Amarte hasta mis cenizas (7-9)

Amandote hasta mis cenizas 2 2

                                 Capítulo 7: No merezco estar con alguien cómo tú

—Te quiero demasiado. —mencioné mientras también me inclinaba para besar su frente, en un intento desesperado para que no me quitase de su lado, él aceptó mi beso y pensé que todo estaría bien, que no seguiría pensando en lo que le había dicho, porque, efectivamente, no tenía nada de malo.

—Eres demasiado hermosa para estar con alguien cómo yo. —respondió mientras llevaba una de sus manos a su nuca para rascarse el cabello de aquella zona de su cuerpo, no sé por qué decía aquellas cosas, pero no me quedaría con las dudas, simplemente tendría que saberlo—. Perdón, ¿Sí? Me comporto cómo un idiota a veces, no merecías que te respondiera de aquella forma.

—Tranquilo, amor. ¿Por qué dices eso de que no mereces estar conmigo? —pregunté curiosa, tal vez no me diría, pero tenía que intentarlo, no es cómo que ahora que oficialmente comenzamos una relación teníamos que ser sinceros con el otro, pero ya me ha dejado intrigada con lo que ha dicho.

—Te prometo que cuando esté listo te contaré todos mis secretos, pero ahora, Becca hermosa, necesito que me acompañes, te tengo una sorpresa. —comentó sonriendo mientras miraba directamente mis ojos.

—¿Una sorpresa para mí? —pregunté sonriendo de lado.

—Tú eres mi amada, ¿No? —preguntó sonriendo, levantándose del sofá y tomando mi mano para que lo acompañase—. Está en el auto. Acompáñame. —agregó.

Me levanté y caminé junto a él hasta la salida de la casa, donde se encontraba su carro aparcado.

1 mes después

Hoy William vendría a la casa, cosa que me ponía realmente nerviosa, prácticamente quería pedirle permiso a mis padres para que pudiésemos ser novios, según él, nuestra relación no sería oficial hasta que se lo dijésemos a ellos, pero ya casi cumpliríamos un mes, eso igual contaba, ¿No? Porque para mí… para mí cada tiempo a su lado contaba

No había querido decirle nada a mis padres sobre la visita de William, tenía algo de miedo de que fuesen a rechazar su llegada o que me recriminaran de no avisar antes, creía que sería mejor si llegaba por sorpresa. Por mi parte, estaba tan nerviosa que solo seguía a mi padre a donde fuera, pero estaba con él, mi madre por su lado estaba regando las flores, era una fanática de ellas y le gustaba mantener el patio de la casa con decorada con ellas.

Vi el auto a lo lejos, pasar por afuera de mi casa, creo que se le había olvidado donde era, pero no importaba, le dejé rápidamente un mensaje para recordarle que era más atrás, lo reconocí apenas lo vi, de pronto mis nervios se apoderaron de mi cuerpo y un nudo enorme se apoderó de mi estómago, sabía que esto podía salir bien o, al contrario, podría terminar bastante mal.

William estacionó el vehículo y cuando salió del auto me quedé observándolo por unos segundos para luego escapar a la cocina, sonreí de lado mientras ponía a hervir agua para prepararme lo que sería el primer café del día, de pronto escuché a mi madre llamarme medio molesta para decirme que preparara todo para darle desayuno a mi novio, claramente no lo dijo de esa forma, pero bueno… no iba a negar nada ahora que ya me encontraba saliendo con Will, cuando lo vi entrar mi corazón volvió a latir con fuerza, cómo cuando me ha besado por primera vez, una experiencia única.

«Durante el trayecto de todo este libro posiblemente te des cuenta de muchas cosas que vivimos, déjame decirte que una de las cosas que más me encantaban era cuando venías a verme, al menos antes de quedar embarazada, muchas veces esperaba tu mensaje; —Amor, vengo llegando—. Dios sabe cuántas veces me quedé ansiosa esperando a que tu auto apareciera frente al portón, salía emocionada de mi casa a buscarte solo para que me envolvieras en tus brazos, en esos brazos que muchas noches me dieron calor y consuelo… el consuelo para las heridas que tú mismo me provocaste.

Cuando me embaracé, probablemente lo que más esperaba era que llegases feliz a encontrarme, pero eso lentamente fue cambiando, no notaba tu interés, te sentía distante, distraído, interesado en cualquier otra cosa que en mí, culpa a mis hormonas de embarazo, o tal vez, a lo que tú y yo sabemos»

—Hola. —mencioné sonriéndole mientras me acercaba a él, deseaba besarlo y acomodarme entre sus brazos, pero me daba miedo la reacción de mamá, después de todo ellos no sabían nada, así que mejor esperaríamos su permiso para poder mostrar nuestro amor a todos aquí y a todos los que conocemos, al menos así pensaba yo.

—Hola. —respondió él acercándose a mí y depositando un beso en mi frente, sentí como un escalofrío recorrió mi cuerpo, traté de disimular mi reacción, pero creo que fue muy notoria, quería más, quería sus labios, desde que había tenido una prueba de ellos no había querido parar de tenerlos una y otra vez conmigo, saboreándolos.

Mi mamá se fue de la cocina a hablar con mi padre, solo esperaba que no estuviera enojado por ocultarle la visita de William, pero debían entender que esta era la forma, ¿No? Si hubiese hecho lo contrario seguramente me hubieran dicho que otro día o me hubieran avasallado con preguntas incómodas que debería responderle sola, ahora, al menos, también estaba él para ayudarme y darme apoyo…

—Estoy nerviosa. —mencioné sonriendo cuando él tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos, ¡Qué hacía! ¡Podían vernos y todo este plan fríamente calculado fuese tirado a la basura! Nótese el sarcasmo usado en mis pensamientos. —Quiero que todo esto funcione, amor. —agregué sonriendo tímidamente.

—Yo también lo estoy, amor. —comentó William sonriendo de lado—. Más que tú me dijiste lo estrictos que eran tus padres, no deseo tener problemas con ellos, recuerda que igual sigues siendo menor que yo, solo tienes veintiuno mientras que yo veinticuatro. —mencionó y sentí cómo mis ojos comenzaron a picar, sí, tenía miedo de que decidiera irse y dejarme completamente sola, no estaba segura de soportar estar sin él en estos momentos.

De pronto sentí su sonrisa y levanté la mirada para observarlo, efectivamente estaba sonriendo y, mirándome fijamente a los ojos, puso una de sus manos en mi mejilla, para acariciarla con la yema de sus dedos provocándome miles de sensaciones que me llenaban por completo el alma.

—No quisiera tener que separarnos por la falta de aprobación de mis padres, Will. —comenté sonriendo de lado mientras escondía mi rostro en una esquina de su cuello, sentí cómo su cuerpo se estremecía, dios creo que este era un punto de su cuerpo bastante diferente al resto.

— Todo estará bien, amor, y si ellos no quieren que estemos juntos lo haremos a escondidas, porque no renunciaré a ti, te amo, y no lo olvides nunca. —agregó sonriendo y le creí, le creí porque tenía esperanzas de que era sincero, de que esta vez todo saldría bien para mí, para ambos… Quería creerle, a cada una de sus palabras.

                       Capítulo 8: Prefiero dañarme a mí mismo antes de hacerte daño

«Le creí… Te creí William, creí que siempre estarías conmigo, que no renunciarías a nuestro amor. Lamentablemente no fue así. Ahora nos encontramos por caminos separados que sin importar cuanto queramos alejar del otro, siempre terminarán uniéndose por un motivo especifico y hermoso, el único motivo que es testigo del amor que algún día nos profesamos, porque sí, lo sentí, tú me amaste cómo quizás nunca amaste a nadie, pero dejaste de hacerlo, dejaste que personas se interpusieran en nuestra relación, en cambio yo… yo hacía oídos sordos a los comentarios que me llegaban sobre ti, a veces me pregunto si debí hacerles caso, si no debí entregarme tanto, ¿Pero de qué sirve ya? El daño está hecho, William. Y ni tú ni yo podemos cambiarlo.

Solo nos queda una cosa, cuidar de nuestro retoño, ese que no esperábamos, pero que me ha llenado de felicidad todo este tiempo, que me ha hecho más llevadera nuestra separación, porque a pesar de que lo niegue frente a todos, una parte de mí, esa parte que sueña con una familia unida y llena de amor… esa parte sigue amándote cómo una loca… una loca capaz de volver a creer en tus falsas palabras de amor»

—Y yo también te amo. —susurré mientras mis mejillas enrojecían cómo el color de un tomate—. Cómo te dije hace algunos días, te entregó mi corazón, sólo tú sabes si quieres cuidarlo o destruirlo. —agregué mientras miraba fijamente sus ojos.

—Prefiero mil veces dañarme a mí mismo a que tú sufras por alguien cómo yo. —mencionó tomando mis mejillas en sus manos y acariciándolas lenta y dolorosamente—. Siempre te cuidaré mi cielo, no tengas dudas de aquello. —agregó, esta vez, besando mi frente.

Me levanté de mi silla y me acomodé entre sus piernas, deseaba hacer esto, pero no sabía exactamente cómo debía hacerlo. Necesitaba sentir sus labios nuevamente con los míos, eran tan adictivos que sentía que moriría si pasaba un segundo más sin besarlo.

— Te amo. —susurré entre sus labios cuando nuestro tierno y apasionado beso llegó a su fin.

«Nunca había besado nadie en mi propia casa, te llevaste los créditos de eso, William. Me sentí especial, me sentí única, sentía que solo íbamos a ser tú y yo, tal como decía en una película, sentía que mi mundo comenzaría y acabaría contigo y fue un golpe duro darme cuenta de que las cosas no volverán nunca a ser iguales»

—Te amo más. —dijo relamiendo sus labios provocando que toda mi piel se erizara—. Eres tan adictiva, amor. —mencionó agarrándome de la cintura cuando me estaba levantando de sus piernas—. Eres el amor de mi vida. —agregó Will, con aquella sonrisa que me enloquecía.

—Y tú el mío. —respondí sonriendo mientras acariciaba sus cabellos. ¿Podría ser verdad? ¿Podría llamarlo amor de mi vida con solo conocerlo unos meses? Me sentía bien con él, única, de eso no había duda, pero ¿En verdad era el amor de mi vida? No sabía si estaba en lo correcto diciendo que era el amor de mi vida, pero me basaba en lo que sentía, y nunca en la vida había sentido algo igual, así que supongo que sí, lo era.

—Quiero estar siempre contigo. —comentó, lo abracé, acomodé mi cabeza en su pecho y él besó mi frente, soñaba tanto con esto, con alguien que me demostrara amor de esta manera, pero todavía estaba a la defensiva, quería creer con todas las fuerzas de mi alma que esto sería eterno, de esos típicos amores de películas, de esos que ya casi no existen y que con cada prueba su amor se fortalece aún más.

—Y yo contigo, amor. —susurré mientras trataba de mirar sus ojos, sabía que me pondría roja y que mi cuerpo temblaría, pero es que era algo necesario… al menos para mí, que quería saber que esto era real, que él era real y que se encontraba conmigo, a mi lado—. Eres todo lo que un día soñé. —agregué sonriendo, él también lo hizo—. No sabes cuánto me encanta y enamora tu sonrisa. —agregué nuevamente.

—A mi no. —respondió volviendo a ocultar su sonrisa, cómo si hubiese dicho algo malo—. Pero si sonrió es porque tú me haces demasiado feliz. —agregó mirándome directamente a los ojos. Me puse nerviosa enseguida por la manera tan penetrante en que lo hacía, pero debo admitirlo, me encantaba cuando lo hacía, es más, tenía una mirada tan hipnotizante, que me enamoraba aún más… era tan necesario decir que William era el hombre con el qué soñé…

Nuestra relación apenas comenzaba, hace poco que nos conocíamos, pero parecía que lo conocía de toda una vida, no sé si eso era realmente posible, solo sabía que tenía que disfrutar de todo lo bonito que estábamos viviendo juntos y de todo lo bonito que me hacía sentir, porque en verdad, nunca me he sentido tan bien conmigo misma.

Mi madre apareció, parecía preocupada, pero, seguramente, no había escuchado nada de lo que habíamos hablado antes, se sentó enfrente de nosotros, seguro era para entrevistarnos, ¿Será que mis hermanos me han visto besándome con William y se lo dijeron a ella? No estaba segura, pero tendríamos que averiguarlo, después de todo hoy habría un cambio, y ella, mirándonos, no perdió su tiempo y nos preguntó;

—¿Ustedes son pareja? —dijo enarcando una ceja, en ese momento, y al verla así, casi me da un ataque de risa, pero los nervios lo impidieron, es más, parecía que algo estaba a punto de salir de mi estómago y no necesariamente de la forma tradicional.

—De eso quería hablarles. —respondió tímidamente William, me gustaba la idea de que pudiéramos tener una relación aprobada por nuestros padres, por los míos, más que nada, así que esperaba que esta reunión resultara lo mejor posible para nosotros, sabía perfectamente que a mi padre no le entraría nada en gracia esta noticia.

—Llamaré a mi esposo. —comentó mamá saliendo de la habitación en la que nos encontrábamos, no pude descifrar la expresión en su rostro al salir. Después de algunos minutos ambos llegaron provocando en William y a mí, aún más nervios, sentía que el mundo caería encima de mí, pero Will tomó mi mano en ese momento, y misteriosamente, me sentí fuerte.

—Hola. —comentó papá, enfocándose precisamente en nuestras manos que permanecían entrelazadas, creo que presentía que su niña pequeña estaba creciendo, aunque no quisiera aceptarlo.

—Hola, em… no sé cómo decirle esto, pero seré lo más claro posible, amo a su hija, no sé cómo pasó, pero me enamoré completamente de ella, es maravillosa, y quiero estar con ella, con su permiso, obviamente. —mencionó William mirando a mi padre de una manera que no comprendía, pues los nervios que teníamos parecían querer nublarnos la vista, al menos así me sentía yo, era la primera vez que estaba pasando por esto.

—Sabía que esto llegaría algún día, pero no sabía que pasaría tan pronto. —mencionó mirándome como si me fuese a perder, eso nunca pasaría—. Supongo que eres muy valiente para venir a pedir algo como esto, si es que entiendes tus propias palabras claro está. —agregó sonriendo de lado, tomé fuertemente la mano de William, en un intento para darle ánimos, o más bien, darme ánimo a mí misma—. No digo que se estén comprometiendo en matrimonio, están muy jóvenes, también sé qué si no les doy el permiso que piden lo terminarán haciendo de todas formas. —agregó y era lo más probable, de hecho, ya lo habíamos planeado.

                                             Capítulo 9: Autorizados para ser novios.

—¿Entonces? —pregunté en un tono inaudible, aunque esperaba que me hubieran escuchado, porque no lo iba a repetir.

—Les doy permiso para que sean novios, pero, por favor, sean prudentes y no cometan locuras, cómo jóvenes están propensos a esas cosas, además que tienen un largo futuro por delante. —mencionó papá, no lograba reconocer la expresión en su cara, pero al menos nos había dado el permiso que buscábamos.

—Gracias señor, verá que no lo defraudaré. —respondió William estrechando su mano, papá mágicamente respondió a su gesto, pensé que estaría más molesto, pero parecía tranquilo, o eso parecía.

«Mis padres, William… mis padres siempre te consideraron cómo uno más de la familia, lastimosamente las cosas terminaron saliendo mal entre nosotros, más por tu falta de compromiso para con nuestro hijo y conmigo… nunca te pedí nada, William, pero sabías que un bebé trae ciertas responsabilidades afectivas y económicas consigo, nos olvidaste, me olvidaste, y en contraste, solo me culpaste, me humillaste y me hiciste sentir cómo si no fuese nada sin ti a mi lado, equivocado estabas, y claro, también yo que me dejé embustir por cada una de tus palabras»

Mis padres salieron de la habitación dejándonos solos, me lancé a sus brazos para abrazarlo y sentir ese aroma tan característico que llevaba en sus prendas, sonreí, todo había salido bien para nosotros.

Por otra parte, me quedé observándolo, dándome cuenta de que estaba completamente enceguecida por cada una de sus cualidades y expresiones, este sentimiento de felicidad es completamente nuevo y me encanta, sentir como mi corazón late a mil por hora solo con ver su sonrisa, rápidamente sus brazos me rodearon envolviéndome con ese calor que solo él podía brindarme, este momento no lo hubiese cambiado por nada en el mundo.

«Ojalá nos hubiésemos quedado en ese día, cuando hablaste con mis padres para oficializar nuestro noviazgo, aquel día mostraste agallas, William. Las mismas que hace tiempo perdiste, al menos para hablar con la verdad, porque ocultaste muchas cosas, viviste toda nuestra relación haciéndolo, y ahora, ahora solo me queda desearte que seas feliz, te lloré muchas noches, dentro de la relación cómo luego que abrí los ojos y decidí escapar de tu lado. Es irónico, William.

Ese día solo deseaba que me siguieras y me hubiese quedado contigo, pero no lo hiciste y ya va para un año de nuestra separación, un año lejos del calor de tus brazos, un año lejos de tus besos, de tus frías caricias, de tu ser que tanto intentaba opacarme y siempre hacerme sentir cómo la culpable de todo lo malo que pasaba con nosotros.

Me costó mucho tiempo poder procesar todo lo que viví a tu lado y créeme, te amé con todo mi ser, pero no puedo hacerme la ciega con cosas que vivimos y de las que me culpaste cuando no tuve nada que ver con ello. No puedes culparme por lo que te hicieron, yo no podía ser la culpable de heridas que otras mujeres abrieron en tu ser.

Pasaste de ser mi príncipe azul al verdugo que me cortó las alas y por poco la cabeza, aunque pensándolo bien, muchos meses estuve sin ella, había perdido el rumbo sin ti, pero por fin puedo desearte la felicidad lejos de mí. Te amé William, en pasado.

Pero ya no lo hago, ya no te amo William. Solo guardo los momentos felices, sin olvidar los que casi me acabaron por dentro»

De pronto, por casualidad, mi vista se fue a la ventana y estaban mis hermanos observándonos, quien sabe que se estaban cuchicheando entre ellos, pero tampoco era como que me importara mucho, esta alegría que cargaba no me la quitaría nadie, estaba completamente segura de ello. Mis mejillas enrojecieron cuando pensé en las miles de posibilidades que podían pasar por sus cabezas de niños, pero no me importaba en absoluto.

—Déjalos que admiren nuestra felicidad, amada mía. —susurró William en medio de una sonrisa, su voz era tierna y sus labios trataban de acercase a mi oreja, creo que aquella zona de mi cuerpo era mi perdición y él se había dado cuenta de ello. El solo sentir su roce con aquella parte de mi cuerpo provocó un cosquilleo por toda mi espalda, no quería que se diera cuenta de ello y traté de camuflarlo con una sonrisa—. Te amo. —agregó sonriendo, acercaba lentamente sus labios a los míos, quería no pensar en mis hermanos observándome, pero era algo un poco imposible, no estaba acostumbrada a estas muestras de cariño enfrente de ellos.

—También te amo. —susurré rodeando su cuello con mis manos y acercando mis labios a los suyos, me era un poco difícil, pero sin duda no me perdería de probar esos labios que ya me habían vuelto en una adicta de ellos.

Cuando por fin nuestros labios lograron entrelazarse sentí cómo todo mi interior se sentía cálido, no era capaz de abrir los ojos porque sentía que arruinaría el momento, ¿William también sentirá lo mismo? Esperaba y deseaba que sintiera exactamente lo mismo que yo y entonces… entonces estaría completamente segura de que nuestro amor sería eterno, pero no podía meterme en su cabeza para averiguarlo y lo que sus ojos me demostraban era una batalla interna que este estaba librando, ¿Será que esa batalla es lo que terminará decidiendo el destino de nuestra relación?

«Al comienzo de nuestra relación nunca lo comprendí, William. No hasta que terminamos. Nunca pude ayudar a sanar tus heridas, ni siquiera estuve cerca de hacerlo, lo único que había entre nosotros era un intento desesperado por qué no te perdieras en esa oscuridad que llevas por dentro y que al final logró consumirte por completo.

Nunca me amaste, fui el pasaporte para que pudieras sobrellevar la situación de una manera un poco más llevadera, sin embargo, yo sí te amé y sufrí bastante por ambos.

Sé feliz, William. Y déjame serlo también. Al lado de nuestro hijo»

Nos separamos por falta de aire, pero ambos sonreímos cuando lo hicimos, creo que en sus ojos podía ver la felicidad que sentía, a pesar de todo lo que libraba interiormente, le provocaba felicidad estar conmigo… claro que él también podía verla reflejada en los míos, amaba a William y no esperaba sentir esto por nadie, no tan pronto, tenía miedo, uno constante, pero al estar entre sus brazos, cada que me abrazaba sin que yo lo esperara o que me diera un tierno beso en la frente sin previo aviso, me hacía querer más, más días, más meses, más años, sin duda, daría todo de mí para que nuestra relación funcionara y sabía que él también lo haría.

—No sé cómo pasó, pero no quiero irme nunca de tu lado. —mencionó alzando mi mentón para que nuestros ojos se miraran fijamente, sentí un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo, pero luego sentí una sensación amarga al pensar más en detalle lo que trataba de decirme.

—Yo tampoco quiero separarme de ti y espero que no lo estés pensando ahora. —respondí mirándolo y sintiendo cómo cada parte de mi rostro se ponía completamente roja.

Él sonrió y besó mi frente, sentí mi corazón latir con fuerza, con amor. 

Recomendar0 recomendaciones

Publicaciones relacionadas

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

¡Descubre los increíbles beneficios de esta valiosa comunidad!

Lector

Escritor

Anunciante