Capitulo 3

Extraños Sentimientos

Tras percatarme que me estaban llamando por la ventanilla del auto y ver a la persona, me quede de cierta manera helado, ¡Era el catedrático que ese mismo día, estuvo con nosotros! a lo que mi reacción y respuesta fue…

— ¡Buena noche profesor! ¿Cómo va creer eso usted de mí? lo que sucede es que a veces realizo viajes privados y hoy me llamaron por un viaje y me encontraba a punto de salir de acá.

Con algo de desconfianza y no muy confiado de mi versión, el catedrático respondió.

— ¿No sabía que tuvieras que trabajar para pagar tus estudios? ¡Pero de cualquier forma es admirable la acción! Solo no te olvides de estar siempre preparado y que no se te olvide tu protección, ¿No querrás accidentes antes de cumplir tus sueños verdad?

Sin más que decir, se retiró del lugar, ¡No sin antes haber propuesto que lo llevaría a su residencia, a lo que se negó por el momento, así que no tuve más que irme de ese lugar de donde por dentro se encontraba Dalia, la mujer a la que comencé a amar perdida e inquebrantablemente.

¡Era lamentable la situación en la que había visto a Dalia en ese momento! ¡En verdad no podía creérmelo! Si de pronto, ¿Quizás? No hubiese visto que le dieron dinero justo antes que se subiera a ese auto y luego se dirigieron al auto hotel, ¡Hubiese creído que era su novio o algo parecido! Pero ante tal situación, era más que evidente que ella estaba vendiendo su cuerpo para obtener ingresos.

Para ser muy honesto, ¡Me sentí devastado! ¿Cómo una chica tan hermosa y con mucho futuro por delante estaba acudiendo a eso para sustentarse? ¿Es que en verdad no cabía en mi pensamiento ese tipo de situaciones? ¡No la estaba juzgando ni algo parecido! Solo no podía asimilar esa situación lamentable.

Aparte de sentirme mal por ella, ¡Comencé a sentirme muy adolorido del pecho de pronto! La razón aparente, es que ¿Cómo en verdad anhelaba algo con ella? estaba con ese sentimiento de dolor en mi corazón, ¡Que muy probablemente no podría hacer algo para ayudarla! A pesar que lo estuve pensando de una forma y otra ¿Cómo poder ayudarla? Obviamente sin que ella se sintiera mal o se llegara a sentir obligada a dar algo a cambio, no encontraba la forma de realizarlo de esa manera.

¿Quizás? mi mayor problema con las mujeres fue querer que ellas cambiaran su forma de actuar y de pensar, ¡No por mí! Sino más bien porque simplemente ellas llevaran una vida distinta y feliz. ¡Tal fue el caso en particular de Dalia! La cual, a pesar de haber visto esa situación, al día siguiente esperando que ella se presentara a clase igualmente como de costumbre, ¡No fue de esa forma! Se reportó enferma, lo supe por el catedrático que se lo pregunte directamente, porque me causo preocupación porque la noche anterior no menciono algo al respecto de sentirse enferma.

Al término de una semana de no presentarse a clases, me imaginé que la enfermedad era grave, por lo que sin más fui a visitarla.

Al estar por fuera de su casa y antes de bajar del auto, aproximadamente a 30 metros desde donde me encontraba parqueado, se dirigía en compañía de otra persona muy distinta con la que la vi la última vez, solo que me fijé bien, ¡Dalia estaba vestida con ropa del colegio! Eso sin duda llamo poderosamente mi atención, ¿Cómo es que ella se reportó enferma durante toda la semana y en ese momento estaba vestida del colegio? La verdad, creo que, al detenerme antes de querer llegar a llamar a la puerta de su residencia, había sido la mejor opción, de seguro todo estaba planeado ¿Cómo realmente ella no conocía mi auto? me pareció prudente quedarme a observar que sucedida.

Al estar cerca de su residencia y sin la compañía que llevaba, intenté hacer creer como que acababa de llegar y descendí del auto, ¡Fue ahí donde conoció el auto en el que me conducía! Para después darse cuenta que de seguro había llegado por la situación que no la había vuelto a ver desde esa noche, a lo que al verme me saludo de una forma muy alegre y particular.

— ¡Hola Uriel! ¿Pero tú que haces aquí? ¿Acabas de llegar o tienes tiempo esperando?

Noté que sentía nerviosa al respecto, por lo que no era mi intención incomodarla en lo más mínimo.

— ¡Hola Dalia! no, en lo absoluto acabo de llegar.

— ¡Oh sí! Mira que distraída he sido, que ni siquiera me he quitado el uniforme, lo que sucede es que me estaba quedando algo corto y fui a la sastrería a que me lo arreglaran, pero ya no me lo quite, ¡Por esa razón es que no he podido llegar al colegio!

No le estaba preguntando algo al respecto, pero el mismo nervio que ella sintió en el momento, la empujo a pronunciar eso.

— ¿Enserio? Porque el catedrático menciono que estabas enferma y por esa razón es que he venido a verte, ¡Pero si dices que es por esa causa pues me alegro en verdad que estés bien! ¡Por cierto, traía estas rosas y estos chocolates! ¿Aunque no sé si te gustan los chocolates?

Al ver ella el ramo de rosas amarillas y otras tantas blancas se le llenaron de lágrimas sus ojos, ¡reaccione como que no había visto nada y se las entregue! A lo que ella ligeramente me hizo retroceder hacia el auto.

— ¡Gracias! ¿Puedo pedirte un favor?

— ¡Si claro dime! ¿En qué puedo ayudarte?

— ¡No le digas a nadie que me has visto con alguien, porque estoy segura que me viste que venía con alguien! Además, si dices algo o insinúas algo al respecto, mi madre no sabe que he faltado a clase toda la semana y no deseo que ella lo sepa, lo que sucede es que no he logrado reunir el dinero para la colegiatura de este mes.

¡En verdad me sentí muy mal en ese momento! inmediatamente en mi pensamiento la intención de preguntarle ¿Cuánto le hacía falta? para que ella no continuara en esa situación, pero así mismo pensé por un segundo. — ¡Si se lo pregunto y se lo puedo dar! Igualmente continuara en lo mismo para el siguiente mes hasta que termine el colegio y pueda conseguir un empleo —¡Hasta cierto punto era una situación en la que debía decidir en cuestión de segundos! ¿Qué hacer en ese momento crítico? Pero la verdad me sentí muy mal al escuchar ese tipo de comentario, que provocaron una serie de sentimientos encontrados en los cuales quería encontrar algún tipo de solución inmediata a la situación, ¡Pero que era imposible! ¡Entonces! antes de responderle le pregunte:

— ¿De casualidad ya almorzaste? Porque hoy no tuve apetito en el colegio y quería ver si estabas dispuesta en salir por ahí a almorzar.

— ¡Te acepto la invitación, pero con una condición!

— ¿Cuál es tu condición? Dime no tengo problema con ello.

— ¿Podrías entrar conmigo a casa y esperar a que me vista diferente? si madre te pregunta algo responde con naturalidad ¿Podrías hacer eso por mí?

Era más que obvio que si mi intención era quedar bien con ella, tendría que aceptar, por lo que mi respuesta fue más que obvia e ingrese a su hogar. Solo que la señora ya se encontraba casi que en la puerta de la residencia esperando a que ella ingresara, de seguro se encontraba desde hace unos minutos viéndonos por la ventana de la puerta.

Al ingresar salude muy cordialmente a la señora, a lo que la madre de Dalia me invito a que me sentara en el sofá principal ¡Sin decir una sola palabra más al respecto! ¡Podría decir que fue un tanto incomodo el momento! Pero no podría decir algo en concreto sin que la señora me realizara alguna pregunta primero. Dalia, no tardo más de lo esperado, por lo que, al bajar de su habitación, me sonrió como la hermosa mujer que era, ¡Fue ahí donde la señora me vio y se dirigió hacia mí con algo de seriedad y a la vez con un rostro de angustia!

— ¡Por favor joven le encargo a mi hija! Espero que me la encamine de regreso a casa.

¡Era más que obvio que así iba a suceder, por lo que con seriedad le respondí!

— ¡Si! No se preocupe, ando en auto y prometo traerla de regreso antes de las 9 de la noche.

Para la hora que le asegure que la regresaría a casa nuevamente, teníamos aproximadamente 6 horas para ir a comer muy tranquilamente, esperando que ella mencionara algo al respecto de lo que andaba haciendo o simplemente que pasara esas 6 horas lo más feliz mente posible.

Al salir de su residencia, llegamos a un lugar algo sencillo, por lo que, si me disculpe con ella por haberla llevado a un restaurante de barrio literalmente, pero que en cuestión de atención estábamos bien de momento, ella me vio nuevamente con su mirada triste y perdida diciéndome…

— ¡Quiero confesarte algo! A pesar que tú dices que te disculpe por haber venido a este pequeño lugar, ¡Quiero decirte que me encanta este lugar! Tan solo en dos ocasiones he contado con la oportunidad de pasar por acá, pero sirven la mejor comida que he probado ¡Gracias en verdad!

— ¡No tienes por qué agradecerme! Me alivia y mucho saber que te gusta este lugar, por lo que después que terminemos, quiero llevarte a otro lugar que espero también sea de tu agrado.

Desde que nos sirvieron de comer, me percate inmediatamente que ella no había probado alimento, seguramente durante todo el día, pero no estaba para fijarme en eso, solo deseaba que llegara a sentirse feliz, que se sintiera lo más cómoda posible estando a mi lado cuando la noche comenzaba a rayar el firmamento. Lo más extraño de todo es que no podía dejar de sentirme con esos sentimientos extraños en mi corazón.

¡Era una sensación de tristeza y de querer consolar su espíritu! Pero pues no me atrevía a decir algo más que pudiera dañar la noche a su lado, que, aunque muy posiblemente ella solo me estaba viendo como un amigo, ¡Ya comenzaba a verla a ella como alguien muy especial en mi camino! A pesar de lo que había visto y seguía viendo.

Salimos de ese lugar, para llevarla a un pequeño lugar donde se jugaban bolos y también una pista de patinaje, no contaba con la menor idea si ella podía patinar, pero me arriesgue a llevarla a ese lugar, esperando al menos quedar bien en una de las dos cosas.

Desde que nos conducíamos en el auto, al ver que entramos al parqueo, se me quedo viendo de una manera distinta con lágrimas nuevamente, ¡La verdad hasta ya me estaban dando ganas de llorar a su lado en cada momento que la veía así!

— ¿Qué sucede? ¿Por qué estas llorando? Hace un momento en tu casa también tuviste la misma reacción, la verdad si estoy haciendo algo mal, por favor dímelo.

— ¡No como crees eso! Lo que sucede es que ¿Quizás? Por el hecho que no me he dado la oportunidad con alguien, es que nadie sabe lo que me gusta, ¿Pero tu Uriel? Estas haciendo todo y cada una de esas cosas de las que me encantan, ¿Alguien te menciono algo verdad?

— ¡No! La verdad es que vine hasta aquí pensando una y otra vez si estaba haciendo lo correcto, por lo que viendo que, si es de tu agrado, dejo que elijas ¿Qué es lo que quieres hacer por dentro?

— ¡Vamos directo a la pista de patinaje! ¿Te parece?

— ¡Si por supuesto lo que tú digas, es la noche para que la disfrutes!

Esa era toda mi intención, hacer que ella se sintiera lo más feliz y cómoda posible, si en su hogar no le daban esa felicidad ¡Menos la iba a encontrar con lo que estaba haciendo! Por lo que considere que la mejor forma de ayudarla, era darle un poco de felicidad.

Entramos a la pista de patinaje, ¡En verdad son momentos que no volverán a suceder nunca más en la vida! Esos momentos que estaba disfrutando a lado de Dalia, eran lo más hermosos, confortables y llenos de alegría los que sentía ¡Aun así por momentos sintiera ese golpe en mi corazón que me hiciera sentir ese sentimiento encontrado que se incrustaba en mi corazón!

Contábamos con alrededor de unos 20 minutos patinando, cuando de pronto ella me tomo de la mano diciéndome improvisadamente.

— ¡Ven tómame de la mano, quiero patinar agarrada de tus manos!

Para ser muy honesto me sentí muy nervioso, ¡Era obvio! Estaba tomado de las manos más bellas que había conocido hasta el momento, que me estaba causando una sensación de hermosos sentimientos dentro de mí, por lo que sentí que me estaba más que enamorando de ella en ese momento.

Estando patinando muy a placer, en un acelerón que ella dio, solo me percate que ella si iba a caer, por lo que mi reacción natural e inmediata fue extenderle mis brazos para sostenerla, pero por la fuerza del empuje, preferí caer debajo de ella para que no se lastimara, al momento de caer, ella con suma pena exclamo…

— ¡Hay perdón! ¿No te lastimaste Uriel? ¿Qué vergüenza?

— ¡No te preocupes estoy bien! Estoy para protegerte y ayudarte.

¡Fue todo lo que mencione en ese momento! A lo que ella inmediatamente se sonrojo. Pero la verdad es que el momento sí que era algo incómodo en algún sentido agradable.

A lo que ella sin levantarse aun de la caída, ¡Intento acercarse más de lo común, como queriendo llevar sus labios hacia los míos! Me quede inmóvil y no me dio más que por cerrar los ojos, en ese momento no existía más nadie alrededor de mi vista, como esa vez en el salón, esperando lo que parecía inevitable, ¿Pero?

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