo de mi, no quiero que quede nada al descubierto, ya me vio desnuda, no quiero que vea ni un milímetro más de mi piel.
Me acerco lentamente hacia la puerta y coloco mi mano sobre el picaporte, está helado o solamente son mi nervios que me traicionan, al intentar darle vuelta, me arrepiento y retiro mi mano, alejándome de la puerta como una niña asustada.
¡Por dios! Alisha eres una mujer, debes enfrentar tus problemas, yo sola intento convencerme, mientras muerdo mis uñas, veo la puerta a tan solo pasos y mi corazón retumba contra mi pecho, haciendo eco en toda la habitación.
—Cálmate, cálmate — mi respiración se tranquiliza un poco y vuelvo a caminar hasta la puerta, esta vez no lo pensare.
Coloco mi mano y abro de un solo golpe, asomo mi cabeza para ver y para mí suerte no hay señales del sujeto.
¿Debo considerarlo suerte? Camino a pasos lentos pero inaudibles hasta el baño en busca de mi celular y el cuchillo que me llevé, me armo de valor para caminar a la sala, escondo mi cuchillo atrás de mí y me muevo con precaución.
— ¿Estás despierto? ¿Sigues ahí?— pregunto antes de llegar, no sé porqué pregunto, se supone que trato de no alertarlo.
Al llegar a la sala no lo veo por ningún lado y mi corazón por algún motivo se acelera más ¿se abra ido? ¿Me habrá robado algo? Pero al dar otro paso puedo distinguir su pie en mi sofá y me doy cuenta que aún está recostado en el.
Rodeo el sillón a una distancia precavida y lo veo ahí tirado, con los ojos cerrados y su mano sobre el abdomen, su pecho sube y baja muy despacio, casi ni se nota su respiración, arruga las cejas mientras se aferra a su sudadera.
Tal vez aún le duela, las dudas de el que le habrá pasado sigue dando brincos en mi cerebro.
— ¡Hey tú! Chico al que no conozco — le digo intentando gritar y sonar ruda, pero al final sonó más como la voz quebrada de una puberta.
Doy unos cuantos pasos para acercarme a él, pero mis sistemas se mantienen todos alertas a cualquier movimiento.
« no creo que haya mucho de que preocuparse, solo míralo está casi muerto » mi voz interior intenta calmarme.
No hay respuesta por parte de él, así que avanzo más hasta quedar a tan solo centímetros de su cuerpo, me agacho hasta quedar en cuclillas y estar al nivel de su cara, me aferro mucho más al cuchillo en mi espalda, si hace algo sospechoso estaré preparada.
Mis ojos analizan su piel canela, los moretones se ven peores bajo la luz y el hilo de sangre seca en su nariz no ayuda nada a su apariencia.
— ¡Hey despierta!— empujo su hombro suavemente y el chico abre un ojo y al verme tan cerca de él, hace un movimiento brusco para levantarse.
Los nervios me traicionan y termino cayendo de nalgas al suelo.
— ¡Aaaagh!— suelta un alarido de dolor cuando intenta tomar asiento, aprieta sus ojos para luego abrirlos estrepitosamente — ¿estás loca? ¿Por qué estás tan cerca?
— ¿Lo siento? ¿Me estás llamando loca a mi? ¡Ni siquiera sé quién demonios eres!
— Y traer a alguien de la calle a tu casa, sin conocerlo ¿no es algo de locas?— refuta él, aún con una mueca de dolor.
¿Quién rayos se cree? Pero no puedo negar que tiene razón su argumento.
— ¡Cállate y escúchame! Vas a responder a todas mis preguntas.
— ¿acaso eres policía?— dice él enarcando una ceja.
— Te dije que te callaras— saco mi cuchillo y apunto a su rostro, mi pulso es tembloroso y mi voz aún más todavía.
 Al ver el filo apuntando hacia él, su expresión cambia a una de terror, casi que hasta me agua el corazón de ver sus ojos cristalizados.
— ¡Ok, ok ,ok pero no me hagas daño por favor!— suplica apretando con su mano derecha el borde de su sudadera.
— ¿Quién rayos eres? ¿Eres un criminal? ¿Un ladrón? ¿Asesino? ¿Violador?— mis preguntas salen a chorros y sin poder frenarme.
— No,no,no,no — nerviosismo puro en su tono de voz— claro que no, solo soy un chico normal.
— ¿Un chico normal? ¿Y por qué estás todo golpeado? Eso no es nada normal— mi agarre sobre el arma es más decidido y él nota que lo es, su pecho baja y sube aceleradamente, puedo ver cómo el miedo surca sus pupilas ¿yo soy la causante de tal emoción?
El recuerdo de esos ojos llenos de miedo y lágrimas viene a mi memoria y mi corazón se parte en pedazos, jure que no quería volver a ver unos ojos así y ahora soy yo quien los causa.
Tomo una respiración y me resigno a bajar el cuchillo, la mirada del chico se vuelve de confusión y sigue cada uno de mis movimientos cautelosamente.
— Ahora sí, dime ¿quién eres? — le pregunto más muerta del miedo yo que él.
Recomendado1 recomendación

Publicaciones relacionadas

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

Lector

Escritor

Anunciante