Capítulo 4: Amoríos

No pude pegar ojo en toda la noche. Aún seguía asimilando lo que vi en la fiesta.

Dann besando a otra chica.

Es verdad que no teníamos nada serio. Ni siquiera nos habíamos besado. ¿Estaba exagerando?

No. Definitivamente no. Entre nosotros existía una conexión especial.

Ahora papá nos diría algo así como “te lo dije”.

Mi padre podía ser muy pesado, pero en eso tenía razón. Daba mi confianza a cualquier persona y no esperaba que nadie se la ganara de verdad.

Como no podía dormir decidí ir a dar un paseo por el campus de la residencia para poder despejarme y así pensar y reflexionar.

Jane aún seguía dormida.

Menos mal.

Sabía que si estaba despierta me preguntaría que tal estaba, y lo que menos me apetecía era hablar sobre el tema.

Me puse un pantalón de chandal y una camiseta térmica de deporte y salí de la habitación.

Estuve corriendo una hora y media. Eran ya las nueve de la mañana cuando volví al cuarto.

Jane estaba despierta.

Cuando entré, cerré la puerta detrás de mí y hubo un silencio que me pareció eterno.

Jane se levantó de la cama y se acercó a mí para abrazarme. Fue uno de los abrazos más sinceros que jamás había recibido de nadie. Y se lo agradecí.

— Lo siento mucho Amber — me dijo entonces.

— No es culpa tuya… — le dije con voz quebrada y conteniendo mis lágrimas.

— Ha sido un capullo. Creía que lo habían dejado. — cuando dijo eso me separé de ella y la miré entre sorprendida y curiosa.

— ¿A qué te refieres? — le pregunté. Y por alguna razón sabía que su respuesta no iba a gustarme en absoluto.

— Verás… hasta mayo de este año Miller estuvo con una chica. No tenían ningún compromiso, pero quedaban casi todos los días — hizo una pequeña pausa y se dio la vuelta para sentarse en la cama. Yo la seguí y quedamos en frente una de la otra. Ella sentada en su cama y yo en la mía. — Llevaban así unos cuatro meses, pero lo dejaron por que llegaba verano… y bueno ya sabes que pasa con muchas parejas en verano…

— Así que con la se besó ayer… ¿era su exnovia? — llegué a la conclusión.

— No llegó a ser su novia, pero sí algo así. Miller no nos había dicho que le había invitado a la fiesta. Y menos podía imaginármelo al ver como estaba desde que te conoció, Amber. — me dijo realmente sorprendida.

No dije nada durante varios minutos. Seguía en shock.

— Jane, es que no lo entiendo. Sentía que teníamos algo… especial. — solté llorando finalmente. — Como hablábamos y bromeábamos sobre todo. Como me acariciaba… no lo se. Creía… creía que le gustaba. — se sentó a mi lado cuando me llevé las manos a la cara. — Quizás me he hecho demasiadas ilusiones Jane. Igual… solo ha sido.. mi cosa mía.. y él.. él en realidad no sentía nada.

— No. Eso ya te digo yo que es imposible. — dijo muy segura. — Conozco a Miller y se que le gustas. Pero siempre ha sido… como decirlo… Le gustan muchos las chicas. Siempre ha estado con muchas y nunca se ha comprometido al cien por cien con ninguna. Pero desde que llegaste, hasta su forma de ser cambió. Ahora es más… amable, más gracioso… es más él. Hacía tiempo que no volvía a sonreír de esa manera — dijo intentando animarme. Aunque no lo consiguió.

— Jane me da igual como sea ahora y como fuera antes. Me ha hecho mucho daño y ha jugado con mis sentimientos. Y yo… yo — empecé a decir. — bastante… bastante mal… — no sabía si contárselo.

— ¿Tu qué Amber? — me dijo preocupada poniéndome su mano en mi hombro.

— Yo no quiero volver a pasarlo mal. — solté al final. — Siempre me ha costado abrirme con los demás por que me da mucho miedo que me hagan daño o que me traicionen. He tenido muy malas experiencias tanto con amistades como con … amoríos. — Cuando dije esa última palabra ambas nos miramos y nos reímos porque nos hizo gracia ese término. Eso me hizo sonreír.

Jane me escuchaba atentamente. Pensando en cómo consolarme supongo.

Te estás abriendo demasiado Amber.

Me daba mucho miedo contarle a Jane parte de mi pasado. Aunque tuviera mucha confianza con ella, me daba miedo que pensara mal de mí. En España había tenido muchas peleas con personas que consideraba amigas. Me habían utilizado y traicionado tanto… que me costaba mucho confiar en la gente. Y sobretodo me costaba ser yo misma. Con Jane por alguna razón no me había costado tanto.

En cuanto a chicos, no había tenido muchas experiencias, pero las pocas que tuve no habían sido para nada buenas. Siempre me hacían ilusiones que resultaban ser falsas, y me hacían mucho daño. Y con Dann, en un principio no quería abrirme mucho, pero poco a poco estábamos cogiendo confianza y creía que esta vez sí podía gustarle a un chico de verdad.

Que equivocada estaba. Y que ilusa había sido al pensar que no era como los demás.

No quería volver a ver a Dann. No quería.

En parte me sentía ridícula al pensar que con Miller iba a ser diferente.

Ilusa.

Al ver que no quería seguir hablando, Jane lo entendió y solo me abrazó.

— Ahora vamos a desayunar, no vaya a ser que lleguen los gorilas de los mayores y nos quiten lo mejor del menú. — me dijo sacándome una pequeña sonrisa y levantándose para ir al baño a ducharse para bajar a desayunar. — Además, hoy ¡hay napolitanas! — dijo ilusionada — Y se que te encaaaantan…

***

Esa tarde decidí quedarme en la habitación. Jane había intentado convencerme de hacer algún plan para que me despejara. Pero me había negado. Me apetecía ver una película y comer palomitas. Así que le dije que fuera a casa de los chicos y se lo pasara bien ella. No tenía porque estar aguantando mi pequeño drama.

Escogí una película de comedia para ver si me reía un rato, cuando de repente mi móvil empezó a vibrar. Mire la pantalla.

Mamá.

O no, no, no. No podía hablar con ella. Tenía un don para saber si me pasaba algo solo con escucharme hablar.

Pero si no le contestaba también sabría que algo iba mal y le preocuparía aún más.

Cógele.

Tenía que parecer lo más feliz y tranquila posible.

Descolgué.

— Hola, mam…

— ¡AMBER! ¿A TI TE PARECE NORMAL ESTAR TRES DÍAS SIN LLAMAR? — me gritó desesperada. Me hacía gracia cuando se ponía así.

— Hola a ti también mama — le respondí en tono gracioso. — Iba a llamarte pero he estado algo… ocupada — mierda, había sonado mal. Muy mal.

— Ocupada, ¿eh? — me preguntó con curiosidad. Sabía lo que pensaba cuando utilizaba ese tono. Me había pillado. Sabía que algo ocurría. — ¿Y… con qué has estado tan ocupada — remarcó la palabra para que me diera cuenta — últimamente?

— Con la universidad.. y .. eh… con… eh…

— Amber, ya puedes soltar por esa boquita bonita que te ha pasado.

Instinto de madre, supongo.

— Joder, mamá. Odio que me conozcas tan bien…

— EH, esa boca — siempre me regañaba cuando decía alguna palabrota. En ese momento me hizo hasta gracia. Lo echaba de menos. — Haber cuéntale a mami que te ha pasado… — sabía que estaba sonriendo.

— Verás… es.. eh… sobre…

— ¿Sobre un chico? — odiaba de verdad que me conociera TAAAAN bien.

— S-sí. Te acuerdas de Dann… el amig…

— El amigo de Jane ¿no?, ¿el del piso al que vais de vez en cuando?

— Sí, ese. — le confirmé. Le había comentado que a veces solíamos hacer planes en su casa, ir al cine o cenar en nuestro cuarto.— Pues verás, desde que llegué… hemos congeniado demasiado bien. Y creía… — paré un segundo al notar que iba a empezar a llorar de nuevo —… creía que le gustaba mamá. — Empecé a llorar.

Amber, tienes que aprender a controlar esas lágrimas. A veces eres como una niña pequeña.

— El caso es que ayer… fuimos a una fiesta que organizaban él y su hermano en la casa de sus padres. Y al salir a tomar el aire con Jane, lo vi.. c-con otra chica que resulta ser una con la que estuvo antes de verano.

— Amber, cariño… lo siento mucho… — la noté preocupada. — Como me encuentre con el Dann ese, va a saber lo que es una madre española enfadada. A mi niña no le hace daño nadie.

— Mamá… — empecé a reírme.

Desde luego mi madre sabía cómo sacarme una sonrisa.

Estuvimos hablando mucho rato más. Necesitaba hablar con mi madre. Ella siempre sacaba el lado positivo de todo.

— Amber, no es el único pez en el mar, hay muchos más que seguro les gustas incluso más de lo que le has podido gustar a ese idiota. No te hagas mala sangre — típica frase de mi madre.

— Gracias, mamá. Te hecho muchísimo de menos ojalá poder vernos pronto.

— Yo también te hecho de menos, mi niña. — me dijo con un tono que parecía que iba a llorar.

— Te quiero mamá.

— Yo mucho más, Amber.

Tras colgar, me dormí. Esta vez dormí toda la noche del tirón. Ni si quiera me enteré de cuando Jane volvió.

***

A la mañana siguiente volví a salir a la mañana. Había descubierto que me venía muy bien para despejarme. Además así hacía algo de ejercicio. Había engordado un poco desde que llegué a Harvard y me empezaban a molestar bastante esos kilos de más.

Tras dos horas corriendo, volví a la habitación para ducharme y bajar a desayunar con Jane. Cuando entré me sorprendió lo que vi.

Bryan estaba en la habitación hablando con Jane.

Aquí pasa algo.

— H-hola… — dije dudando en si preguntar de qué hablaban. Bryan tenía una expresión de preocupación— ¿De q-qué habláis?

— Se… que no quieres hablar de él Amber… pero… — me empezó a decir Jane.

¿Hablaban de Miller?

Sus caras me empezaban a preocupar. ¿Le había pasado algo?

— ¿D-de Miller? — pregunté.

— Si. Ha… — Jane dudó en si decírmelo o no.

— No ha vuelto al piso desde la fiesta Amber. — soltó de una vez Bryan.

¿Que no había vuelto?

— ¿Cómo que no ha vuelto?

Pues que no ha aparecido por casa, Amber. ¡Qué pregunta!

— No. Kate, Jane y yo hemos estado llamándolo y no nos coge el teléfono ninguno de los dos. — me dijo Bryan. — Y he venido.. para ver si pue..

Sabía lo que iba a pedirme.

— No pienso llamarlo — dije muy segura.

— Amber,.. por f…

— ¿Por qué creéis que a mí si me lo va a coger? — dije en tono enfadada — En la fiesta me dejó claro que no le importo en absoluto.

— Amber, no sé porque hizo esa estupidez. — me dijo Bryan acercándose hacia mi y poniendo una mano sobre mi hombro. — Le conozco desde hace tiempo y se… se que le gustas. — casi me reí.

¿¡Que le gustaba!? Pues tenía un problema en su forma de demostrarlo.

— No lo creo, la verdad. Me lo dejó bastante claro. — dije yendo hacia la ventana.

— Amber, lo se. Y te entiendo. Pero puede estar metido… en asuntos… — empezó a decir Jane cogiéndome de la muñeca para que me detuviera.

Dudé. ¿Y si realmente le había pasado algo?

— Lo siento, pero no. — les aseguré soltándome de Jane y yendo al baño para ducharme.

Empecé a quitarme la ropa que llevaba para darme una ducha bien caliente. La necesitaba

Mientras me duchaba me pensé mejor lo de llamarlo. En el fondo quería saber si estaba bien. Al fin y al cabo, aún me importaba. Lo que yo sentía si era real.

Diez minutos después salí envuelta en una toalla.

Bryan y Jane se giraron hacia mí.

— Esta bien. Lo llamaré. — ambos cambiaron su expresión a una gran sonrisa y Jane vino a abrazarme.

Marqué su número de teléfono y puse el altavoz.

Estaba temblando de los nervios.

Relájate, es una llamada.

Sí. Una llamada al chico que me gusta, que ha besado a otra en mi cara y al que puede haberle pasado algo, querida conciencia.

Cierto.

La llamada empezó a sonar… Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

Y el finalmente…. El contestador.

— Bueno supongo que no quiere hablar con nadie — me sentí un poco frustrada. En el fondo creía que a mí sí iba a cogerme.

Iluuuusa.

Definitivamente si. Lo era.

— Gracias de todas formas, Amber. Ya ha hecho esto alguna otra vez, pero tengo un mal presentimiento… — dijo Bryan realmente preocupado.

Al irse me empecé a vestir para bajar a desayunar con Jane. Debió de notar que en el fondo me había afectado que Miller no hubiera cogido mi llamada.

— Amber… no te sientas mal… — me dijo Jane.

— Estoy bien, no te preocupes — mentí. No me apetecía hablar sobre el tema. — Oye por cierto… lo que has dicho de que Miller… puede estar en asuntos… en problemas. ¿A qué te referías? — le pregunté.

— Verás, Miller hasta hace un tiempo era un chico bastante… problemático, se podía decir. — dudó en si seguir contándomelo o no.— Pero, Amber, aunque me encantaría contártelo yo misma, no soy yo quien tiene que hacerlo… — me dijo finalmente. — Es la vida de Miller, y si realmente quiere que lo sepas, te lo contará él mismo. — esperó a que respondiera. Yo repiqueteaba los dedos en mis rodillas. Me molestaba que no me lo contara. Éramos amigas, ¿no? Pero en el fondo la entendía… ella no tenía que contármelo. No era su vida.

¡¡¡Pero es muy intrigante!!

— No te preocupes, aunque me intrigue demasiado y me pueda la curiosidad, lo entiendo. — terminé diciendo y a Jane se le cambió la expresión preocupada que tenía esperando mi reacción. — Eres muy buena amiga Jane. — y se lo decía en serio. Podía haberme contado todo el pasado de Miller sin su permiso, pero decidió no hacerlo. Me pareció un gesto muy bonito por su parte.

Pues te has quedado sin saberlo.

Nos dimos otro pequeño abrazo y nos vestimos para bajar a desayunar. ¡Qué hambre tenía!

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Roi
1 año atrás

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