Amarte hasta mis cenizas (10-12)


***Bueno mis amores, les comento que en los próximos capítulos y publicaciones referente a esta historia se pueden encontrar con contenido sexual o violento, es decir contenido para personas +18 años***
Capítulo 10: Eres perfecta, Rebecca.
«Amor… una palabra tan antigua y con tantos significados, ¿No? Es difícil darse cuenta de que cuando se trata de un amor tan grande, más aún de pareja, solo uno de los dos lo sintió… amor es fidelidad, respeto, aprecio, entre otras palabras, y sé perfectamente que nunca me respetaste, no cómo la mujer que estaba a tu lado, dando así paso a otras cosas, cómo la infidelidad, el desprecio, la lejanía que ponías entre nosotros. William, ¿Llegaste a odiarme en algún momento? Porque así cómo sucedieron los hechos, cualquiera hubiese dicho que sí»
—Nunca encontraré otra mujer cómo tú, eres tan especial, tan hermosa, que solo me dan ganas de protegerte de todo el mundo, hasta de mí. —mencionó, no sé por qué dijo lo último, pero no le tomé demasiada importancia, sabía que nunca sería capaz de hacerme daño.
—Te amo, William, te amo cómo nunca pensé amar a alguien, sé que nos conocemos hace poco, pero esto que siento es completamente real. —mencioné sonriendo. Bastaron un par de segundos para que nuestros labios volvieran a unirse, él caminó lentamente llevándome a la pared, cuando por fin mi espalda tocó con ella sus manos se fueron a mi cintura provocando sensaciones que nunca había sentido, no me incomodaba, pero no sabía cómo reaccionar.
—Eres tan perfecta, amor. —mencionó entrecortadamente separando nuestros labios en varias ocasiones para que pudiéramos tomar aire y volver a besarnos con aquella desesperación que el momento ameritaba.
Faltaba un día para el cumpleaños de William, sabía lo mucho que deseaba que estuviera con él, sería su primera fiesta conmigo, su primer cumpleaños, pero hace una semana que estaba pidiendo el permiso y no querían dármelo, supongo que mis padres pensaban que solo haríamos las supuestas —cosas indebidas—, aunque cualquier momento es bueno para eso, ¿No? Desearía tener una excusa mejor para poder ir, pero, aun así, no me darían el permiso, esperaba que él pudiera entenderlo, si no, tendríamos algunos problemas que no quería.
Mensaje Rebecca: No podré ir, amor, no me he conseguido el permiso, he estado insistiendo toda la semana. —mencioné adjuntando una carita triste esperando su comprensión, aunque sabía que era un poco reacio a ciertas acciones mías y que mis padres me limitaban a hacer.
Mensaje William: ¿No hay ninguna posibilidad, amor? Quiero pasar ese día contigo. —respondió también adjuntando una cara triste, me sentía mal, pero de verdad creo que no había posibilidades, de hecho, he saturado la paciencia de mi madre y nuestra relación a mejorado mucho el último tiempo como para empeorarla aún más.
Mensaje Rebecca: No amor, tú cumpleaños ya es mañana y yo sigo sin conseguir el permiso. —escribí volviendo a adjuntar la carita triste, está vez, caía una lágrima por mi mejilla, lo último que deseaba era decepcionarlo y es exactamente lo que estaba haciendo en este momento.
Mensaje Rebecca: A mí también me gustaría estar contigo ese día. —mencioné nuevamente en medio de una sonrisa, sabía de sobra que él no podía verme.
Mensaje William: Bueno amor, avísame cualquier cosa. —mencionó.
Mensaje William: Trataré de ir para pasarlo contigo. —agregó. De verdad esperaba que pudiéramos pasar ese día juntos, y sabía que no podría ir con él… me sentía triste por eso, es más, sentía que lo estaba defraudando de alguna manera.
Mensaje William: Te amo. —escribió. Sentí mis mejillas arder, es impresionante la manera que él tiene para que mis sentimientos afloren de esta manera, siempre imaginé lo que se sentía estar enamora y debo decir que es mucho mejor de lo que pensaba.
Mensaje Rebecca: También te amo. —respondí sonriendo a la pantalla.
Mensaje Rebecca: Quiero que estés aquí, te quiero conmigo. —mencioné nuevamente, mientras escribía y enviaba aquel mensaje abracé mi almohada imaginando a William a mi lado.
Mensaje William: También quiero estar contigo, pasar contigo cada segundo de mi existencia. Me enamoré completamente de ti y ni siquiera sé cómo pasó o cuando, porque no esperaba esto. —respondió.
Mensaje William: Estaba tan cansado de ser un estorbo para todos, de ser inútil, de vivir en la maldita oscuridad, pero llegaste a iluminar mi vida con cada sonrisa, con cada caricia que me brindas. —una lágrima de felicidad cayó por mi mejilla, lo más maravilloso es que yo pensaba exactamente lo mismo, no esperaba enamorarme de esta manera, tampoco estaba buscando el amor, pero llegó a mí vida y no iba a quedarme sin corresponderle.
Mensaje Rebecca: Eres el hombre de mis sueños, el que tanto esperaba. Por favor, no te vayas nunca. —respondí provocando que mi interior comenzara a sentir un cosquilleo que no sabía explicar.
Mensaje William: No tienen idea de cuánto te amo. —respondió, sonreí por sus palabras, como si fuera una niña chiquita.
Mensaje Rebecca: Claro que la tengo, porque te amo de la misma manera. —respondí aun con la sonrisa en mi rostro. Mi corazón estaba latiendo apresuradamente, y tenía la impresión de que se debía a él, a su amor, a las mil y una sensaciones que me invadían con tan solo hablar con él.
«Una de las cosas que sin duda afectó nuestra relación, fue mi incapacidad para poder decidir sobre mi vida, pero déjame decirte una cosa, William. Sabías perfectamente que las cosas eran así conmigo, después de todo, no es llegar e ir en contra de mis padres cada que me lo pidas, y agregándole otro insignificante detalle, ellos tenían razón en la mayoría de las cosas de las cuales me advirtieron»
Ya era bastante noche, supongo que teníamos que dormir, pero si soy sincera no tenía intenciones de dejar de estar hablando con él, necesitaba saber que estaba ahí, esperando para escucharme en todo lo que necesitara, esperando que no dejara de amarme y que me lo recordara a cada momento, a cada hora, supongo que estaba mal que lo hiciera, pero en verdad no quería que esto terminara, no ahora, no ahora que tiene mi corazón en sus manos, porque así era, le había dado el poder completo sobre mí, podría destruirme si así lo quisiera.
«Y claro que no perdiste la oportunidad de hacerlo. Deseabas meterme en un pozo sin fondo del que no pudiese salir, no por mi cuenta, sino que, con tu ayuda, pero pude lograrlo, después de casi un año, después del llanto, de la tormenta en la que mantenía mi corazón y mi vida… y adivina una cosa, fue solo por mí, no necesité de alguien más para olvidarte»
Por otra parte, deseaba con todas mis fuerzas que viniera mañana, y ambos debíamos descansar para aprovechar cada segundo nuestro tiempo juntos y es que William se estaba convirtiendo en mi mundo, por mi pasar todo el tiempo posible a su lado, pegaditos.
Mensaje Rebecca: Buenas noches, amor, tengo sueño y ambos tenemos que descansar.
Mensaje Rebecca: Sueña conmigo y con un angelito a tu lado.
Mensaje Rebecca: Sé que soy un poco cursi a veces, pero solo me sale contigo. —mencioné adjuntando una carita sonriente y un par de corazones.
Mensaje William: Esta bien, mi pequeña hermosa.
Mensaje William: También sueña conmigo, te amo. —respondió provocando que sus palabras enrojecieran mis mejillas. No sé qué tenía él que provocaba que mi cuerpo reaccionara de estas maneras sin siquiera tocarme.
Mensaje William: No olvides que te amo con todo mi corazón. —agregó después de algunos segundos.
Mensaje Rebecca: Y tú tienes mi corazón en tus manos. —comenté sonriéndole a la pantalla.
Mensaje Rebecca: Descansa. —agregué con la misma sonrisa de antes.
Luego de aquel mensaje desactivé el internet del teléfono y lo dejé cargar, suponía que, si no lo hacía, William y yo seríamos capaces de hablar durante toda la noche. Por otro lado, esperaba que mañana fuera un buen día, quisiera poder pasar todo el día con Will y demostrarle lo mucho que lo amo, es lo que más deseo ahora, estar lo más posible cerca de él, sentir sus labios con los míos y sentir sus brazos rodeándome con un abrazo.
Mientras dormía, tuve el sueño más maravilloso del mundo, estaba durmiendo al lado de William, sabía que eso era imposible, pero juro que lo había sentido abrazándome y eso solo me llenaba de alegría al inicio, pero luego provocaba que mi corazón se estrujara, tomé mi teléfono y activé el internet para desearle un feliz cumpleaños y los buenos días.
Mensaje Rebecca: Buenos días, amor, espero que pases un feliz cumpleaños y si vienes te esperaré con un quequito—. —le comenté, sabía que iba a despertar en un rato más, así que me levanté a tomar desayuno esperando su mensaje.
Capítulo 11: Su contacto sobre mi piel.
Me preparé un té y un sándwich, luego esperé un tiempo para comenzar a hacer ejercicio, cómo siempre lo hacía, no quería perder todo lo que he progresado, esto además de ayudarme con mi físico me ayudaba cómo una terapia, después de un par de horas seguía esperando el mensaje de William, seguramente le había quedado costarse dormido después del último mensaje, ya que sufre un poco de insomnio, pero de verdad esperaba que hubiera descansado un poco.
Mensaje William: Buenos días, amor. Muchas gracias, pero sería mucho más feliz si hubieras amanecido a mi lado. —mencionó adjuntando una carita triste junto a un corazón, creo que ambos sabíamos que ha pasado poco tiempo de nuestra relación, pero tal vez somos bastantes maduros para aprender a llevar una vida juntos, aunque no lo daba completamente por firmado.
Mensaje Rebecca: Algún día amaneceré a tu lado todos los días y vas a querer deshacerte de mí. —respondí a modo de broma, sonreí a la pantalla mientras enviaba el texto, sabía que podía enojarse, pero de igual forma lo hice, supongo que igual podría tomarlo como una broma, al igual que yo.
Mensaje William: Claro que no. —comentó adjuntado una carita con la ceja alzada, esa que se usa para coquetear y creo que sabía el significado que le estaba dando, así que decidí enviarle un emoji de dos ojos abiertos.
Mensaje William: Te amo. —agregó adjuntado aquel emoji de monito con ojos cubiertos, sonreía ampliamente a la pantalla cuando lo hizo.
Mensaje Rebecca: Te amo más. —respondí sonriendo y sirviéndome una nueva taza de té, digamos que me ayudaba a concentrarme y necesitaba realizar algunas guías del colegio, me estresaba esto, pero era mi deber.
Mensaje William: Tomaré desayuno y me iré para allá. —comentó adjuntando una cara sonriente y un corazón.
Mensaje William: Espérame con algo rico, aparte de ti, claro. —mencionó nuevamente, provocando que mis mejillas se enrojecieran y mi corazón se acelerase rápidamente sin siquiera darme cuenta.
Mensaje Rebecca: No digas esas cosas. —mencioné sonriendo.
Mensaje Rebecca: Harás que me acostumbre a todas esas palabras elogiándome y cuando ya no lo hagas te arrepentirás. —agregué, creo que en parte decía la verdad, me acostumbraría tanto a escuchar sus palabras bonitas que cuando ya no me las dijera sería todo muy distinto.
Dicho eso, me apresuré a bañarme y a preparar una masa para armar un queque, así esperaría al amor de mi vida, esperaba que fuera suficiente y que no se me quemara, porque no tenía los medios para poder hacer algo más grande para celebrarlo… mientras se cocía me limité a hacer las guías que tenía pendientes, al menos algunas de las que debían.
Esperé a William cómo cada que venía, quién llegó cerca de la hora del almuerzo, ya mi queque estaba terminado y frío, listo para comerlo, puse una vela para poder cantarle el cumpleaños, mi hermano pequeño nos grabó sonriendo y cantando, Will me hacía feliz… y mucho… adoraba el amor que me daba y esperaba que mi amor fuera suficiente para él.
Nos acostamos juntos, por algunos segundos, ya que mis padres no dejarían que él pasara la noche conmigo en mi cama, sonreí cuando me abrazó y sentí el calor que su cuerpo me brindaba, entrelacé sus manos con las mías y las presioné, él pasó uno de sus brazos por debajo de mi cuello y la otra la acomodó en mi cintura, abrazándome y la verdad estaba amando todo esto.
—No me sueltes, no me sueltes nunca. —dije, esperaba no sonar completamente tonta, pero de verdad esperaba que no lo hiciera, en este punto de nuestra relación no me veo sin él, aunque suene completamente extraño, no quiero que esto acabe nunca porque lo necesito.
—No lo haré, pierde el cuidado. Te amo demasiado como para dejarte ir así de fácil. —mencionó besando mi cuello, mi piel se estremeció con el contacto de sus húmedos labios, no entendía por qué me sentía de esa manera, porqué mi cuerpo reaccionaba así con solo sentir sus manos acariciando mi piel, pero de alguna manera sentía que era así porque le pertenecía, porque después de él ya no había nadie más, no iba a querer estar con alguien más.
—Te amo, Will, te amo más de lo que puedes imaginar. —susurré abrazándolo, sentía que todo lo que pudiésemos hacer en estos momentos juntos sería suficiente para poder recordarlo por siempre, lo sentía en mi pecho.
—Te amo más, amor. —mencionó él colando lentamente su mano por mi camisa de dormir, reconocí el camino que quiso seguir y no puse resistencia, no quería, es más, quería que completara todo lo que quería, necesitaba experimentar lo que él también deseaba. — ¿Quieres? —preguntó sonriendo, parecía un niño pequeño, asentí en respuesta, de inmediato sentí cómo mis mejillas se enrojecían.
—Contigo quiero más que todo, William. —respondí mientras me abrazaba a su cuello, tomó una de mis piernas y la pasó por encima de él, no sabía lo que quería, pero pronto me di cuenta y me senté sobre él, de inmediato pude sentir su erección entre mis piernas, no dije nada, pero sentí cómo mis mejillas se enrojecían nuevamente por la vergüenza, dejando clara mi inexperiencia en estos temas y por nunca haber sentido algo como esto.
Mi respiración comenzó a agitarse y mi cuerpo a temblar, tenía nervios, muchos nervios.
—Tranquila. —mencionó sonriendo y levantándose lo suficiente para depositar un tierno beso en mis labios—. No haremos nada que no quieras, porque no te amo para esto, si no para compartir mi vida contigo. —agregó mientras se levantaba a la altura de mis labios para besarlos nuevamente.
—Lo sé, por eso te amo. —respondí sonriendo luego de sentir sus labios besar tiernamente los míos—. Por qué siempre me cuidas y piensas en mi bienestar. —agregué sonriendo tímidamente.
—Siempre lo haré. —mencionó. Sonreí por ello, una de sus manos seguía debajo de mi polera y rápidamente subió hasta uno de mis senos provocando un escalofrío en mi cuerpo—. Dime si quieres que me detenga, por favor. —comentó, mi piel se erizó por completo, sentí como su mano cada vez se acercaba más a mi pezón y lo pellizcaba sin que doliera, solo provocando en mi cuerpo sensaciones placenteras.
—Ah. —gemí espontáneamente. Él sonrió mientras yo me avergonzaba por lo que había hecho, creí que estaba mal, y cómo no pensar diferente si esto era la primera vez que me pasaba.
—Imagina lo que puedo lograr haciéndote el amor. —mencionó provocando que mis mejillas enrojecieran nuevamente. Él besó mi frente y luego bajó una de sus manos a mi pantalón, sabía que entre nosotros pasaría algo, pero no estaba segura de los alcances que lograríamos.
—Quiero hacerlo. —mencioné mirándolo y entrelazando mis dedos con los suyos, sabía que podíamos correr muchos riesgos porque ni él ni yo nos cuidaríamos si es que concretábamos nuestra unión, pero quería sentirlo completamente mío y qué él me sintiera solo suya.
—¿Segura? —preguntó sonriendo. Asentí cómo ya una vez lo había hecho y él acercó mi cabeza a la suya para que nuestros labios pudieran alcanzarse, sonreí a la mitad del beso, no pude evitarlo, sentía nervios y mil emociones juntas cada vez que sentía el roce de sus dedos en mi piel desnuda.
—Solo relájate, amor. —mencionó, de un malabar terminó encima de mí, mi respiración se agitó de una manera casi incontrolable, en estos momentos sentía que podía morir en sus brazos, sus labios rápidamente apresaron los míos, su beso era apasionado, necesitado de mis labios, mi cuerpo se estremecía bajo el suyo, no podía controlar ni la mitad de mis impulsos, pero sabía que quería y deseaba más de él, quería entregarme completamente y ser suya.
—Sí, eso trato. —susurré luego de que aquel beso terminara. Sus labios hicieron un camino desde la comisura de mis labios hasta mi cuello, sentía que mi interior se prendía en un fuego ardiente y que mi entrepierna se humedecía producto de aquel calor.
William bajó lentamente su mano hasta mi pantalón y lo bajó dejándome solo el calzón, sus labios volvieron a aprisionar los míos y no pude evitar sentir cómo un escalofrío bajaba por toda mi columna vertebral. Sus manos se fueron rápidamente a mi polera tratando de sacarla, me senté un poco para que pudiera hacerlo sin problemas, luego hizo exactamente lo mismo con mi sostén, sentía que mis mejillas enrojecían, no sabía si lo que estaba viendo le gustaba o no, así que traté de cubrirme cosa que impidió de inmediato.
—¿Qué haces? —preguntó destapando la parte de mi cuerpo que había cubierto hace un rato—. No quiero que escondas tu cuerpo de mí, eres demasiado hermosa para estar escondiéndote. —mencionó nuevamente.
—No sabía si te iba a gustar. —respondí mientras mi cara volvía a enrojecerse, ¿Será que esto pasará algún día? —. Disculpa.
William sonrió y besó mi frente.
—No me gustas, me encantas, me vuelves loco. —mencionó, no supe cómo reaccionar, solo sonreí por las palabras que había dicho, amaba a William, era un sentimiento que nunca había experimentado. Lentamente comenzó a acercarse nuevamente para besarme, acepté su beso respondiéndole de manera lenta y apasionada, sus manos fueron directo a mis senos donde los masajeó provocando escalofríos en mi espalda y que mi piel se erizara completamente.
—Te amo. —susurré mientras tomaba sus cabellos entrelazándolos con mis dedos. —Eres el amor de mi vida. —mencioné nuevamente.
—Y tú el mío. —mencionó mientras bajaba sus labios por mi cuello hasta llegar a uno de mis pezones. Lo succionó con sus labios y gemí, no me lo esperaba, pero volví a hacerlo. Will sonrió e hizo un camino de besos por mi abdomen, hasta que llegó a mi ropa interior, cerré mis piernas por vergüenza, no sabía que es lo que quería—. Tranquila, amor. —comentó.
—Um… bueno. —respondí, relajé mis piernas y traté de hacer lo que él quería, no me incomodaba, solo era algo nuevo que estaba experimentando.
Capítulo 12: Quiero que sigas, Will.
Bajó lentamente mi ropa interior y besó aquella parte tan sensible de mi cuerpo, apenas lo hizo sentí cómo el calor que tenía en el abdomen bajaba por mi vagina en forma de humedad, la excitación del momento me estaba matando.
—Parece que estás lista para tenerme dentro de ti. —mencionó provocando que mi rostro se volviera como un tomate de lo avergonzada y excitada que estaba. Sentí cómo con una de sus manos se acercó a mi cuerpo y comenzaba a acariciar aquella parte de mi cuerpo tan sensible a su tacto, trazaba círculos en mi clítoris cosa que me excitaba aún más, no tenía idea en que iba a acabar esto, pero sí tenía algo claro, necesitaba más de él.
—Ah. Para, por favor. —gemí tratando de quitarme de su alcance, sentía que mi cuerpo ya no resistía la manera tan placentera en la que movía sus dedos en mi clítoris y a través de mi interior, deseaba seguir, pero mi cuerpo me pedía que se detuviera que no me siguiera sometiendo a tanto placer.
—Ahora estás más que lista, amor. —susurró cerca de mi oreja mientras se levantaba a la altura de mis labios para besarme y se incorporaba entre mis piernas para tener un buen alcance para llegar a la entrada de mi vagina.
Los nervios invadieron mi cuerpo rápidamente, sabía que William no me haría daño y que me cuidaría, que quería que este momento fuera especial para ambos o al menos eso quería creer mi corazón. Mi respiración se aceleró cuando introdujo uno de sus dedos nuevamente y luego acercó su miembro hasta aquella cavidad de mi cuerpo, inmediatamente me tensé.
—Relájate, amor. —mencionó sonriendo y besando uno de mis pechos, provocando que gimiera de placer nuevamente. Estas sensaciones son indescriptibles—. No te haré daño alguno, solo quiero demostrarte que esto es real. —agregó acercando sus labios a los míos y cuando por fin estaban unidos decidió entrar en mí, al principio dolió provocando que mis uñas se clavaran en su espalda, pareció no importarle mucho, producto del dolor que sentí y que se hizo notar a través de un gemido, se quedó algunos segundos esperando a que mi interior se acomodara al tamaño de su miembro.
—Te amo. —susurré entre sus labios, quería volver a sentirlos, devorarnos completamente y sentir que somos el uno del otro y eso estábamos haciendo, cuando sus ojos se encontraron con los míos pude notar cierta preocupación en ellos, debió ser por las lágrimas que seguramente notó en ellos.
—Te amo más, mi cielo. —respondió mientras hacía distintos movimientos, los más constantes, eran entrar y salir de mi interior provocando que cada oleada de su ser llegara para completar, de alguna manera, lo que me faltaba, en este caso, él—. Quiero que te vengas conmigo. —mencionó provocando que mi cuerpo se estremeciera, lentamente sus embestidas fueron aumentando, podía escuchar cómo nuestros cuerpos chocaban con el del otro, esperaba que no hubiera nadie escuchando si no tendríamos problemas.
—William, detente, por favor, no puedo más. —comenté cuando sentí que no podía seguir así.
—¿Estás segura de lo que estás pidiendo, amor? De verdad quieres que me detenga. —comentó—. Mírame y dime que me detenga. —agregó.
—No puedo. —susurré mirando sus ojos fijamente.
—¿Por qué? —preguntó.
—No pares, Will, quiero que sigas. —terminé diciendo, y así lo hizo, lejos de detenerse bajó sus dedos a mi clítoris haciendo movimientos rápidos y circulares, juro que me iba a derretir entre sus brazos en aquel momento. No pasó mucho tiempo hasta que William se detuvo, besó mi frente y salió lentamente de mi interior, volvió a besarme y yo, por mi parte, me acomodé en su pecho para poder descansar.
—Te amo. —susurró besando nuevamente mis labios, mi cuerpo desnudo a su lado estaba completamente exhausto y claro que lo notó—. Eres demasiado perfecta. —agregó sonriendo.
—También te amo. —respondí a su sonrisa, me acomodé para que me abrazara y seguir sintiendo su cuerpo a mi lado, tal como hace un rato, antes de que hiciéramos el amor, antes de que me hiciera su mujer de la manera tan sensual y tierna en que lo hizo.
Nos quedamos abrazados por algunos minutos, pero sabíamos que no nos duraría mucho, el roce de nuestros cuerpos nos podría volver a incitar al pecado, además de qué cualquiera de mi familia podría entrar en la habitación y darse cuenta de que estábamos completamente desnudos, lamentablemente él no podía dormir a mi lado, entonces decidimos vestirnos nuevamente y volver a abrazarnos, el calor que emanaba de sus brazos lentamente se me fue colando por los huesos, provocando que mis ojos se fueran cerrando de una manera inesperada, pero no quería quedarme dormida, quería despedirme de él cuando se fuera a su cuarto.
—Tranquila, amor, descansa. —susurró en mi oreja—. Yo velaré tus sueños. —agregó depositando un beso en mi cuello.
—No me sueltes. —susurré en respuesta, esto provocó que me apegara mucho más a él y que me abrazara mucho más fuerte, lejos de causarme alguna incomodidad, me sentí mucho más protegida y amada—. Te amo, Will, nunca dudes de mi amor por ti. —agregué.
—También te amo y tú tampoco nunca dudes de mi amor. —respondió. Sentí miedo por aquellas palabras, pero sabía que era sin fundamentos, que no tenía por qué temer, lo tenía aquí, a mi lado, abrazándome, y, además, acabábamos de hacer el amor, porque no fue un encuentro sexual cualquiera el que vivimos.
—Amor. —susurré mientras bostezaba por el sueño—. ¿Crees que lo hice bien? —mencioné mientras sentía cómo mis mejillas se enrojecían cuando me di cuenta de lo que había dicho.
—Amor, primero que nada, no tienes porqué tratar de compararte a los demás, si es que ese fuera el caso, pero sí, lo hiciste de maravilla, ¿Sabes el por qué? —preguntó. Negué con la cabeza—. Porqué te entregaste a mí con amor, me entregaste tu cuerpo, tu corazón y todo el amor que tienes para mí. —mencionó nuevamente provocando que mis mejillas se enrojecieran aún más.
—Te amo. —respondí—. Te amo demasiado. —agregué sonriendo y dándome la vuelta, con cuidado porque sentí cómo mi entrepierna no volvía aún a su normalidad provocando un leve malestar, lo besé mientras seguía abrazándome.
—Te amo más. —susurró sonriendo luego de que nuestro beso acabara. Escuchamos cómo la puerta se abría lentamente, no entiendo cómo no la abrieron mientras estábamos haciendo el amor.
Eran mis hermanos, querían jugar videojuegos con William, él me miró y luego sonrió, sabía que por dentro tenía un alma de niño, así que nos levantamos, yo con más cuidado que él, aun me dolía mi entrepierna, y me senté con el mismo cuidado para ver cómo jugaban, los tres eran unos niños.
Mi madre entró a la habitación y les habló a mis hermanos para que se fueran a acostar, miré el teléfono para checar la hora y aún faltaban como veinte minutos para la media noche.
—Nos quedamos a ver una película, amor. —mencionó Will.
—Um bueno, traeré una manta, mientras pone la película. —respondí en dirección a mi cama para que pudiera sacar algo con que arroparnos, aunque seguramente con su calor sería suficiente.
Cuando llegué nuevamente con la manta, me gané a su lado y vimos televisión, pensé que veríamos alguna película de terror, pero no fue así, creo que se llamaba —Los locos Adams— o algo así creo que se llamaba, me acomodé a su lado y me abrazó, pasaron algunos minutos y decidimos acostarnos en el sillón, no tuve idea de cómo cabíamos ahí, pero lo hacíamos, nos arropábamos, estábamos muy atentos a la película, por lo menos yo sí.
«Aún recuerdo esa noche, mi querido William, ¿Será que algún momento dejaré de decirte de aquella forma? No tengo la respuesta ahora, quizás con el transcurso de esta historia pueda que sí, por ahora, déjame decirte cómo me sentí en ese primer momento donde hicimos el amor, fue mágico, realmente mágico, sabes perfectamente que no fuiste el primer hombre en mi vida, pero si fuiste el primero en hacerme sentir, luego de ese encuentro con cada roce, cada caricia, cada beso… podía ser tuya en cualquier momento»
—Te haría el amor aquí mismo. —susurró cerca de mi oreja. Creo que si seguía diciendo estas cosas mi entrepierna iba a volver a humedecerse porque sentía aquel escalofrío correr por mi espalda hasta aquella zona.
—Te amo. —susurré entrecortadamente porque acercó una de sus manos lentamente hacía aquella sensible zona de mi cuerpo—. ¿Qué haces? —pregunté sonriendo—. Pueden vernos. —agregué.
—No nos verán, por eso trajiste la manta. —mencionó. Sonreí por su comentario, no era para eso, pero me gustaba lo que hacía, mi cuerpo se estremeció cuando sentí su mano colarse por mi pantalón y ropa interior—. Creo que tu cuerpo quiere volver a sentirme dentro de él. —comentó provocando que la poca humedad que tenía aumentara aún más.
—Will—William. —gemí cuando sus dedos comenzaron a hacer círculos nuevamente en mi clítoris, sabía que podían descubrirnos, es más, tuvimos suerte hace un rato, porque la puerta ni siquiera tenía seguro—. Detente. —mencioné sonriendo y echando la cabeza para atrás producto de la excitación que sentía en ese momento.
—Creo que en realidad no deseas eso. —mencionó él apresando mis labios con los suyos, nuestro beso terminó cuando mordió mi labio inferior, gemí entre sus labios porque sus dedos no paraban de acariciar y masajear mi clítoris—. Shh, pueden escucharte. —mencionó.
—Entonces para. —susurré cuando sentí que mi orgasmo venía cerca—. Ah, Will… —gemí sonriendo, dejándome embriagar por el placer que me estaba regalando—. Amor, sigue así. ¡Ah! —gemí nuevamente y él tapó mi boca para que no produjera tanto ruido.
—Te amo. —susurró cerca de mi oreja. No dejaba de moverme para tratar de quitar sus dedos de aquella zona que tenía tan sensible producto de sus caricias. Me humedecí aún más, sabía que algo había pasado, William se detuvo, y sacó su mano, pensé que había hecho algo mal.
—Disculpa. —mencioné mirando directamente la televisión.
—¿Por qué? —preguntó—. Lo que hiciste fue maravilloso, me encanta saber que te hago venir de esa manera. —mencionó nuevamente.
—Um bueno. —dije avergonzada—. Te amo. —susurré besando la comisura de sus labios—. Creo que debemos seguir viendo la película. —mencioné nuevamente.
Eso hicimos, aunque constantemente nos besábamos, de esos típicos besos que terminan subiendo de intensidad, pero sabíamos controlarnos, hasta ahora, creo…
Recomendar0 recomendaciones